Hay que saber morir tanto como saber vivir», dice el arqueólogo de prestigio internacional Vicente Lull, nacido de milagro en 1949 en La Plata (Argentina) y promotor y alma del equipo científico de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que excava y estudia los yacimientos ... de la Edad del Bronce de La Almoloya (Pliego) y La Bastida (Totana). Su labor, que alcanza un amplio eco en medios de comunicación de múltiples países, ha merecido el III Premio Nacional de Arqueología y Paleontología que otorga cada dos años la Fundación Palarq. Entre sus hallazgos más celebrados, la conocida como 'tumba principesca' de La Almoloya, cuyo rico ajuar sugiere que su ocupante, una mujer de unos 30 años, pudo ser, hace 4.000 años, la primera política conocida del continente. Sus restos, junto a los de su compañero, se muestran de modo impactante en una sala especial del Museo Ciudad de Mula.
- ¿Qué es fundamental que sepamos?
- Que hay que saber asumir los imponderables, saber morir tanto como vivir; por tanto, hay que tener claro que tenemos solo una vida que hay que aprovechar al máximo. Es obvio que hay que combatir las adversidades que lleguen, pero también que no se puede dejar de vivir.
- ¿Qué no digiere bien?
- Me es muy difícil encajar tanta estupidez humana, que a estas alturas la gente continúe con estos grados de estupidez, con estos niveles de morbo, fomentado también por los medios como un producto de consumo. El morbo y la estupidez reinantes me descorazonan.
- ¿Qué somos los humanos?
- Ni siquiera una fracción de microsegundo en el Universo, e igual que vinimos nos iremos. Pero nos creemos el centro del Universo, lo cual es una estupidez, y claro que nos veo capaces de acabar con todo lo que se nos ponga a tiro, empezando por nuestra propia especie. Pero, afortunadamente, siempre hay gente que lucha contra los desmanes que provocan los ególatras y egoístas.
- ¿Qué es lo peor?
- El problema más grave que tenemos es el de la enorme desigualdad y la miseria que hemos creado. La miseria, la pobreza, el reparto desigual. Esto es una vergüenza para la Humanidad.
- ¿A qué intenta estar atento?
- Vivo en comunidad, e intento estar atento a las necesidades de todos, no perder el contacto con los más jóvenes, a los que procuro comunicarles que el conocimiento nos puede liberar realmente. El conocimiento se tiene que unir a la forma de vida, porque cuando es la ignorancia la que se une a ella -algo querido por algunos poderes y por las redes sociales- el peligro para la sociedad es evidente. La gente de la calle, la gente anónima es, en general, fantástica; el problema es que consume muchas ideas de gente no tan fantástica. Se inculcan cosas a la población que son contraproducentes para una sociedad que tienda a lo ejemplar. Además, la gente consume productos de todo tipo, muchas veces sin la menor reflexión, y sin que tenga sentido. Olvidamos alimentar el pensamiento.
Crisis de pensamiento
«La gente consume productos de todo tipo, a veces sin la menor reflexión y sin sentido»
- ¿A qué no está dispuesto?
- A dejar de combatir, en la medida que pueda, todo régimen de desigualdad. Me pueden las injusticias. Cuando veo, por ejemplo, el caso de mujeres cobrando menos que los hombres haciendo el mismo trabajo, no miro para otro lado. Ante las injusticias vergonzantes no puedo hacer como que no las veo.
- ¿Por qué investiga usted la Prehistoria?
- Uno de los motivos es para ver exactamente cuándo empiezan a aparecer síntomas de regresión en el hecho colectivo de una sociedad. El sentido de la arqueología, como el de cualquier otra ciencia social, es averiguar qué nos ha traído hasta aquí y qué podemos hacer para no seguir por este camino, en el supuesto de que no nos guste.
- ¿Y qué tiene claro que nos ha traído hasta aquí?
- Básicamente, creo que el primer escándalo es la usurpación de los hijos; es decir, el primer escándalo social que genera desigualdad es, precisamente, la desigualdad de género. Este es un elemento clave a todos los niveles, porque fomenta un ideario, lo que se llama un orden simbólico, que va transmitiendo de una manera inexorable que estos principios de comportamiento, que van bien para la mitad de la población, la masculina, no van bien para la otra mitad. La usurpación de los hijos, hecha por la ignorancia de los hombres, para mí es el momento crucial del primer gran divorcio. Y, una vez que se produce este divorcio, el segundo momento, en el cual realmente vemos que la cosa se estropea ya casi definitivamente, es cuando entre los machos dominantes, por así decirlo, aparentemente se conforma una colectividad de negocio entre socios, entre gente que es ciudadana, propietaria, etcétera. Y se establecen las reglas del juego sólo entre ellos, dejando completamente al margen a los que son desiguales; gestan entonces otro divorcio, el divorcio entre quienes tienen y entre quienes no tienen, y se abre otro campo de actuación: ¿cómo puedo yo fastidiarte a ti para quedarme con lo que tú tienes? Fíjese, por ejemplo, en cómo si en vez de hablar de competencia en una labor, se habla de competitividad; se confunde el ser competente en algo con el ser competitivo, que muchas veces rehúye el apoyo común para conseguir algo. Con las vacunas se ha visto también la lucha atroz que hay para situarlas en el mercado.
