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Borja Robert
Sábado, 9 de enero 2016, 07:29
Pese a que es una práctica relativamente habitual en los países avanzados, no existen pruebas concluyentes de que los cribados para cáncer ayuden a reducir la mortalidad general de un país. Al menos eso aseguran en la revista médica British Medical Journal (BMJ) dos doctores ... especialistas en la materia. Argumentan que estas pruebas diagnósticas preventivas, que se practican en ausencia de síntomas para intentar encontrar tumores incipientes entre los grupos de riesgo, pueden reducir el número de fallecidos a causa de una patología concreta y, sin embargo, no ayudar a salvar vidas en el cómputo global.
La tesis de los autores del artículo, Vinay Prasad, Jeanne Lenzer y David H. Newman, es que los estudios realizados hasta la fecha para validar los cribados solo toman nota de las muertes evitadas gracias al diagnóstico temprano de la enfermedad que buscan, pero no tienen en cuenta las posibles muertes adicionales que provocan los daños colaterales de realizar estas pruebas diagnósticas preventivas de forma masiva. Y que, ante la falta de datos concluyentes, hace falta preguntarse si merecen la pena. Es decir, no descartan su eficacia, sino que piden cambiar la forma de medirla para estar seguros.
"Pese a que cada vez son más los que señalan los riesgos de los cribados para cáncer, sus partidarios aún sostienen que ayudan a salvar vidas", argumenta Vinay Prasad, investigador de la Oregon Health and Sciences University (EE UU). "Pero esta afirmación la basan en la reducción de la mortalidad asociada a una enfermedad concreta, y no a la mortalidad general de una población. Y utilizar la una por la otra no permite informar a la gente de lo que realmente les preocupa, su riesgo de morir".
Este tipo de pruebas, que incluyen las mamografías o el análisis de sangre oculta en heces entre pacientes en edad de riesgo, y otras más, están implantadas en distinto grado en prácticamente todas las comunidades autónomas de España.
Prasad y sus colegas defienden que la única forma de cerciorarse de la eficacia de los cribados es estudiando su efecto sobre la mortalidad general en una población. Y argumentan que existen dudas razonables de que ayuden a reducirla. "Hay dos motivos principales por los que los cribados de cáncer pueden reducir la mortalidad asociada a una enfermedad y no hacer lo mismo con la general", aclaran en su artículo. "Primero, porque los estudios realizados hasta ahora puede que no tengan la potencia suficiente como para identificar mejoras pequeñas en la mortalidad general, y segundo, porque las reducciones de la mortalidad asociada a enfermedades pueden quedar compensadas por las muertes adicionales causadas por los efectos colaterales del propio cribado".
Las dudas que indican los autores del artículo no son completamente nuevas. Ya hace tiempo que muchos investigadores ponían en duda la eficacia de algunos cribados. El caso paradigmático es el del cáncer de próstata, que se realiza mediante una prueba muy proclive a los falsos positivos, lo que a su vez provoca más de un millón de biopsias innecesarias. "Las biopsias de próstata no son inocuas, y pueden provocar hospitalizaciones e incluso la muerte del paciente", señalan los autores del trabajo. "Más aún, los hombres diagnosticados con cáncer de próstata son más proclives a sufrir infartos y a suicidarse durante al año posterior al diagnóstico, y también de fallecer por las complicaciones del tratamiento de otros tumores que tal vez nunca habrían presentado síntomas".
¿Y qué proponen para determinar qué cribados son útiles? "Necesitamos ensayos clínicos que sean al menos diez veces más grandes que los actuales, y preparados para estudiar la mortalidad general", sostienen Prasad y sus colegas. Si para identificar la reducción de mortalidad asociada a la enfermedad hace falta estudiar 150.000 casos, para hacerlo sobre la mortalidad general del país harían falta al menos cuatro millones. "Hacerlo costaría más de 1.000 millones de dólares, pero si se usan los registros existentes de pacientes, no sería tan elevado", afirma. "Aun así, hacerlo compensaría los costes de mantener las campañas de cribado sin certeza sobre si realmente tienen efectos positivos para la población general".
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