Las 10 reglas de la DGT para conducir con lluvia pero sin sobresaltos

La primera recomendación pasa por anticiparnos a las lluvias y mantener el parabrisas en buen estado: sin daños y limpio. Según un estudio de FESVIAL, 6 de cada 10 conductores no comprueba que su parabrisas permita una buena visión.

Asegura la DGT que también hay que tener en perfecto estado las escobillas de los limpiaparabrisas. De hecho, según el mismo estudio, el 75% de los conductores españoles reconoce haber conducido con las escobillas en mal estado y más de un 70% no las sustituye con la frecuencia recomendada.

No todos los conductores son conscientes de la existencia de repelentes antilluvia que se aplican en el parabrisas. Estos productos provocan que las gotas de agua apenas toquen la superficie del cristal, formando «perlas» que ruedan rápidamente mejorando la agudeza visual.

Cuando llueve los cristales del vehículo tienden a empañarse con más facilidad. De entrada, un cristal sucio por dentro va a hacer que se empañe con más facilidad y que sea más difícil de desempañar. En estos casos, lo más eficaz «es poner la ventilación en su función específica (la que dirige el aire hacia el parabrisas), con al aire acondicionado y la recirculación, además de la calefacción».

Cuando circules con lluvia es conveniente encender las luces de carretera para ver y ser vistos, no las largas, ya que su reflejo reduce la visibilidad. En condiciones de visibilidad muy complicada se pueden activar incluso los antiniebla traseros y apagarlos cuando el tiempo mejore.

En estos casos hay que circular prestando más atención que nunca al asfalto para evitar charcos o regueros que puedan causar un acuaplaning, es decir, un deslizamiento incontrolado del automóvil cuando los neumáticos no se adhieren como deben a causa de la película de agua que cubre el suelo.

Este consejo es básico para evitar accidentes en días lluviosos: aumentar la distancia de seguridad nos dará más tiempo de reacción ante imprevistos y reducirá el agua en suspensión que levanta el vehículo que llevamos por delante.

La DGT también propone fijarnos en las luces de los coches que nos preceden, pues nos ayudan a saber por dónde va el camino y si hay imprevistos que les obligan a frenar.

Otro consejo básico es el de parar en un lugar seguro para no ser embestidos por otro vehículo si la visibilidad se reduce hasta imposibilitar la conducción. Hasta encontrar ese lugar fera de peligro debemos avanzar alternando la vista al frente con miradas más cercanas a izquierda y derecha buscando las líneas de la carretera.

Por último y no por ello menos importante es prestar atención a los adelantamientos de otros vehículos en especial camiones y autobuses que, al adelantar, pueden levantar grandes cantidades de agua. Mirar bien hacia delante antes de adelantar o cruzarnos con ellos, para saber lo que va a pasar durante esos segundos en los que se pierde la visión. «Si recibimos una de estas grandes salpicaduras por sorpresa (sobre todo, cuando vienen del sentido contrario de una autovía o autopista) no perder la calma por el impacto, ni por quedarnos «a ciegas»: hay que mantener la trayectoria y no dar frenazos bruscos».