Manuel Herrera, catedrático de Sociología y profesor del Máster en Intervención Social de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), está convencido de que la sociedad, golpeada por la virulencia de la Covid-19 y con más de cincuenta días encerrada en casa, va a ... salir fortalecida en la «nueva normalidad» que señala el Gobierno. El profesor afirma que es posible que resurja una sociedad mas solidaria tras esta traumática experiencia, donde no se han podido despedir a los familiares muertos. No obstante, advierte que el «miedo a lo desconocido» seguirá vigente durante los próximos meses.
-¿Le sorprendieron las salidas multitudinarias de este fin de semana? ¿Había ansiedad por dejar, por unas horas, el hogar?
-El confinamiento nos ha alterado psicológica y socialmente. Se nos ha introducido una serie de hábitos y de costumbres que antes no teníamos desarrolladas y en un espacio corto de tiempo, desde el reparto de las tareas del hogar, sobre todo en algunas franjas de edad, hasta la compra por internet, los aplausos o las caceroladas. Este desconfinamiento ha sido parecido a las botellas de champán. Hay una explosión inicial de emociones no controlada, como pasó en Ifema hace poco. Con hacer deporte o caminar, salimos de una 'hibernación'.
-Ahora pensaremos mejor cuándo salir en vez de hacerlo todos a la vez.
-Claro. Ha sido un cambio muy radical. Hemos pasado de una sociedad que se creía muy segura, con una serie de hábitos bien plasmados en la esfera pública y en la esfera privada. Más marcados en nuestras sociedades latinas, amantes de la calle, del abrazo, habíamos hecho una cultura del beso... Al estar confinados hemos roto toda esa serie de hábitos. Ahora mismo la vuelta a la normalidad va a ser escalonada. Controlar esas emociones y aceptar que socialmente han cambiado los espacios va a costar.
-¿Seremos una sociedad más miedosa?
-No, tenemos que asimilar que somos vulnerables. Esta pandemia ha puesto de relieve que la naturaleza tiene una cara oculta y que no la tenemos controlada. Del mismo modo, nuestras construcciones sociales basadas en la seguridad han pasado a estar marcadas por la vulnerabilidad, la fragilidad y la incertidumbre. Uno siempre tiene miedo a lo desconocido y lo que nos viene ahora es totalmente desconocido. Estamos asimilando la sensación de vulnerabilidad, y con un poco de pavor hacia lo desconocido.
-¿Somos más frágiles de lo que creemos?
-Una de mis filósofas favoritas, Hannah Arendt, cuando habla del imperio del totalitarismo en la primera mitad del siglo XX lo presenta como una época de oscuridad. En esas condiciones hay que buscar a las personas luminosas. Ahora, con una pandemia que ha provocado dolor, debemos hallar a las personas, contextos y situaciones luminosas. Con más crisis es cuando afloran los elementos más fuertes del ser humano, cuando se desarrolla en más profundidad la belleza, la bondad o el bien. Por eso confío en que saldremos adelante, más fuertes.
-El miedo y vulnerabilidad darán paso a la seguridad.
-El humano es un ser de hábitos y de costumbres. Esta pandemia lo que ha hecho es alterar esos hábitos. Nos estamos adentrando en un territorio inexplorado. Todos tenemos confianza en nuestras sociedades, que han salido de situaciones muy complicadas. Podemos hablar de la peste negra, de las epidemias del cólera o de la gripe de 1918 en España. Ahora viene un periodo en el que tendremos que adaptarnos y es necesario transmitir una seguridad respaldada con hechos. Lo peor que puede ocurrir, ahora que estamos viendo un clima de tensión, es que perdamos la confianza. Y entonces sí que nos encontraremos en una situación crítica.
-Señala que aparece en las crisis lo mejor del ser humano. ¿Cree entonces que habrá más solidaridad?
-Es muy posible. En los últimos tiempos, dominados por la sociedad globalizada de los mercados, se había dado una cultura excesivamente individualista. Este tiempo está haciendo florecer elementos clave como la empatía, la solidaridad o el altruismo. Son los ejes que guían la cotidianidad de la sociedad civil. El auténtico héroe de esta pandemia es el hombre corriente, que desde la responsabilidad está pensando ahora en una sociedad mejor.
-Y se están formando nuevas relaciones sociales, ya sea de ventana a ventana.
-Era algo que habíamos olvidado en esta sociedad posmoderna formada prácticamente por robinsones urbanos.
-¿Quién se va a amoldar mejor a estos cambios?
-Los niños. Son los más rebeldes en un primer momento, pero los que se pueden adaptar con una mayor facilidad. La gente más joven está sobreviviendo en este periodo gracias a las nuevas tecnologías. A las personas mayores va a costarnos más. Cuando uno tiene hecho un carácter cuesta cambiarlo, aunque todos entendemos que es necesario.
-¿La vuelta de los ritos como bodas, o comuniones, son una expresión de normalidad?
-Se recuperarán, se adaptaran y tienen un profundo simbolismo. En esta pandemia ya hemos hecho un símbolo: aplaudir en los balcones. Da igual que uno tenga la bandera española, la republicana, la del movimiento LGTBI o lo que sea. Hemos creado un rito. Volveremos a los ritos anteriores, aunque con cambios, pero lo importante es hacerlos.
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