Secciones
Servicios
Destacamos
Puestas de sol en Menorca, piedras apiladas en las playas de Tenerife, melenas al viento en las escaleras de San Juan de Gaztelugatxe, selfis frente al Obradoiro en Santiago de Compostela... Son sólo algunas de las imágenes que se repiten estos días en las cuentas ... de Instagram, una dura pena para quienes sufren los envites del verano desde casa o en el trabajo que, además, castiga al entorno. Pero según Pablo Díaz, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), este tipo de turismo «no es novedoso». Bien lo saben en Mallorca, donde la colocación de carteles en inglés prohibiendo el baño en calas y la difusión de mapas para ahuyentar a los turistas forman parte de una cadena de protestas contra la saturación que no es nueva en la isla.
El destino 'instagrameable' gusta y tiene su público. De hecho, el 55% de los españoles afirma tener en cuenta esta característica a la hora de elegir dónde ir, aunque lo que no muestran esas imágenes es la masificación que sufren estos lugares. «Ni el daño que se hace al entorno», advierte Luis Suárez, coordinador de conservación en WWF España. Detrás de estas fotografías hay enormes colas, y hasta «especies que han desaparecido», alerta Rafael Yus, presidente del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (Gena-Ecologistas en Acción).
Precisamente en esta comarca, el Ayuntamiento de Nerja (Málaga) acaba de cerrar el acceso al río Chíllar. «Se han destruido artrópodos acuáticos fundamentales en la cadena trófica y han desaparecido especies protegidas», explica Yus. «Y a veces toca adoptar medidas impopulares, como prohibir o restringir el acceso a determinados sitios», apunta el portavoz de WWF.
Este idílico paraje es el último de una larga lista que ya tienen reservado el derecho de admisión. «Son espacios naturales que se pueden poner en riesgo por la presencia sin control de visitantes», señala Yus. Chíllar se suma así a la Playa de las Catedrales (Galicia) , los Lagos de Covadonga (Asturias), al islote de San Juan de Gaztelugatxe (Euskadi) y a Cueva Castañar (Extremadura), entre otros. «Son medidas necesarias para proteger el medio ambiente y garantizar la seguridad de los vecinos», recuerda Suárez.
Esta última ha sido, precisamente, la razón esgrimida por el Principado de Asturias para acotar más el acceso a los Lagos de Covadonga. El 31 de julio, un autobús con medio centenar de personas a bordo volcó al ceder el paso a otro vehículo, por lo que desde mediados de agosto está prohibida la circulación de coches particulares durante las 24 horas. La medida persigue reducir el flujo de tráfico en una calzada estrecha y complicada para evitar congestiones y situaciones que pueden comprometer la seguridad de los visitantes.
Los vehículos privados desaparecerán, sólo en épocas de máxima afluencia, del Parque Nacional de los Picos de Europa. Sin embargo, los coches aún forman largas caravanas en muchos puntos de la geografía nacional. «Cada domingo veo a gente esperando horas a que alguien deje el parking para ir a los embalses de la sierra de Guadarrama (Madrid)», explica José María de Juan Alonso, socio director de Koan Consulting, especializada en turismo sostenible. «Si hay un incendio, si ocurre una desgracia, ¿dónde se mete toda esa gente?», se pregunta.
Este es también el día a día en Mallorca, donde los autobuses se agolpan en las carreteras para alcanzar Caló des Moro o el faro de Formentor, tras prohibirse el acceso en vehículo privado por la masificación. «Hay gente que espera arriba de la cala y baja cuando queda un hueco libre», responde Marta Isern, natural de la isla. «En Sa Calobra ni lo intento. Se accede por un puerto de montaña y llega un punto en el que no avanzas. Hace diez años no era así», recuerda. «Estamos saturando destinos como nunca antes había ocurrido, lo que genera un problema ambiental y destruye el patrimonio», alerta el socio de Koan Consulting. «Hay que intentar diversificar e ir a otros lugares», señala el portavoz de WWF.
ENCLAVES CON ACCESO RESTRINGIDO
Galicia: Playa de las Catedrales (Ribadeo, Lugo). Exige entrada, previa reserva en internet.
Asturias: Lagos de Covadonga en el Parque Nacional de Picos de Europa. En épocas de mayor afluencia solo se puede acceder en autobús o taxi.
País Vasco: el islote de San Juan de Gaztelugatxe solo admite 1.500 personas al día.
En las Islas Canarias: el Parque Nacional del Teide, de los más concurridos en España, tiene un cupo de 200 visitas diarias en el último tramo del sendero de ascenso al pico de El Teide. También hay limitaciones en Timanfaya, en las montañas de fuego de Lanzarote, donde el acceso es de pago, mientras en el de Garajonay, con los bosques de laurisilva de La Gomera, está limitado el número de vehículos a Las Mimbreras, en El Cedro. Además, en Gran Canaria, en la playa de Maspalomas, protegida como reserva natural, se han delimitado espacios no accesibles, y en Fuerteventura existen cupos en Lobos, un islote volcánico deshabitado frente a las dunas de Corralejo.
