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David S. Olabarri
Bilbao
Sábado, 13 de enero 2024, 15:06
Una ambulancia del servicio urgente de Osakidetza fue saboteada este sábado tras haber acudido a atender a una mujer de 71 años en Bermeo (Vizcaya) que había sufrido una parada cardiorespiratoria. Los vándalos han pinchado las ruedas y han roto las lunas del vehículo mientras ... los sanitarios estaban en la casa de la paciente, a la que un médico estaba realizando maniobras de reanimación cardiopulmonar. Finalmente la mujer ha fallecido.
La ambulancia saboteada había acudido desde la base de Gernika, situada a unos 25 kilómetros de distancia. Se movilizó este recurso ya que, según la cooperativa de ambulancias La Pau, el vehículo más cercano, el de la base de Bermeo, había sido inutilizado en otro ataque previo, lo que ralentizó los tiempos de respuesta.
De hecho, la Ertzaintza ha abierto ya una investigación por lo ocurrido. Los agentes han comprobado que las dos ambulancias citadas habían sido inutilizadas. Las pesquisas oficiales se producen como consecuencia de los «posibles retrasos» derivados de estos ataques y del fallecimiento de la mujer. El objetivo es «esclarecer las circunstancias» en las que se ha producido el suceso.
Desde la Policía vasca también señalan que en los últimos días se han causado daños en una treintena de ambulancias, lo que ha generado «retrasos en los servicios». Por su parte, cuentas creadas en las redes sociales para dar voz a las reivindicaciones de mejores condiciones laborales en el sector, inmerso en pleno conflicto por la renovación del convenio colectivo de los trabajadores. También insistieron en que la mujer falleció en la vivienda mientras estaba siendo reanimada, desvinculando la muerte de la paciente del sabotaje a la ambulancia.
Desde La Pau denuncian que se trata de un hecho de un alto nivel de gravedad. Esta cooperativa -insisten las fuentes consultadas- no quiere entrar en si la mujer se podría haber salvado si no se hubiese producido el sabotaje porque no es algo que les corresponda a ellos determinar. Pero sí reconocen que los dos «atentados» contra los vehículos han demorado un posible traslado de la paciente.
En cualquier caso, insisten en que es algo «muy grave» y en que, además, llueve sobre mojado. Este pasado martes a otra ambulancia del servicio urgente le pincharon las ruedas cuando acudió a atender a un paciente en parada cardiorespiratoria en Miribilla. Esta persona no falleció, pero la cooperativa insiste en que se puso en «peligro» la «vida de este paciente».
Otro hecho similar se produjo el pasado 19 de diciembre, en la víspera de la primera jornada de huelga de las tres convocadas. Una ambulancia se retrasó «más de media hora» cuando acudió a atender a un paciente de 94 años que estaba sufriendo un ictus. El retraso se produjo como consecuencia de que las unidades de las bases más más cercanas estaban «pinchadas o incendiadas». Y en noviembre fueron «apedreadas» dos unidades cuando trasladaban a personas.
Detrás de estos sabotajes se encuentra el conflicto laboral que vive el sector por la renovación del convenio colectivo de los trabajadores. Según los cálculos de la cooperativa que gestiona las ambulancias de Osakidetza, el servicio vasco de Salud, desde el pasado septiembre han sido saboteadas 229 ambulancias. En la madrugada del viernes al sábado fueron siete, entre ellas la que estaba en Bermeo. Y durante la noche del jueves fueron otras nueve. También del servicio urgente. La Pau asegura que desde el lunes, cuando comenzó la nueva huelga, han sido inutilizadas 22 unidades.
Para la Pau el objetivo es dejar a «buena parte del territorio» vizcaíno sin «asistencia y transporte sanitario urgente». A su juicio, el foco de los ataques está puesto en estos vehículos, que atienden las situaciones más graves, porque los servicios mínimos son del 100% en caso de huelga.
En esta ocasión, la cooperativa no sólo ha denunciado lo ocurrido ante la Ertzaintza y el Gobierno vasco. También ha presentado una denuncia en el juzgado de guardia por el hecho de que una paciente ha fallecido. En este contexto, pide a los sindicatos que «condenen estas acciones vandálicas», que «únicamente perjudican a los pacientes y ponen en peligro su salud e incluso sus vidas».
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