La vacuna experimental contra el ébola se empezará a probar en España en septiembre

Precisamente, por ser uno de los países que ha tratado la enfermedad, España participará en el ensayo clínico de la vacuna VSV-ZEBOV, cuyos resultados experimentales se dieron a conocer el pasado 31 de julio y muestran un "alto grado de efectividad" tras haber sido probada en más de 4.000 personas en contacto con la enfermedad en Guinea Conakry.

El ensayo se realizará durante aproximadamente seis meses con un grupo de entre 50 y 60 voluntarios, con el objetivo de "conocer más datos de seguridad y de producción de anticuerpos" de la vacuna, de una sola administración, según explica el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Carlos III, José Ramón Arribas.

La vacuna no consiste en introducir en el ser humano el virus del ébola atenuado, sino el de un virus animal -porcino- que "es inocuo" para la persona. A ese virus se le quita un gen determinado y se le incluye uno propio del ébola que sintetiza una proteína. "Entonces, el cuerpo produce anticuerpos contra el virus y contra esa proteína del ébola", detalla Arribas.

Además de la vacuna, el hospital tiene abiertas varias líneas de investigación como la del suero de paciente convaleciente, y averiguar cuál es el momento idóneo para realizar la donación.

Cuidado intensivo

No obstante, a pesar de la experiencia en este último año los médicos aún no conocen con exactitud cómo se curó Teresa Romero, quien recibió el suero de la misionera Paciencia Melgar, superviviente de la enfermedad en África sin ningún tratamiento, y el antiviral favipiravir.

Fernando de La Calle, especialista en patologías tropicales del Carlos III, reconoce que uno de los "pilares fundamentales" para sacar adelante a los enfermos es su "cuidado intensivo y el sustento de sus diferentes órganos", además de los sueros utilizados.

El motivo de la curación de Romero lo determinarán los ensayos clínicos que se realicen al respecto, continua Arribas, porque "cuando a una paciente se le hacen varias cosas a la vez" no se puede saber cuál de los tratamientos ha sido el determinante, pudiendo tratarse incluso de la respuesta inmunitaria de la propia paciente.

Arribas destaca el funcionamiento "desde el minuto uno" de la comunicación entre los países desarrollados que trataban a estos pacientes y con los que mantenían semanalmente teleconferencias para poner en común todas sus "incertidumbres".