Darío Menor
Roma
Lunes, 9 de marzo 2020
Toda Italia está en cuarentena por el coronavirus. El primer ministro, Giuseppe Conte, extendió anoche a todo el país las férreas restricciones al movimiento de personas que estaban en vigor desde el día anterior en Lombardía y en 14 provincias del norte, la zona más ... golpeada por esta epidemia que sumó este lunes casi 1.800 nuevos casos y un centenar de muertos adicionales. Italia contabiliza ya más de 9.000 contagios y 463 fallecimientos y es la segunda nación del mundo con más afectados después de China. Conte justificó esta decisión, que calificó de «grave» por la necesidad de proteger a los más vulnerables ante la explosión de la epidemia, que puede provocar el colapso del sistema sanitario en Lombardía.
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«El futuro está en nuestras manos y deben ser unas manos responsables. Cada uno debe poner de su parte. Por eso extendemos a todo el país las medidas ya predispuestas para la parte septentrional», dijo el primer ministro, quien aclaró que las restricciones no suponen el cierre de las fronteras italianas. «No cambia nada. Pero los movimientos de los ciudadanos deben seguir estas condiciones y se mantendrán los controles» en los aeropuertos, dijo. En su comparecencia, Conte añadió que se alarga al menos hasta el 3 de abril el cierre de todos los centros educativos del país y que se suspenden todas las actividades deportivas de cualquier nivel, lo que incluye las ligas profesionales de fútbol y baloncesto.
4.004 era la cifra provisional de fallecidos a última hora de este lunes, con 97 nuevas víctimas en Italia en un solo día.
Hasta junio. El jefe del equipo médico de expertos designado por China para combatir el coronavirus, Zhong Nanshan, aseguró este lunes que la epidemia se prolongará globalmente al menos hasta el próximo mes de junio. El país asiático mantiene a 50 millones de personas en aislamiento en la provincia de Hubei, foco del brote, pero el número de contagios desciende de forma mantenida.
Tres nuevos países. Bangladesh, Albania y Paraguay son los tres países que se han sumado a la lista de afectados, que ahora son 104, según el informe diario que emite la OMS.
Al extender a todo el territorio nacional las restricciones que ya existían en Lombardía y en 14 provincias del norte, los italianos se arriesgan a 206 euros de multa y hasta 3 meses de cárcel, que pueden ampliarse hasta los tres años si las autoridades consideran que hay amenaza para la salud pública, si salen de casa de forma injustificada. Sólo está permitido hacerlo por motivos de trabajo, de salud o en caso de emergencia. Hay controles de la Policía en los aeropuertos, estaciones de trenes y carreteras para hacer respetar esta limitación. Los ciudadanos tienen por tanto que preparar autocertificaciones para mostrar a las fuerzas de seguridad, que imponen sanciones si consideran que se actúa con irresponsabilidad.
El llamamiento a la responsabilidad de la ciudadanía es una constante entre las autoridades. este lunes le tocó el turno a Francesco Boccia, ministro de Asuntos Regionales, al anunciar el cierre de todas las estaciones de esquí del país. Algunas de ellas estaban a rebosar de jóvenes que decidieron aprovechar en la nieve sus días de asueto después de que, el pasado miércoles, el Gobierno cerrara los centros educativos. Incluso una estación de esquí se anunciaba este fin de semana en los periódicos con este lema: 'Vive la montaña con los pulmones llenos. Hay una zona blanca donde estar bien es contagioso'. Boccia consideró este anuncio un insulto y dejó claro que «es evidente que muchas de las medidas aprobadas parten del presupuesto de que las familias y los individuos asumen su responsabilidad. Es el primer compromiso. Cuando esto no sucede interviene el Estado con toda su fuerza».
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Una inesperada mano le llegó al Gobierno del popular cantante Vasco Rossi, ídolo de generaciones de italianos, quien escribió en las redes sociales que la epidemia es «una cosa seria» y el país se enfrenta a una «verdadera guerra». «Debéis seguir las directivas para no agravar la situación. Por nuestro propio bien y por el de los demás es el momento de tener un comportamiento inteligente y responsable», dijo Vasco agradeciendo a los médicos y enfermeros su labor.
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Siete reclusos muertos, al parecer de nacionalidad tunecina y fallecidos por sobredosis después de un asalto a la enfermería de la cárcel de Módena, dejan los motines que se produjeron en los últimos dos días en 27 centros penitenciarios italianos motivados por la epidemia de coronavirus. Los internos iniciaron sus protestas como repulsa a la decisión de poner fin a las visitas de los familiares, una medida adoptada para evitar que la enfermedad penetre en las prisiones del país, cuya masificación hace imposible respetar la distancia de un metro de seguridad entre personas que recomiendan las autoridades sanitarias para prevenir la infección de coronavirus.
El motín más duro tuvo lugar en la prisión de Módena, cuyo interior quedó casi destruido, por lo que se teme que no pueda volver a ser utilizada y haya que trasladar a otras prisiones al centenar de reclusos que alberga. Además de los siete muertos, la revuelta deja seis heridos graves y una docena leves, en gran parte por intoxicaciones, ya que los reclusos robaron fármacos y metadona de la enfermería. Hay tres funcionarios de prisiones y siete sanitarios que también precisaron asistencia médica después de pasar unas horas retenidos por los amotinados, que los fueron liberando poco a poco.
También se vivió una situación difícil en la prisión de Foggia, en la región sureña de Apulia, donde más medio centenar de reclusos consiguieron escapar, aunque 41 de ellos pudieron ser detenidos por las fuerzas de seguridad. El diario local 'La Gazzetta del Mezzogiorno' aseguró que entre los huidos no hay condenados a cadena perpetua ni miembros del crimen organizado. Los presos robaron tres automóviles particulares en el barrio cercano al centro penitenciario, aunque dos de los vehículos pudieron ser recuperados por la Policía y los Carabinieri. Dentro de la cárcel se produjeron varios incendios provocados por los internos, que al final del día parecían estar dispuestos a volver a las celdas. «La situación parece que está ya bajo control», comentó el prefecto (delegado de Gobierno) de Foggia, Raffaele Grassi.
Masificación
Patrizio Gonnella, presidente de Antigone, asociación que defiende los derechos de los reclusos, lamentó lo sucedido en las prisiones invitando a las autoridades políticas a «explicar con calma» las restricciones adoptadas para intentar frenar la epidemia, como es el fin de las visitas familiares. Gonnella propuso una medida sencilla para calmar los ánimos: «Es urgente asegurar a los reclusos el derecho a la comunicación. Deben poder llamar todos los días a sus familiares y seres queridos, también a través de videoconferencias».
La emergencia que vive Italia con la epidemia ha agravado los ánimos en las cárceles, ya caldeados por la crónica aglomeración. Los 190 centros penitenciarios tienen capacidad para 50.500 personas, aunque albergan a 10.000 más. En algunos la tasa de masificación supera el 200%.
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