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El doctor Amós García habla de forma pausada, sosegada, en unos días muy complicados para los profesionales sanitarios, la primera línea de combate contra la pandemia, que ha dejado en casa a todo el país hasta, al menos, final de este mes. Jefe de Epidemiología ... y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, presidente de la Asociación Española de Vacunología y «viejo rockero», García ve con optimismo los resultados del esfuerzo colectivo de la sociedad española ante el COVID-19 y cree que empezarán a verse los resultados dentro de poco.
-Comienza muchos de sus tuits con dos palabras: calma y paciencia. ¿Nos hacen falta ambas cualidades para sobrellevar la cuarentena?
-Debemos armarnos de las dos cosas. De calma porque la crisis sanitaria que estamos padeciendo no es ni el apocalipsis ni el fin del mundo. Estamos hablando de algo que pensábamos que era del pasado, que con el nivel de desarrollo que tenemos era más que suficiente para no sufrirlo. Pero no somos conscientes de que incluso en los países más desarrollados hay bolsas de marginalidad y pobreza, las más sensibles a padecer determinadas enfermedades. No solo las transmisibles. Ya lo decimos quienes trabajamos en el campo de la epidemiología y de la salud púbica: no se puede bajar la guardia nunca contra las enfermedades transmisibles. Por otra parte, estamos en pleno siglo XXI y hay mucha gente que ha decidido no vacunar a sus hijos. Pues el COVID-19 pone sobre la mesa lo irracional que resulta actuar de esta manera sin basarse en el conocimiento científico existente sobre las enfermedades transmisibles.
-¿Y paciencia?
-Paciencia porque las medidas que permiten solucionar este problema pasan por permanecer en el domicilio. Es muy duro, complicado y difícil. Pero es nuestra vacuna contra el COVID-19. Ya habrá tiempo para que llegue el preparado biológico, dentro de un año y medio.
-Antes, para el otoño llegarán los primeros fármacos, o combinaciones de varios, para tratar la enfermedad.
-Puede que antes de lo que pensamos. Hay muchas líneas de investigación muy avanzadas y prometedoras.
-Hablaba del movimiento antivacuna que ha provocado, por ejemplo, focos de sarampión en Los Ángeles o en Italia en el pasado. ¿Cree que perderá fuerza después de esta pandemia?
-El COVID-19 va a traer varias lecturas positivas sin tener en cuenta, por supuesto, el drama humano que está provocando. Una de ellas es el lavado de manos. La población ha entendido que es una de las herramientas fundamentales para evitar la transmisión de muchas patologías. Otra lectura es que no podemos perder de vista lo que significan estas enfermedades. Y en tercer lugar, muchas personas que cuestionaban los avances del conocimiento científico, se han dado cuenta de que es fundamental seguir vacunando a nuestros hijos porque las enfermedades de ayer se pueden dar mañana. Estoy seguro de que si hubiera una vacuna disponible en las farmacias nadie iba a plantearse la necesidad de protegerse. Todo el mundo lo haría.
-Estas enfermedades, decía, parecían cosas del pasado. ¿Eso influye en la preparación de un sistema de salud?
-Nadie pensaba que esto podía ocurrir con semejantes repercusiones. Hablamos de una enfermedad que se transmite por vía aérea con un gran de número de portadores asintómaticos. Es muy complicado su control por esta parte. En la primera fase de la lucha contra esta infección, el objetivo era tratar de no incorporar una enfermedad transmisible a tu territorio porque ya tenemos bastantes. Luego hay que ser conscientes de que si sumamos las complicaciones que nos puede traer la nueva enfermedad a las patologías habituales, se corre el riesgo de colapsar el sistema sanitario. Había que establecer elementos que evitaran la expansión del COVID-19. Las medidas de distanciamiento social son las que en estos momentos pueden tener un peso más importante en su lucha. Nadie pensaba que esto iba a llegar a donde ha llegado pero la biología es así. No debemos olvidar que no estamos solos, que los microorganismos pueden darnos estas sorpresas. Y hay que estar preparados para el futuro.
-¿A qué se refiere?
-Vamos a tener muchas más pandemias en los próximos años. Porque llegarán otras, asociadas a la gripe, y habrá que estar preparados. Habrá que obtener más medidas de protección para los sanitarios, para que trabajen en las condiciones más adecuadas. Teníamos la experiencia del ébola, pero no era suficiente. Ahora hemos aprendido con este coronavirus que hay que estar listos para futuras pandemias.
-El confinamiento reforzado decretado por el Gobierno, ¿ha llegado en el momento adecuado?
-Lo importante es que ha llegado. Una medida necesaria que se suma a la que teníamos, que es muy dura porque todos queremos volver a la vida normal, pasear por las calles, leer un libro en el parque. Pero para conseguirlo hay que quedarse en casa.
-Ya se están viendo los primeros brotes verdes de este esfuerzo.
-La semana pasada vimos algo de luz porque se cumplían los primeros quince días de aislamiento sociales que coinciden con los quince días de periodo de incubación del COVID-19. Pero vamos a ver con más potencia la eficacia de lo que estamos haciendo para el 12 de abril. Pero no nos obsesionemos con el pico que luego está la bajada. No hay que bajar la guardia. Habrá más casos y más fallecidos.
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