Moncloa no ve en absoluto con buenos ojos la decisión de Isabel Díaz Ayuso de comenzar a rebajar las medidas de control contra la covid en la hostelería cuando la región se mueve todavía en una incidencia acumulada superior a los 800 casos y con una transmisión del virus por encima de la media nacional. Aunque en el Ejecutivo central rechazan, al menos por el momento, tomar cartas en el asunto e imponer vía decreto que Madrid retrase sus planes de desconfinamiento, el Gobierno de Pedro Sánchez sí que hizo saber hoy a la dirigente de la comunidad que sigue muy de cerca sus movimientos y que no los comparte.
Publicidad
«En el combate contra el virus y en el combate contra la pandemia no hay atajos. No es aconsejable ni razonable trasladar prisas ni presión por empezar a desescalar alguna de las medidas», avisó hoy la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, en clara referencia a Ayuso y a la polvareda que ha provocado su anuncio de que el próximo viernes ampliará de cuatro a seis los clientes permitidos en las terrazas de los bares y de que en cuanto pueda atrasará de las diez a la medianoche el toque de queda, máximo que permite el actual estado de alarma.
En el gabinete de Sánchez no quieren embarcarse, por el momento, en una guerra abierta como la que se desencadenó en octubre y que acabó con el cierre por la fuerza de las grandes ciudades de Madrid durante el puente del Pilar. Montero, incluso, subrayó que sus advertencias no se dirigían a ninguna comunidad «en concreto», pero la portavoz fue clara: «Las medidas sacrificadas de restricción de movilidad o cierre de locales hay que apuntalarlas, para que aperturas progresivas no nos lleven pasos para atrás».
«En España la tendencia acumulada va a la baja gracias a las medidas de limitación de movilidad, aplicadas con intensidad variable dependiendo de la circulación del virus», le recordó la ministra portavoz a la líder madrileña. «Estamos en unos niveles excesivamente altos de transmisión del virus y con nuestros centros con una fuerte demanda asistencial», le insistió a Ayuso, sin llegar a nombrarla.
«Habrá que evaluar en cada momento la situación epidemiológica para regular los horarios o la movilidad», le dijo de nuevo a la presidenta madrileña. «Es necesario apuntalar bien los indicadores epidemiológicos», le volvió a advertir sin que su nombre o el de Madrid salieran de la boca de la portavoz, que evitó echar más leña al fuego de la necesaria para que, aun así, el 'aviso a los navegantes' quedara cristalino.
Publicidad
La presidenta de Madrid, que ya el lunes desoyó la petición de la ministra de Sanidad para endurecer medidas, hoy defendió con firmeza su decisión de suavizar las restricciones en bares y restaurantes casi al mismo tiempo que Montero reclama frenar la desescalada. «No sé qué criterio científico demuestra que la hostelería contagia más que una vivienda», apuntó. «La salud no es solo no contagiarse, también es las depresiones, el desánimo y estar confinados de manera masiva», le espetó a la portavoz, al tiempo que reclamó planes para «convertir la hostelería en un lugar seguro» en lugar de cerrarla.
«No estaría de más estudiar las vacunaciones en los sectores donde los profesionales están más expuestos al público tales como los taxistas, camareros, farmacéuticas o profesores», apuntó la líder madrileña refiriéndose a otra de sus polémicas propuestas: la de priorizar en la campaña a estos profesionales, aunque «nunca», matizó, «por delante de los mayores o las personas vulnerables».
Publicidad
También en ese punto el Ejecutivo central le reprendió. «No es una cuestión de lo que se nos ocurra a los políticos. Tiene que venir fundamentada por la evidencia científica y el criterio técnico. No se trata de que cada día cada uno de nosotros reivindiquemos un colectivo para ser vacunado. Eso no es serio», le afeó Montero a la responsable de Madrid.
Ayuso no evitó la confrontación con el Ejecutivo de Sánchez a cuenta de sus planes de dar más libertad a la hostelería pero sí que esquivó la guerra abierta con los dos presidentes autonómicos que más críticos se han mostrado con su decisión de empezar ya desescalada: el gallego Alberto Núñez Feijóo, que cuestionó que fuera el momento de suavizar restricciones, o el castellano-manchego Emiliano García-Page, quien se quejó de que las medidas que decretaba su gobierno apenas servían de nada cuando Madrid, una comunidad vecina, se jactaba de la liberalización del confinamiento.
Publicidad
«Respeto lo que hacen todas las comunidades, cada una tiene su estrategia (...) A falta de Gobierno, de iniciativa nacional, cada comunidad hace lo que buenamente puede y yo lo respeto», apuntó la presidenta.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.