Esta dieta previene los ronquidos y la apnea del sueño, según la ciencia

Un estudio publicado este miércoles en la revista de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS, por sus siglas en inglés) asegura que una dieta basada en verduras, frutas, cereales integrales y nueces tienen un 19% menos de probabilidades de sufrir apneas obstructivas del sueño (AOS), la más habitual de las apneas. Por el contrario, quienes abusan de carbohidratos refinados, bebidas azucaradas y alimentos ricos en azúcar y sal tienen un mayor riesgo. «Podría ser que una dieta saludable basada en vegetales reduzca la inflamación y la obesidad. Estos son factores clave en el riesgo de AOS. Las dietas ricas en componentes antiinflamatorios y antioxidantes, y bajas en elementos dietéticos dañinos, pueden influir en la masa grasa, la inflamación e incluso el tono muscular, todos los cuales son relevantes para el riesgo de AOS», aseguran.

Esta conclusión se extrae de los datos de 14.210 personas que participaron en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de Estados Unidos. Se pidió a los participantes que explicaran todo lo que habían comido durante las últimas 24 horas. Los investigadores clasificaron esta información según si las personas consumían una dieta saludable basada en vegetales, incluidos cereales integrales, frutas, verduras, nueces, legumbres, té y café, o una dieta rica en alimentos de origen animal, como grasas, lácteos, huevos, pescado, mariscos y carnes. También observaron si las personas consumían una dieta poco saludable basada en cereales refinados, patatas, bebidas azucaradas, dulces, postres y alimentos salados. Como queda dicho, el primer grupo fue el mejor parado. Al contrario, el último resultó tener un riesgo un 22% mayor.

Según explica la Clínica Mayo en su página web, la apnea obstructiva del sueño se produce cuando los músculos de la parte posterior de la garganta se relajan demasiado, lo que impide respirar bien. Esto hace que se reduzca el nivel de oxígeno en la sangre y que se acumule el dióxido de carbono. El cerebro percibe la dificultad para respirar y fuerza un despertar breve del que el paciente no se suele acordar.

Los últimos años han vivido una auténtica revolución en los tratamientos de este problema respiratorio. Al estar normalmente asociado con el sobrepeso, una primera medida es intentar que el paciente adelgace. La obesidad favorece la apnea porque la grasa acumulada en el abdomen y la garganta dificultan el paso del aire por esta última. Cuando los casos son más graves, se recurre a la Cpap, una máquina generadora de aire que llega al afectado a través de un tubo y una mascarilla. Una alternativa más reciente son unos dispositivos implantados por odontólogos. Con unos tensores se adelanta la mandíbula del paciente con el objetivo de aumentar el espacio que queda detrás de la garganta y dar tensión a los músculos para favorecer el paso del aire. Después, el paciente tiene que dormir con un dispositivo en su boca que busca este mismo fin.

Otras técnicas son un vibrador del tamaño de una moneda colocado en la frente que impide dormir boca arriba, una postura que favorece el ronquido, y un marcapasos que estimula la musculatura involucrada en la respiración. En último término puede recurrirse a la cirugía para ensanchar la mandíbula.