Rusell Brand, la pesadilla del niño malo
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El actor y cómico inglés se enfrenta a la denuncia de cuatro posibles víctimas de abusos sexuales. El MeToo se cobra una nueva piezaPerfil ·
El actor y cómico inglés se enfrenta a la denuncia de cuatro posibles víctimas de abusos sexuales. El MeToo se cobra una nueva piezaDesde hace unas semanas, el inglés Russell Brand se despierta cada día con alguna información que lo denigra aún más. El encanto del 'enfant terrible' se ha diluido y todos se han vuelto contra él, incluso sus viejos amigos del Partido Laborista, caso de Jeremy ... Corbyn. El Me Too se ha cobrado una nueva pieza. Como en ocasiones anteriores, la reputación de una figura pública ha estallado súbitamente en mil pedazos. El cómico, de 48 años, se encuentra en la antesala de un procesamiento tras la denuncia de cuatro presuntas víctimas de abusos sexuales.
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Hablamos de una 'celebrity' con diversos talentos. Su breve matrimonio con la cantante Kate Perry y el desembarco en Hollywood, donde ha participado en varias comedias, le han proporcionado proyección internacional, pero el actor, entre otras facetas, ya era muy famoso en Gran Bretaña en la primera década del siglo. Como Pete Doherty y, antes, Noel Gallagher, por ejemplo, se convirtió en un 'showman´ que fascinaba por sus malos hábitos y el uso de un humor salvaje que, aparentemente, conectaba con el público joven. Su ironía también fascinaba en un país que suele reconocer a los cómicos transgresores. Era un gancho para conseguir audiencias y fue presentador de un 'reality', condujo un programa radiofónico y participaba en las múltiples ceremonias televisadas de entrega de premios.
No habían llegado aún los tiempos de lo políticamente correcto, al contrario, epatar era la norma para atrapar a una sociedad que demandaba comedidos escándalos. Pero había signos de que Brand se saltaba todas las líneas rojas. En el año 2002 fue expulsado de una emisora por difundir por las ondas material aparentemente pornográfico y también se le acusó de abuso sexual, algo que entonces no implicaba el escarnio actual. En cualquier caso, su agresividad superaba todos los baremos. Sin embargo, algunas quejas no impidieron que la BBC siguiera contando con el reclamo de su 'look' estudiadamente descuidado, tan propio de la época.
La llegada a Estados Unidos, objetivo de los profesionales del espectáculo británico, le otorgó un nuevo estatus y mayor atención mediática. Tras su regreso, fue requerido por 'The Guardian' para que ejerciera como columnista, editó libros en los que hablaba de su lucha contra las adicciones y participó, entre otros eventos, en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres. Su posición política de izquierdas se manifestó en artículos sobre el racismo en el deporte, por ejemplo. En 2015, el candidato laborista Ed Miliband apareció en la cocina del cómico en un programa televisivo con el evidente propósito de atraer el voto joven.
Pero algo estaba cambiando. Quizás ya no resultaba tan 'cool' reírse de bromas sobre violaciones y demás alusiones obscenas o machistas en las que se denigraba a las mujeres. Tampoco resultaba aceptable, al menos en pantalla, un discurso paulatinamente escorado hacia posiciones reaccionarias.
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Brand achacó la pandemia a una estrategia de Bill Gates y manifestó su simpatía hacia Putin a raíz de su invasión de Ucrania. Su canal en YouTube, con seis millones de seguidores, fue suspendido y buscó nueva ubicación en Rumble.
No había señales de alerta para Brand. Aunque su popularidad no era la misma, era una 'star' acomodada en un 'cottage' rural y que giraba por el país con sus exitosos monólogos. En el plano personal, su errática travesía sentimental había llegado a buen puerto. Hace seis años contrajo nupcias con la bloguera escocesa Laura Gallacher. El matrimonio tiene dos hijos y espera el tercero.
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El desastre ha llegado con la contundencia habitual en este tipo de casos. Cuatro mujeres se han pronunciado contra él. 'Alice', nombre ficticio de la primera, asegura que mantuvo una relación «emocionalmente abusiva» en 2016, cuando tan sólo contaba con 16 años, e incluye en el relato un episodio de sexo oral contra su voluntad. La segunda afirma que el cómico la violó en su domicilio de Los Ángeles, ciudad en la que también reside la tercera, que le achaca una agresión sexual. Por último, la cuarta le atribuye «abusos emocionales y físicos» cometidos en un hotel de Manchester.
La tormenta mediática ha obligado al actor a suspender sus actuaciones en directo, también suprimidas de los archivos digitales de la BBC y el Channel 4. En los últimos días, ha respondido desde Instagram a las acusaciones alegando que fueron encuentros consensuados y aduciendo la transparencia en su comportamiento. Asimismo, el actor lamenta la campaña que está sufriendo desde emisoras de televisión y diarios, y que, a su juicio, responde a un proceso iniciado anteriormente.
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El caso 'Alice' ha ido más allá y ha originado un debate en Inglaterra sobre la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales. Brand ya había superado los 30 años cuando conoció a la menor y la polémica se ha suscitado en torno a la condición de posible abuso entre adultos y adolescentes. La manera de combatir a los depredadores es ahora objeto de análisis y, por supuesto, nadie se atreve a bromear al respecto. Las sensibilidades han variado y los públicos resultan menos complacientes. No son buenos tiempos para los chicos malos ni los chistes misóginos.
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