Hace tiempo que las farmacias dejaron de ser (solo) un establecimiento que expende medicamentos. La alta formación de sus profesionales y la cercanía de las boticas (23.000 en toda España) a los usuarios ha facilitado la ampliación de los servicios que ofrecen (más allá ... de los propios de atención farmacéutica), que ahora incluyen desde cribados de VIH o contra el cáncer hasta programas para dejar de fumar.
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Pero los farmacéuticos quieren que las administraciones sanitarias les tengan cada vez más en cuenta, también como una forma de evitar la saturación de la atención primaria, y lamentan que la prestación de estos servicios de salud pública sea muy desigual dependiendo de las comunidades, una inequidad que queda patente en el Primer Mapa de Servicios Farmacéuticos de España, presentado este miércoles por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF), con datos de sus 52 delegaciones provinciales y de sus consejos autonómicos.
Las campañas de promoción de hábitos saludables son el servicio de salud pública más común en las farmacias, ya que se ofrece en 16 comunidades. Después, se sitúa el servicio de prevención de daños, a través de los programas de metadona, que se oferta en once autonomías, las mismas que dispensan hasta 23 cribados diferentes: las farmacias de siete comunidades participan en cribados de VIH, las de cuatro en cribados de cáncer colorrectal y las de ocho en otro tipo de cribados, como los de pulso irregular, sarcopenia y diabetes, enfermedad renal, deterioro cognitivo o cáncer de cérvix.
También en el campo de la salud pública, las farmacias de siete comunidades cuentan con Redes de Farmacias Centinelas (detectan las reacciones adversas en pacientes para mejorar la seguridad y la eficacia de los medicamentos) y las de otras siete autonomías han puesto en marcha programas para dejar de fumar.
Además, los autores del estudio han identificado otras iniciativas, como los programas de intercambio de jeringuillas, la medición de parámetros clínicos, las medidas de sanidad ambiental, la participación en campañas de vacunación o el asesoramiento nutricional.
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Por autonomías, destacan las farmacias de Cataluña, con diez servicios de salud pública ofertados, el País Vasco, con nueve, y Baleares y Canarias, con siete. En el lado contrario aparecen Extremadura, que solo dispone del programa de mantenimiento con metadona, y La Rioja, que no tiene ninguno.
En el campo tradicional de las farmacias, los servicios asistenciales vinculados estrictamente a los medicamentos, se da una variedad de hasta diez ofertas diferentes. Y en esta clasificación, también existen comunidades que tienen una oferta más amplia que otras. Tras la dispensación, la indicación farmacéutica y el asesoramiento sobre fármacos, que obviamente se ofrecen en todas las farmacias, el servicio asistencial más extendido, presente en 16 comunidades, es el reacondicionamiento de medicamentos a través de Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD), que ayudan a los pacientes a organizar su medicación y evitar errores y olvidos.
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También está ampliamente extendida, en ocho autonomías, la llamada dispensación colaborativa, que acerca determinada medicación hospitalaria a los pacientes a través de su farmacia comunitaria para facilitar el acceso a los medicamentos y evitar desplazamientos. Los expertos estiman que este servicio puede llegar a 1,2 millones de pacientes y ahorrar más de 11 millones de visitas al hospital cada año.
El servicio de adherencia terapéutica, que ayuda a los pacientes a cumplir su tratamiento (algo que no ocurre en la mitad de los casos en los pacientes crónicos), está disponible en siete comunidades, y en otras tres, también para trasplantados. Además, las farmacias también colaboran en la revisión de botiquines y en los programas de conciliación de la medicación o los de formulación magistral.
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La ampliación de los servicios que ofrecen las farmacias encuentra el apoyo de las consejerías y de la ciudadanía. «Cada vez existe un mayor interés y voluntad de las autoridades sanitarias en extender estos servicios porque las administraciones son conscientes de que cuando se implica a las farmacias en proyectos asistenciales la garantía de éxito está asegurada», subraya Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Farmacéuticos. Por ejemplo, más personas participan en los cribados si los realizan las farmacias o los costes asociados a la no adherencia a los tratamientos bajan cuando los boticarios aconsejan a los pacientes.
La inequidad entre las autonomías se explica en la financiación. «La concertación de servicios con las farmacias se ha extendido a un ritmo y con una cartera desigual entre las comunidades, que son las que tienen la capacidad de decidir qué servicios financiar», agrega Aguilar, que ha pedido una apuesta por la ampliación de estos servicios para «evitar desigualdades en el acceso a la cartera de servicios de las farmacias» y por «el valor social y sanitario que generan».
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«Estos servicios son fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes, especialmente de aquellos con enfermedades crónicas, ya que acercan la atención sanitaria a sus necesidades diarias y garantizan un seguimiento más cercano y personalizado», agrega la presidenta de la Plataforma de Organización de Pacientes, Carina Escobar.
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