josé manuel andrés
Lunes, 20 de octubre 2014, 14:50
La hermana Paciencia Melgar, compañera del misionero Miguel Pajares en el hospital San José de Monrovia, ha asegurado, en su primera comparecencia pública tras superar el ébola, que no guarda rencor al Gobierno español por no haber sido repatriada junto al padre Pajares y la ... religiosa Juliana Bonohá puesto que no es española.
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La misionera guineana superó definitivamente la enfermedad el pasado 25 de agosto, tras 16 días de aislamiento en Liberia. Una experiencia que nunca olvidará, según ha destacado. Entre julio y agosto el hospital San José de Monrovia, donde se encontraban el padre Pajares y las religiosas Juliana Bonohá (hispano-guineana), Chantaline Pascal (congoleña) y la propia Paciencia Melgar, empezó a recibir a los primeros contagiados por el virus.
"Intentábamos protegernos pero carecíamos de información adecuada sobre las posibles vías de contagio", ha precisado. Ante los contagios por ébola, Miguel Pajares y Juliana Bonohá, que finalmente dió negativo, fueron repatriados, ya que ambos poseían la nacionalidad española. Por su parte las hermanas Chantaline, que falleció a causa del virus, y Paciencia fueron ingresadas en un centro de aislamiento de la capital liberiana.
"Cuando noté que me subía la fiebre ya empezaba a sospechar que me había contagiado porque previamente había dado negativo por malaria. Lo asumí con paz y serenidad", ha continuado la hermana Paciencia, que permaneció durante una semana en su domicilio antes de ser ingresada en el centro de aislamiento de Monrovia. "Un lugar que carecía de recursos humanos y materiales adecuados para el tratamiento de la enfermedad", según ha precisado la misionera, que ha detallado que en el centro apenas había un baño disponible para 30 enfermos, que en muchos casos dormían en colchones e incluso sobre el suelo.
La religiosa guineana, que ha sido muy importante en el proceso de recuperación de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, ya que ésta ha sido tratada con su plasma sanguíneo por los anticuerpos desarrollados al superar la enfermedad, ha asegurado que está dispuesta a donar "las veces que sea necesario".
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Por otra parte, la misionera ha rogado a "los países de los cinco continentes que se involucren con un problema que no solo atañe a África" y ha estimado que quizá se hubiera podido salvar la vida del padre Manuel García-Viejo en caso de haber llegado antes a España para donar su plasma sanguíneo.
Paciencia Melgar también ha agradecido a las instituciones españolas y a la dirección y personal del hospital La Paz-Carlos III el cuidado de los hermanos de la Orden de San Juan de Dios y ha manifestado su orgullo por la labor de la sanidad española, personalizado en la figura de Teresa Romero.
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La hermana Paciencia, que asegura sentirse "perfectamente bien" y sin ningún tipo de secuela, no planea regresar a Liberia por el momento y ha recordado el problema que supone en África Occidental el estigma de la enfermedad para aquellos que finalmente consiguen superarla.
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