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El cambio climático, con sus cada vez más frecuentes, tempranas y duraderas olas de calor, ha disparado las muertes provocadas por temperaturas extremas. Una investigación científica acaba de cuantificar al detalle los fallecimientos estivales achacables al exceso de calor en toda Europa y sitúa a ... España junto a Italia y Grecia como los países donde este grave fenómeno provoca más muertes con bastante diferencia.
Los días de calor extremo mataron entre junio y agosto pasados a 11.324 personas en España, según la estimación realizada en 35 países del continente por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, y el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm). Es casi la quinta parte de todos los fallecidos durante la canícula de 2022 en Europa (61.672) y la segunda cifra más alta del continente, solo superada por los 18.010 muertos en Italia.
El calentamiento global progresa de forma acelerada en Europa, pero se ceba sobre todo con los países del sur. España, en 2022, en el verano más caluroso desde que hay registros, padeció tres potentes olas de calor que duraron 41 días y que supusieron que la temperatura media entre el 30 de mayo al 5 de septiembre se elevase 2,11 grados por encima de la media de las últimas tres décadas.
Las temperaturas récord de la cuenca mediterránea europea se tradujeron en una incidencia de muertes por millón de habitantes muy elevada. El calor mató entre junio y agosto del 2022 a 237 españoles por cada millón, lo que duplica la letalidad de este problema de salud en el resto de Europa, donde no pasó de los 114 fallecidos por millón. Solo Italia con 295 fallecidos por millón y Grecia, con 280, tuvieron una tasa superior a la española.
La investigación, publicada en 'Nature Medicine', señala que los dos tercios de los fallecimientos por calor, casi 39.000 muertes en el continente, se concentraron en el tórrido mes que va del 11 de julio al 14 de agosto y que hasta una sexta parte de los óbitos tuvieron lugar durante la ola de calor del 8 al 24 de julio. ISGlobal no especifica los males concretos que desencadenaron estos decesos, pero un reciente informe de mortalidad en España del INE sí lo hacía. Las altas temperaturas provocan muertes directas por golpes de calor o deshidrataciones, pero sobre todo agravan patologías crónicas en los ancianos, como hipertensión, diabetes, trastornos seniles, dolencias respiratorias y covid.
Los datos del INE encajan a la perfección con las conclusiones de ISGlobal. Las dos terceras partes de las muertes por las olas de calor de 2022 son de europeos mayores de 80 años, seguidos muy de lejos por enfermos de entre 65 y 79 años y con una muy escasa letalidad entre los menores de 65. En concreto, si la tasa de mortalidad por exceso de calor estival en España es de 237 por millón, entre los menores de 65 es de 21 y entre los mayores de 79 alcanza los 3.273. Dicho de forma sencilla. Hay diez veces menos muertes entre la población juvenil y activa y hay entre trece y catorce veces más fallecidos por calor a partir de los 80 años.
Este rasgo guarda una relación muy directa con otro. Dos de cada tres muertes por calor estival en España (63,5%) tienen como víctima a una mujer. Las mujeres son más sensibles a las patologías más directamente agravadas por las altas temperaturas, pero sobre todo viven más años y son las que engrosan el grupo de mayores de 80. La tasa de fallecimientos por calor de ellas es de 295 por millón, mientras las de ellos es de 181.
Para Hicham Achebak, investigador del Inserm y de ISGlobal, las conclusiones del estudio demuestran que, pese al trágico aviso de muertes que ya sufrió Europa en el tórrido verano de 2003, «las estrategias de adaptación de las que disponemos en la actualidad -planes preventivos, capacidad de respuesta del sistema sanitario- son todavía insuficientes». «La aceleración del calentamiento observada en los últimos diez años subraya la urgencia de revaluar y fortalecer de manera substancial los planes de prevención, poniendo especial atención a las diferencias entre países y regiones europeas, así como las brechas de edad y sexo, que actualmente marcan las diferencias en vulnerabilidad al calor», concluye.
De hecho, estos científicos calculan que salvo que España y el resto de sus socios continentales tomen medidas preventivas y estructurales eficaces para frenar el calentamiento global y las muertes por calor el número de fallecidos por este motivo en el verano de 2030 será de unos 68.000, un 11% más que hace un año, y que en 2040 la cifra de óbitos rondaría los 94.000, un 53% más que las ya muy altas cifras actuales.
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