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El 27 de diciembre de 2020, Araceli Hidalgo, una residente en un centro de mayores de Guadalajara que entonces tenía 96 años, se convirtió en la primera española en recibir la vacuna contra la covid-19. Tras los estragos que la pandemia había causado en ... los geriátricos, esa simbólica imagen ofrecía un horizonte de esperanza y a la vez abría la campaña de vacunación más importante en la historia del país. Dos años después, España ha alcanzado muy altos porcentajes de vacunación con dos dosis, pero los datos han empeorado con la tercera y más todavía, con la cuarta. Ahora, los expertos piden a la población, especialmente a la más vulnerable y a los mayores de 60, que acudan a sus centros de salud para recibir este segundo pinchazo de refuerzo ante la perspectiva de un aumento de contagios después de Navidad.
En total, en España se han administrado 104.045.019 dosis de la vacuna contra la covid, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, y 40.718.957 personas de más de 12 años (el 92,9% en ese grupo de edad) tienen dos pinchazos, lo que se considera todavía como pauta completa. En la Unión Europea, solo Portugal, Malta e Italia han alcanzado cifras más elevadas. Hasta ahora, la vacunación ha salvado medio millón de vidas, estima la Asociación Española de Vacunología (AEV), y la campaña ha sido un «éxito indudable», señala el presidente de la entidad, Jaime Jesús Pérez.
Pero la concienciación sobre la importancia de vacunarse contra la covid ha descendido conforme disminuían los datos de ingresos y fallecimientos y comenzaban las campañas para las dosis de refuerzo. El tercer pinchazo se ha mantenido en niveles altos, con el 82,8% en los mayores de 40 años y el 93,7% en los mayores de 70. Pero con la cuarta dosis, para la que se está utilizando vacunas bivalentes, es decir, adaptadas a la variante ómicron, la caída ha sido muy notable: solo el 54,9% de los mayores de 60 años la tiene, aunque el dato sube entre los mayores de 80, donde alcanza el 72,6%. Aun así, las cifras están lejos de los objetivos que plantean los expertos.
«En 2021 la campaña era más sencilla porque la gente tenía ganas de vacunarse. Pero ahora también debemos concienciar a la población porque estamos en un momento tan importante como aquel. Hay que mantener los índices», explica Ángel Gil, catedrático de Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos. Este especialista recuerda que la pandemia «sigue estando ahí» y que 2022 acabará con un alto exceso de mortalidad que, por lo menos en parte, estará causado por la covid, directa o indirectamente.
Este año, en el que se han eliminado prácticamente todas las medidas de protección frente al virus y se ha iniciado el proceso de 'gripalización', que implicaba no contabilizar todos los casos, se han registrado 27.500 fallecimientos por coronarivus. Y también «sigue habiendo retrasos en la atención de otras patologías a causa de la sobrecarga del sistema por la atención a la covid», subraya Gil. En este punto, los expertos coinciden en la necesidad de que la cuarta dosis llegue a la población, y sobre todo, a los mayores de 60 años. «Este grupo, en su mayoría, sufre alguna enfermedad crónica, y eso hace que sus miembros sean considerados población de riesgo, porque un contagio de covid puede desencadenar complicaciones», destaca el catedrático de Salud Pública.
Entre los menores de 60 años que ya tienen tres dosis y han pasado la infección una o dos veces, la cuarta dosis no es tan necesaria porque cuentan con protección, «pero si se convive con población de riesgo, resulta aconsejable, ya que disminuye la posibilidad de transmisión», apunta Jaime Jesús Pérez. Respecto a los plazos de vacunación para quienes hayan pasado la enfermedad, los expertos exponen que los mayores de 80 años pueden recibir el cuarto pinchazo tres meses después del contagio y los menores de esa edad, cinco meses después.
La bajada en el ritmo de vacunación ha provocado una consecuencia colateral: España va a tener que destruir 14 millones de dosis, aproximadamente el 5% de las recibidas. Pero a juicio de los expertos, este es un problema menor si se compara con lo contrario, con no disponer de vacunas. «Lo que esto nos demuestra es que no existe ningún problema de suministro y que todo aquel que quiera puede ponerse la cuarta dosis», resalta el presidente de la AEV.
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