«Acompañar a enfermos que mueren en soledad ha sido una experiencia tremenda»

–¿Les ha hecho mella el coronavirus?

–Los equipos están exhaustos. Ha sido una situación de gran presión asistencial prácticamente continuada desde marzo. La primera ola se afrontó doblando turnos, sin fines de semana, sin días libres ni vacaciones. Llegamos a la segunda ola con equipos que ya partían de una situación de cansancio. Hicimos una encuesta entre los internistas y el 70% presenta síntomas de agotamiento físico y mental. Si a eso se le suma el maltrato laboral y retributivo que sufrimos, entenderá que el personal esté bastante insatisfecho.

–Han tenido que acompañar a pacientes que han muerto en soledad, eso no se olvida ¿no?

–Hemos tenido que vivir situaciones que nunca pensábamos que íbamos a vivir. Acompañar a pacientes que mueren en soledad porque no podían estar con sus familiares ha sido una experiencia tremenda. Tener que tomar decisiones clínicas en una situación de medicina de catástrofe ha sido muy duro. Pero esa experiencia traumática también ha servido para renovar nuestro compromiso profesional y ético con los pacientes.

–Vemos que un porcentaje de pacientes que ha superado la infección presenta problemas en órganos como el corazón, el páncreas, los pulmones, el hígado...

–Hay que mandar un mensaje de tranquilidad porque la inmensa mayoría se va a recuperar por completo. Hay un grupo pequeño de pacientes que desarrollan complicaciones pulmonares y casos aislados con complicaciones cardiovasculares o que refieren pérdidas olfativas o del gusto, cansancio, cefaleas... pero la gran mayoría se acaba recuperando por completo.

–Ustedes cuentan con datos de 17.000 hospitalizados por covid, uno de los mayores registros clínicos del mundo. ¿Qué conclusiones sacan sobre el perfil del paciente crítico?

–La primera conclusión es que el principal factor de riesgo para tener una covid grave es la edad, la mortalidad promedio en los pacientes hospitalizados es del 21%, pero en personas mayores de 80 años esta tasa es superior al 50%. En segundo lugar se confirma que la mayoría de los pacientes con covid grave tienen algún tipo de comorbilidad (pacientes que ya tenían una enfermedad crónica antes de contraer el virus) sobre todo hipertensión arterial, obesidad y diabetes. En tercer lugar, los varones tienen claramente un peor pronóstico que las mujeres.

–¿Qué le ha enseñado la covid como médico y como persona?

–Como médico, que la respuesta del colectivo sanitario ha sido admirable, sin escatimar esfuerzos, arriesgando su seguridad y la de sus familias, y con medios de protección muy lejos de ser los ideales. Como persona, que somos mucho más vulnerables de lo que pensábamos y que el binomio salud-economía no es fácil de cuadrar. Hay que llegar a algún tipo de equilibrio.

–¿Le preocupa que la presión de la covid lleve a bajar la guardia en la atención a otros pacientes?

–Nos preocupa el impacto que pueda tener la covid en la pérdida de la calidad en la atención a los pacientes con patologías crónicas. Esto puede agravar su situación. Me refiero a enfermedades cardiovasculares, metabólicas y neurológicas.

–Los colegios médicos han pedido la dimisión de Fernando Simón por criticar a los médicos que no fueron precavidos frente a la covid cuando salían del hospital...

–Nosotros no. Pero son comentarios poco afortunados. No tienen la sensibilidad que merece un colectivo muy castigado, muy cansado, bajo un estrés permanente y que desde el primer momento está sufriendo en sus propias carnes la infección por coronavirus. Sí hemos pedido una auditoria externa para aprender de los errores. La covid ha demostrado que nuestro modelo sanitario tiene tremendas dificultades para afrontar situaciones urgentes de salud pública como una pandemia. Ha sido un sistema fragmentado, muy poco coordinado y con lentitud en la toma de decisiones… Con 17 sistemas hay instrucciones contradictorias y desiguales, y eso ha generado confusión en la ciudadanía.

–Pero hasta hace poco presumíamos de sanidad pública...

–Teníamos un mantra de que tenemos la mejor sanidad del mundo. Y la covid nos ha puesto frente al espejo. Tenemos un sistema sanitario con cosas buenas pero hay que refundarlo y adaptarlo a los tiempos. Y no solo es cuestión de recursos, que también, sino cómo se invierten esos recursos.

–¿Faltan médicos?

–Lo que falta son determinados tipos de médicos. Hay que reforzar la Atención Primaria y en el ámbito hospitalario a los médicos generalistas y polivalentes como los internistas.

–¿Ve bien que las farmacias puedan hacer test?

–Sí, son una fuente de salud más y deberían colaborar. No podemos desaprovechar esa red que puede ser de gran ayuda.   

–¿Qué espera de la Navidad?

–El turrón habrá que comerlo en pequeños grupos. No debemos hacer desescaladas alegres.