Baleares: con el 50% de praderas de posidonia de España en sus aguas, se han extendido las limitaciones y además el paso al Parque Nacional Marítimo-Terrestre de Cabrera requiere permiso para navegar y quienes visitan la isla principal del archipiélago no pueden salir de los caminos indicados.
En Andalucía: el Parque Nacional de Doñana tiene restringido el acceso al interior desde hace años, con un máximo al día de 886 personas, desde el itinerario por El Acebuche y El Rocío -ambos desde Huelva- y por el fluvial desde la gaditana Sanlúcar de Barrameda.
Aragón: restricciones desde hace años en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y en Extremadura está limitado el acceso a los monumentos naturales de Cueva Castañar (Cáceres) y Cueva Fuentes de León (Badajoz), cuyas dimensiones son muy reducidas.
Región de Murcia: los vehículos privados motorizados tienen restringido el paso al Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila.
Comunidad de Madrid: solo está permitido el baño en las zonas naturales en Los Villares, el embalse de San Juan, la playa del Alberche y Las Presillas (Rascafría). Hasta 2016 se podía también en La Charca Verde, en La Pedriza -uno de los parajes más visitados del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama- donde están restringidos los vehículos y el aparcamiento.
Navarra: el acceso al nacedero del río Urederra, en el Parque de Urbasa, se reserva para un máximo de 500 visitas; en los embalses de Leurza y el bosque Orgi hay cupo de coches.
Comunidad Valenciana: el Parque Natural de la Sierra de Irta, reserva marina de interés pesquero (Castellón), regula en verano el acceso de vehículos a motor; y en Alicante, en espacios como el itinerario rojo del Peñón de Ifach (Calpe),existe cupo de visitantes y también en los acantilados del Cabo de San Antonio, dentro del espacio protegido del Parque Natural del Montgó.
Pero el debate va más allá. «Este modelo no es sostenible», critica Juan Alonso. España recibirá este año 85 millones de turistas, 2 millones más que antes de la pandemia. Y los problemas en lugares turísticos «se agravan», señala José Fariña, profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid y catedrático de Urbanística y Ordenación del territorio.
Alquileres disparados en el centro de las ciudades por los pisos turísticos, calles atestadas de gente, turismofobia… Una problemática que no es exclusiva de España. Un pequeño contador en la farmacia Morelli da fe de los vecinos de Venecia, que en dos décadas ha perdido 14.000 ciudadanos hasta quedarse por debajo de los 50.000. Antes del covid, la ciudad registró 5,5 millones de llegadas y casi 13 millones de pernoctaciones en 2019. Unas cifras insostenibles que trajeron la restricción de cruceros para reducir el número de visitantes y evitar daños al entorno. A esta prohibición se suma ahora la necesidad de hacer una reserva para navegar y pisar las calles de la 'Serenísima'. Así, desde el 1 de enero, los turistas que no pernocten en la capital del Veneto tendrán que reservar fecha y pagar entre 3 y 10 euros. En España funciona algo parecido, pero no para ciudades. «Es un poco discriminatorio, porque hay gente que no puede pagarlo», responde Fariña. De momento, muchos parajes naturales como la Playa de Las Catedrales o la subida al Peñón de Ifach, en Calpe, son gratuitos. Para otros, como las Montañas del Fuego de Lanzarote, hay que pasar por caja, lo que no evita las largas colas.
Y es que las redes sociales han cambiado el criterio para elegir destino. En 2015, Wanaka (Nueva Zelanda) hospedó a varios influencers y las visitas crecieron un 14% al año siguiente. «Al fin y al cabo es un negocio», responde Neus Soler, colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. «Y muchos copian lo que hacen estas personas», apostilla. Según eDreams, es el público más joven, los 'milenials', el que más elige su rumbo según el éxito en Instagram (69%), en comparación con los 'baby boomers' (40%). «Esto ha pasado siempre, solo que antes las fotos se enseñaban a la familia y ahora salen en las redes», expone.
Pero algunos países han hecho de este problema una virtud. La ciudad china de Xiapu, por ejemplo, se ha convertido en el escenario bucólico donde pescadores usan redes antiguas, granjeros trabajan con herramientas de otra época y los vecinos visten como sus antepasados. «Todo está pensado para Instagram», afirma Pablo Díaz, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. «La pregunta es para qué hacemos turismo, para sufrir colas o para descansar», se pregunta Fariña «Yo voy a disfrutar». ¿Y usted?
El sector turístico supone la décima parte del PIB y del empleo del planeta, según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y del Informe sobre Población Mundial de Naciones Unidas. organismo que prevé que el número de viajeros alcance los 1.800 millones en la próxima década. «Es una de las actividades más insostenibles», revela José Fariña. «Estamos hablando de millones de personas usando medios de transporte contaminantes para consumir muchos recursos en zonas quizá sobreexplotadas», añade. Para controlar las emisiones y residuos generados por esta actividad, la OMT estableció en el marco de la Agenda 2030 una serie de directrices para el desarrollo sostenible del turismo. «Se ha hecho poco», admite José María de Juan Alonso, de Koan Consulting. «Queda mucha labor educativa por delante», afirma. De hecho, sólo un 11,46% de las empresas turísticas forman a su plantilla en materia de sostenibilidad. «El turismo nunca puede ser sostenible, es un oxímoron», zanja Fariña.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.