J.M.L.
Cuenca
Domingo, 23 de abril 2023, 11:26
Una fuerte tormenta con abundante aparato eléctrico ha destruido gran parte de la iglesia-panteón de los marqueses de Moya, en Carboneras de Guadazaón (Cuenca), del siglo XVI, declarada Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico en 1981.
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Un fatal rayo ha causado daños ... en el tejado, la fachada, la instalación eléctrica eléctrica de la iglesia, el campanario y también las vidrieras. El ayuntamiento de este pequeño pueblo de apenas 800 habitantes tiene previsto cuantificar los daños este lunes y pedir ayuda a otras administraciones para su restauración como la Diputación Provincial de Cuenca o la Junta de Castilla-La Mancha.
«Un rayo ha impactado en dos sitios distintos, uno en el pináculo central de la fachada, destrozándolo y cayendo gran cantidad de piedras y cascotes en la carretera y en la puerta destruyendo un macetero y enviando piedras de gran tamaño casi hasta 100 metros de distancia. Ha destruido algo que ha estado allí durante 500 años y también ha destrozado la vidriera», ha descrito su alcalde, Carlos Arteche.
La iglesia-panteón de los marqueses de Moya forma parte del desaparecido convento dominico de Santa Cruz. La iglesia dañada por el rayo es de estilo gótico isabelino y en su interior aún conserva la tumba de sus fundadores: los primeros marqueses de Moya -Andrés de Cabrera y Beatriz de Bobadilla- personajes de gran importancia durante el reinado de los Reyes Católicos. Beatriz de Bobadilla fue camarera de Isabel la Católica y su marido ejerció sus influencias para forzar las primeras reuniones que la reina mantuvo con Cristóbal Colón para organizar el primer viaje a América.
La iglesia-panteón sufrió importantes daños durante las guerras carlistas. No obstante, a lo largo de los siglos ha podido conservar una pila bautismal del siglo XIII, el coro, el techo artesonado de madera, diversas figuras pintadas en el ábside y la decoración interior, fruto de las reformas realizadas en el siglo XVIII por Martín de Aldehuela que revistió los muros, el artesonado y las pilastras con yeso, según su estilo y época, resultando un estucado de gran belleza.
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Del exterior destaca su portada isabelina abocinada, que en parte ha resultado dañada por este rayo, que también ha destruido parte del templo. Por fortuna, no ha habido que lamentar daños personales.
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