Un deseo
«Este siglo será el de las mujeres, y ojalá no me equivoque, porque bastante desolación hemos causado ya los hombres»
- ¿Por que insistimos en repetir los mismos errores?
- No creo que desde los orígenes de la Humanidad estemos marcados, como plantean las ideas vinculadas a divinidades; no me sirve eso de que, como estamos marcados, no tenemos la culpa de nada. No creo que el ser humano tenga una condición de base según la cual está condenado a repetir una y otra vez los mismos errores; no, su condición se va haciendo con el tiempo. Cuando tú naces, es la sociedad la que, de algún modo, te transmite el orden económico, las maneras de relación y el orden simbólico de las creencias. Cuando llegamos a este mundo ya está todo montado, y nos encontramos con un montón de herencias que se han ido acumulando socialmente. Y, claro, ese acceso a lo que uno 'traga' también es diferente, porque, por ejemplo, unos pueden llevar a sus hijos a colegios aparentemente muy buenos, y otros tienen muchas menos opciones para acceder no solo a la educación, sino a todo. Pero, volviendo a eso de que tenemos una condición por naturaleza de la que no podemos escapar, insisto en que no es cierto, porque lo que hacemos es sancionarla nosotros cada día. Somos los protagonistas de lo malo o de lo bueno que vayamos haciendo. Somos responsables de lo que hacemos. Nuestra condición es, realmente, como una filogénesis gestada poco a poco a través de muchísimas transformaciones biológicas, sociales, culturales... Yo no me siento culpable de lo que hay, pero sí responsable de que lo que hay no continúe siendo igual. Hay mucha gente preocupada solo por lo que tiene, y lo que pase con los demás le da igual. Habría que convencerla de su error de un modo argumentativo, por supuesto que desde una perspectiva no violenta. Investigo el pasado para ser útil al presente, no porque sea un romántico.
El primer 'Parlamento europeo'
- ¿Qué le hace ser optimista?
- Ver a los niños y a las niñas, cuando les hablas de cómo era la gente de otros tiempos, de cómo se lo montaron sus ancestros para sobrevivir, atentos y muy receptivos. Los ves con una gran inquietud por aprender. Esa confianza en que aprendiendo podemos llegar a algo es lo único que me da esperanza. Niños y niñas capaces de ser esponjas vivas de todo lo que hay por aprender...; el problema es que, muchas veces, los mayores no les sabemos acercar adecuadamente al conocimiento. Un niño no debería ir al colegio a regañadientes, sino contento. En general, nuestra manera de transmitir conocimiento -hemos heredado del siglo XIX ciertas formas que no son correctas- no es la adecuada, y hemos llegado a un siglo XXI donde lo que prima es el bombardeo constante de imágenes. El niño con inquietudes corre el riesgo de desaparecer, porque se perderá jugando con la maquinita o el móvil. Además, podemos acabar con ese espíritu crítico que tienen los niños. Si existe algún pecado -y yo no creo en ellos- sería ese.
Estupidez humana
«Nos veo capaces de acabar con todo lo que se nos ponga a tiro, empezando por nuestra propia especie»
- ¿Hace 4.000 años tuvimos en el yacimiento de La Almoloya a la primera mujer política del continente europeo?
- No me cabe duda. Claro, es una opinión, pero fundamentada: en el reconocimiento simbólico de esta mujer, a través de los objetos de gran valor que han depositado en su enterramiento, la sociedad de entonces habló de su gran relevancia, muy superior a la de su supuesto compañero, que aparece en la misma tumba que ella; ¡le gana por goleada! Y eso pasa en La Almoloya, donde esta señora está enterrada con un señor en un contexto de reunión, de ejercicio de la política. La Almoloya era un lugar de reunión, de toma de decisiones, y allí mereció ser enterrada; y eso es importante. Esa posible mandataria está enterrada en un edificio inmueble estrictamente supradoméstico, en un lugar social. Es lo que más ha llamado la atención a toda la prensa internacional: no el que se trate de una mujer con un rico ajuar, sino que se trate de una mujer enterrada en un lugar de parlamento [se habla del 'primer Parlamento europeo'], en un lugar político, con el ajuar más poderoso de toda esa sociedad. Fíjese: si fuera un hombre el que estuviese enterrado en ese palacio con toda esa riqueza, nadie dudaría de que se trata del rey, y se diría que la mujer que estuviera a su lado sería su esposa. Pero si sucede al revés, y es una mujer la poderosa, entonces surgen las dudas.
-¿Qué importancia tiene hoy La Almoloya?
- Es el yacimiento más importante de la Edad del Bronce de la Europa continental. Y no solo por todo lo que aparece allí de gran valor patrimonial, sino porque es el único poblado de aquel tiempo que puede visitarse con sus estructuras conservadas.
- ¿Fatal qué estamos haciendo?
- Se prima a las personas competitivas por encima de las competentes. Estamos en una lucha permanente contra el otro; Hemos cambiado el apoyo mutuo por el conflicto permanente.
- ¿De qué está convencido?
- De que este siglo será el de las mujeres, y ojalá no me equivoque porque bastante desolación hemos causado ya los hombres.
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