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El doctor Manuel Manrique, Felisa Rodríguez, Bernardo Atxaga y José Andrés Gómez.
El humor de Felisa

El humor de Felisa

Bernardo Atxaga cuenta la historia de una ciegasorda y su pelea en el día a día hasta que le colocan un segundo implante coclear

Daniel Roldán

Domingo, 20 de diciembre 2015, 08:19

Si el humor es una pequeña coraza para que el dolor, la angustia y las adversidades hagan el menor daño posible, en el caso de Felisa se ha convertido en una armadura desde los pies hasta la cabeza. Una protección recia y brillante como la ... que llevaba su querido Quijote, que reposa junto a Rocinante y Sancho Panza en la estantería de su casa de Barañáin, ciudad dormitorio pegada literalmente a Pamplona. Descansan en catorce tomos. Es lo que ocupa la traducción de la obra de don Miguel al braille. Porque Felisa Rodríguez, zamorana de 61 años, es ciega desde los dos años y medio, cuando apenas había descubierto el mundo; y a los 36, se quedó sorda profunda. La culpa la tiene un síndrome llamado NARP (Neuropatía, Ataxia y Retinitis Pigmentaria) que afecta a estos dos sentidos.

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