Una de las charlas de Proyecto Hombre en Logroño.

La mutación de Proyecto Hombre

La ONG, que cumple 25 años, ha pasado de atender a heroinómanos desahuciados a alcohólicos perfectamente integrados en la sociedad

Daniel Roldán

Domingo, 30 de noviembre 2014, 08:38

Veinticinco años ayudando con charlas, terapias, apoyo moral y mucha paciencia. Un cuarto de siglo en el que se ha atendido a 260.540 personas con problemas de adicción y a sus familias, parte fundamental del éxito de Proyecto Hombre durante este tiempo. Una organización ... que nació para atender a un prototipo de adicto muy concreto. En aquel entonces el consumo de drogas se asociaba a situaciones de delincuencia, de inseguridad ciudadana, con un perfil muy determinado, recuerda Francisco Recio, director de la Asociación Proyecto Hombre.

Publicidad

Entonces la heroína era la reina de las sustancias aditivas. El número de usuarios que entran en contacto para encontrar una rehabilitación lo hacen por esta droga. Entonces, la droga llegó a ocupar el segundo puesto en las preocupaciones de los ciudadanos, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Pero esta dura batalla cambia en 1997. Ese es el año del punto de inflexión. Las comunidades terapéuticas alcanzan el récord de 9.325 personas atendidas. Es también este años cuando aparecen nuevos programas para atender los nuevos perfiles que llegan por la adicción a otras sustancias comienzan su desarrollo, registrándose 1.701 usuarios. Y ahí comienza la segunda parte de la existencia de Proyecto Hombre. La diversificación (212 programas en la actualidad) llega a los 27 centros. El año pasado, estuvieron en sus instalaciones 19.141 personas.

Ahora, el perfil del consumidor de drogas, ha cambiado. En primer lugar, el rey de las adicciones es el alcohol. Después el cannabis y los psicofármacos. El adicto de heroína ha desaparecido. El consumo de heroína es ahora residual. Ha desaparecido aquella persona tirada en la calle con una jeringuilla, comenta Recio. El problema de la droga ha dejado de ser visible para convertirse en un problema personal, de un pequeño círculo. Ahora pasa socialmente desapercibido, esgrime el responsable de Proyecto Hombre. Esto ha tenido dos consecuencias. En primer lugar, el cambio del perfil del consumidor. Es una persona socialmente adaptada, con una vida totalmente normal. Casi la mitad de las personas que acuden a Proyecto Hombre en la actual, están trabajando. Antes no había ni apoyo familiar ni social. Y, por supuesto, no trabajaba nadie, explica Recio.

La segunda consecuencia es que socialmente pasa desapercibido. En los informes del CIS, las drogas no pasan del puesto 25. No hay conciencia social, añade el responsable de Proyecto Hombre. Esta falta de preocupación cala sobre todo en los más jóvenes. No consideran un problema las drogas y el alcohol, añade Recio, quien alerta de que se está consumiendo desde los 14 años gracias al fácil acceso que hay a cualquier sustancia. El consumo es creciente tanto de alcohol como cannabis, explica a la sociedad. Por si le quieren escuchar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad