Un equipo médico da una clase práctica durante un parto a futuros especialistas. R. C.

Dos millones y medio de indemnización por causar parálisis cerebral a un niño

El juez considera que los errores del tocólogo durante el parto provocaron la asfixia temporal del bebé, que lo convirtió en un gran dependiente

Lunes, 12 de junio 2023, 11:39

Un juez de Sevilla ha condenado a pagar algo más de 2,5 millones de euros a una aseguradora sanitaria porque los errores que cometió uno de sus tocólogos durante un parto causó al bebé una parálisis cerebral así como otros graves daños permanentes que ... lo han convertido desde su nacimiento en un gran dependiente.

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El Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla, a la hora de fijar la voluminosa indemnización, tuvo en cuenta que el niño, que hoy tiene cinco años, padece desde el parto enormes secuelas, con una muy grave afectación tanto cognitiva como motora. La abogada de la familia, María Jesús Villalpando, del equipo de 'El Defensor del Paciente', explica que el pequeño, dadas sus lesiones, se alimenta por un botón intragástrico y que «sus padres rezan porque los avances tecnológicos lleguen a proporcionarle la calidad de vida que hoy no tiene».

El fallo obliga a Sanitas, la aseguradora responsable del parto, a pagar 2.547.007 euros, incluidos intereses y costas, por el daño ocasionado al niño. No obstante, la abogada de la familia ha recurrido la sentencia, con cuyos hechos probados se muestra de acuerdo, por considerar que el principal con el que se condena a la aseguradora médica (1.734.598 euros) «es insuficiente para el daño ocasionado y las inmensas necesidades del niño».

La negligencia médica se remonta al 6 de junio de 2018, cuando I.G.T. se puso de parto. Era primeriza. Había tenido un embarazo normal. Su bebé era, como ocurre en ocasiones, grande, ya que pesaba más de cuatro kilos. Probablemente por este motivo el feto no descendía por el canal del parto y se quedó en el primer plano de Hodge, en el plano inicial. Las gráficas de monitorización de esa tarde noche, las que controlan el bienestar fetal, comenzaron a ofrecer signos de alarma, por lo que el matrón avisó a su tocólogo, que tardó en llegar más de una hora.

Utilizó una ventosa

Según describe la sentencia, el niño no estaba encajado, no había descendido, lo que motivaba una absoluta prohibición de que se pudiera utilizar una ventosa para ayudar a sacar al niño. Pese a ello, explica Villalpando, «se usó la ventosa que lo único que consiguió fue hacerle daño al bebé, ya que el cordón umbilical quedó atrapado entre la cabeza del pequeño y la pelvis materna, impidiendo que el niño pudiera respirar, lo que le ocasionó una asfixia grave que terminaría convirtiéndolo en lo que hoy es: un gran paralítico cerebral». El pequeño nació en parada cardiorrespiratoria, con una encefalopatía hipóxico-isquémica, y tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.

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Villalpando, que subraya que el juez acepta todo el relato fáctico acreditado por la acusación, piensa que «es inconcebible que al día de hoy se puedan cometer errores obstétricos como el narrado. Se da además la paradoja de que cuando acudió el tocólogo estando absolutamente contraindicado un parto vaginal (con ventosa), pues el feto no descendía, este le diera a elegir a la parturienta si quería finalizar el parto por cesárea o de manera natural. Algo igualmente censurado en la sentencia».

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