Retratos con vellos y arrugas

En esta primera fase de la obra 'Inquire Project', cien mujeres se prestaron a que la cámara captase sus rostros sin artificios y ahora se exponen en la Escuela de Artes Carlos Pérez Siquier, un antiguo convento de Almería (hasta el 31 de marzo). Más que una fotografía natural bajo paneles lumínicos intensos, las autoras persiguen acentuar las diferencias personales y trabajan con las mismas herramientas que intentan deslavazar los rostros en la publicidad.

El proceso impacta al espectador. «El no ocultar cada rasgo le parece atractivo al público, que a pesar de esa 'cosita' que le llama mucho la atención, le sigue pareciendo bella la persona», mantiene León. «Le encuentran un atractivo muy potente». ¿Qué es entonces la fealdad? «Un constructo social, como la belleza», reflexiona León. «Lo feo es también bello de alguna manera. Para que exista la oscuridad tiene que haber luz».

El «ajuste» digital de los rostros de 'Inquire Project' se inspira en un tipo de alteración que utilizó una revista con algunos famosos, aunque luego en las páginas interiores la edición buscó otra vez suavizar las huellas del paso del tiempo. «Me gustan los retratos incómodos, como el que se hace alguien después de haber salido toda la noche de juerga», reconoce Viera. «Pero aquí, más que decrepitud, buscamos no retratar a la mujer de forma complaciente, para que la fotografía, de alguna manera, genere confrontación con el público. Como si la mujer dijera: mira, estoy aquí y qué pasa. El espectador observa a otro ser humano que tiene cosas con las que se puede identificar y que nunca se muestran».

Este trabajo sobre los rasgos individuales tiene un discurso feminista. «Esta es una serie dedicada a las mujeres hecha por mujeres», defiende Viera. «En el cuerpo de la mujer ha habido una opresión histórica de muchos siglos, del vestuario a las dietas». Las modelos, por su parte, viven «un momento de reafirmación en un momento personal determinado». Las autoras pretenden además una liberación desde la «diversidad», concluye León, donde «todas tengamos cabida».