Los alumnos juegan en el patio del colegio del barrio de Yagüe, en Logroño.

Los piojos, esa picante molestia contra la que no hay tratamientos preventivos

Las aulas, principal lugar de un contagio, cuyo primer síntoma es ver al niño rascándose la cabeza

José Luis Álvarez

Domingo, 6 de septiembre 2015, 08:03

Al regresar de las vacaciones muchas personas vuelven a casa con 'personajes' no deseados. Son insectos y parásitos que se ha ido recogiendo durante los días de asueto en el campo, en los viajes, en hoteles o por el contacto de otras personas. Uno de ... ellos son los piojos que, con la vuelta a clase de los más pequeños pueden convertirse una pequeña e incómoda plaga.

Publicidad

Según la Asociación Española de Pediatría, las aulas, al ser un espacio cerrado que facilita el contagio de las enfermedades que se transmiten por contacto o por vías respiratorias (al toser, estornudar, etcétera), como es el caso de otras infecciones frecuentes como la gastroenteritis, el resfriado o la conjuntivitis. Éste es también el caso de los temidos piojos, que se propagan muy rápidamente entre las cabezas de los niños.

Los piojos se transmiten de unas personas a otras por contacto físico o por medio de algunos objetos que se van pasando como pueden ser un peine o una gorra. Dada la facilidad con la que se contagian no es muy difícil imaginar cómo pueden pasar estos ftirápteros (nombre científico) de un pequeño a otro, según advierten los especialistas.

Crecen de forma rápida y colocan sus huevos (liendres) cerca del cuero cabelludo. Cada hembra pone una media de entre 6 y 10 huevos al día que tardan entre 8 y 10 días en abrir para dejar paso a un nuevo parásito, que nada más ver la luz comienza a picar. Pasadas dos semanas se convierten en adultos y empiezan a reproducirse nuevamente.

Según los pediatras, un signo de alerta es ver al niño rascarse la cabeza de forma constante, especialmente detrás de las orejas y en la nuca. En ese caso, se recomienda mirar la cabeza del pequeño para detectar si hay liendres y/o piojos. A simple vista, estas chinches pueden confundirse con la caspa. La diferencia es que mientras que la caspa se despega fácilmente del pelo, los parásitos no. Al contrario, es necesario tirar de ellos porque se adhieren con mucha fuerza al pelo.

Publicidad

Para eliminarlos, en la farmacia hay un arsenal de diferentes productos con antiparásitos para piojos que ayudarán a acabar con ellos. Los empleados más comúnmente se pueden utilizar desde los 3 meses de edad, aunque en menores de 2 años, especialmente en menores de 6 meses, es mejor retirar las liendres y los piojos con la mano, indican los expertos. Si tras varios usos, el medicamento que ha utilizado no consigue eliminar los piojos, se recomienda cambiar de tratamiento.

Los piojos aparecen independientemente del nivel de higiene y no existen tratamientos preventivos. Si bien, para evitar en la medida de lo posible una reinfección se aconseja lavar todos los utensilios del cuidado del pelo como peines, pasadores, cepillos, diademas, liendreras con agua muy caliente, así como la ropa de cama.

Publicidad

Otro punto a tener en cuenta en la infección por piojos es explicar a los niños la situación para que no compartan sus peines, cepillos o gorras con otros niños. Asimismo, deben comprender que aunque los tratamientos pueden ser molestos y engorrosos, deben seguirlos para eliminar el problema que tienen en el pelo de la cabeza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad