La epidemia latinoamericana cumple hoy su primer año

En solo un año, el virus zika se ha propagado por 44 países, la mayoría en Latinoamérica. Los dos últimos en confirmar su presencia han sido Perú y el caribeño San Bartolomé. En el mundo moderno, los aviones, tanto como los mosquitos, ayudan a transmitir las enfermedades infecciosas. Brasil, donde el Aedes aegypti que propaga el virus está por todas partes, se ha llevado la peor parte. En un año acumula cientos de miles de contagios y al menos 1.200 casos confirmados de microcefalia vinculados a este patógeno. De momento, y pese a los esfuerzos del gobierno, su avance sigue sin control.

Antes de su explosiva expansión en Brasil, pocos habían prestado atención al virus zika, del que hoy por hoy no existen casos confirmados de muerte a causa directa de su contagio. A fin de cuentas, en la mayoría de infectados no causa más que una febrícula breve. Pero ahora, que pocos dudan de su vinculación a las malformaciones fetales y al aumento de afectados por Guillain-Barré, también se especula sobre si será posible detener la epidemia algún día en toda la franja entre los dos trópicos. El mosquito Aedes agypti está bien asentado en ese ambiente y resulta difícil de erradicar. «Es el mosquito urbanizado definitivo», defienden desde la OMS. «Se ha adaptado a prosperar en zonas tropicales en las que ha habido un crecimiento urbanístico precipitado. Florece en la basura, las zanjas o las tuberías atascadas».

Aunque el comienzo de la epidemia cumpla un año, ya había causado estragos moderados en otras partes del mundo. De hecho, los investigadores que rastrean las rutas que ha seguido el virus están seguros de cuándo, y cómo, llegó a Brasil. Durante el campeonato del mundo de piragua en aguas tranquilas que celebró Río de Janeiro en agosto de 2014. Entre los participantes había deportistas de la Polinesia Francesa, un país que entonces vivía su propio brote de zika. La genética del virus, los plazos y el origen coinciden.