J. M. ANDRÉS
Martes, 12 de agosto 2014, 21:55
José Mora tenía cita en el Carlos III a las doce y media del mediodía. Unos minutos antes, acompañado de Arnilda, su mujer, accedía al centro hospitalario con varias preguntas rondándole la cabeza. Tres horas antes, en la sexta planta, el misionero Miguel Pajares perdía ... su batalla contra el ébola. Pero la actividad no se detuvo.
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El hospital reabría este martes su servicio de consultas externas. Y José Mora, pese a la difundida noticia, allí estaba. La sensación de normalidad, dejando a un lado las decenas de cámaras y periodistas, era máxima. O eso trataba de transmitirse.
A su salida, José Mora destacaba la profesionalidad del Servicio de Digestivo del centro. Los facultativos y el personal del hospital tenían la lección bien aprendida. El protocolo para los visitantes consistía en el exhaustivo registro de la cita por parte de la Policía y los vigilantes de seguridad del centro facultativo, tras el cual los pacientes eran acompañados en todo momento por el personal sanitario hasta la zona de consultas, ubicada en la sala número ocho de la primera planta.
Unas pertinentes medidas de seguridad que tranquilizan a los pacientes y evitan que estos puedan acceder a las zonas potencialmente afectadas.
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