El ébola persiste en África Occidental un año después del primer brote

Acción contra el Hambre sigue trabajando en la zona a través de 375 personas desplazadas en los tres países, centrados en el control de la epidemia mediante campañas de sensibilización, en la contención y mitigación del impacto del virus y en la recuperación de los debilitados sistemas de salud nacionales. La incredulidad y el desconocimiento entre la población local, que desata el miedo a acudir a los centros de salud e impide el diagnóstico y control de la enfermedad, además de las arraigadas tradiciones culturales, que se imponen a la cautela, preocupan especialmente en el seno de la ONG, ya que siguen apareciendo nuevos contagios entre personas ajenas al círculo de contactos.

Amador Gómez, director técnico de Acción contra el Hambre, incide especialmente en la disminución de los casos diagnosticados de desnutrición, aunque más severos, fruto de la caída de los sistemas de salud y la falta de confianza en los mismos. Las consecuencias de la epidemia en África Occidental son profundas, la producción de arroz en Guinea -uno de los motores económicos del país- ha caído en 170.000 toneladas anuales, un 10% del total, debido a la menor disponibilidad de mano de obra y de transporte y al hecho de que los comerciantes hayan dejado de visitar los campos de cultivo por miedo al contagio.

Época de lluvias

La sangría económica se traslada también al precio de las hortalizas, que ha descendido entre un 60 y un 70% a pesar de que constituye la principal actividad entre las mujeres. La época agrícola productiva ha coincidido además con el repunte de los casos de ébola, ocasionando el colapso económico del país. Los estragos económicos derivados del ébola han provocado un descenso del 50% del consumo de arroz y un 60% en la ingesta de carne y pescado además de una desescolarización generalizada entre los niños.

Ante la calamitosa situación, destaca Gómez, "resulta fundamental recuperar la confianza de las familias y comunidades en los sistemas de salud", especialmente ante la proximidad de la época de lluvias, que provoca la aparición de aguas estancadas y, por tanto, aumenta el riesgo de que se disparen los casos de cólera y malaria, un paso más en el proceso de desestructuración de los países de la zona.