El precio medio de una pinta alcanzó los 5,32 euros el pasado año. IONE SAIZARr

Los pubs ingleses, ¿en peligro de extinción?

Un icono ·

Medio centenar de estos locales cierran cada mes en el Reino Unido sacudidos por la subida de los impuestos y el descenso del consumo de bebidas alcohólicas

Sábado, 28 de septiembre 2024, 21:59

Corren malos tiempos para los icónicos pubs del Reino Unido. Medio millar de ellos han cerrado sus puertas durante el último año fiscal, que comienza y termina en el mes de abril. Una tendencia que se consolida y que preocupa a las empresas cerveceras, a ... los 'publicans', propietarios o arrendatarios de estos establecimientos, que generan 900.000 empleos, aportan casi 40.000 millones a la economía, forman parte de la cultura inglesa, sostienen las relaciones sociales y atraen a los turistas.

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La asociación de Cervecerías y Pubs, BBPA, contaba 45.350 locales de este tipo en 2023. En lo que va de siglo se han clausurado 15.450. Y en ese mismo período de tiempo, el precio medio de una pinta de cerveza ha subido, pasando de 2.30 euros en el año 2000 a 5.32 el pasado ejercicio, con un incremento mayor para la clara 'lager' que para la oscura 'ale'. Los impuestos se llevan 1.82 euros de cada pinta, lo que ha forzado al sector a reclamar que se reduzcan las tasas.

Los pubs no son lugares para hablar de cifras, pero quizás sí para charlar sobre los cambios del negocio. En 1989, Margaret Thatcher rompió el control del sector por parte de las grandes cerveceras, prohibiéndoles tener más de 2.000 pubs forzados a vender solo sus productos. Proliferaron entonces los independientes, que venden lo que quieren y anuncian en sus fachadas su condición de 'Free House', un pub libre.

Tony Blair prohibió en 2007 fumar en espacios cerrados. El ambiente se hizo más saludable, pero 7.000 pubs tuvieron que cerrar sus puertas en la década siguiente. La mayor ratio del siglo. El Gobierno laborista considera ahora la prohibición de fumar en los 'jardines de cerveza', con mesas y sillas, y un ministro ha acallado al secretario de Estado que quizás tuvo esa idea por proponer ahora que se reduzca el horario.

La licencia para vender alcohol que se impuso en la Primera Guerra Mundial se mantuvo hasta 1988. Los pubs podían abrir entre las 11.00 y las 15.00 horas, y de 18.30 a 22.00 horas. En Gales, los puritanos metodistas impusieron su clausura los domingos, mientras en Inglaterra se reducían las horas dominicales de servicio. En un princioio, el Gobierno de Blair decretó un horario de 11.00 a 23.00 horas, y después el vigente, libre.

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La pinta de Xi Jinping

Si usted ha buscado con su hija de 5 años y su hermano un sitio para comer en un día muy frío y cada vez que abre la puerta el tabernero le grita '¡Children not allowed!' (No se permiten niños), puede llegar a la conclusión de que la 'public house', el pub, es un lugar de bárbaros. Lo mismo que si acompaña a una amiga que es expulsada por dar el pecho a su bebé.

En 2003 se dictó una ley surrealista, que considera delito «permitir a un niño menor de 16 años entrar sin compañía entre la medianoche y las cinco de la mañana a un establecimiento dedicado a la provisión de alcohol para el consumo». El ministro, Kenneth Clarke, reputado militante de la cerveza, ya afirmó cuando se debatía el permiso para llevar a los niños a un pub que así aprenderían a beber con moderación.

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El negocio es ahora mucho más familiar y el número de establecimientos que sirven comidas ha aumentado exponencialmente. Quedan pocos que den platos tradicionales, y a veces grotescos, como los rebozados huevos escoceses y los sándwiches de queso y cebolla. El 'fish and chips' y el asado dominical son los más populares. Y se ha extendido el negocio del 'Gastropub'.

Las legiones romanas extendieron en la tierra británica la venta de vino en las 'tabernae'. Los anglosajones, por su parte, crearon 'taverns' y 'alehouses', siendo la levadura fermentada de la 'ale' la bebida preferida de la gente del norte. En el tiempo de los normandos se añadieron las 'inns', posadas junto a las vías de transporte. En la cima del parque Hampstead Head, aún existe 'The Spaniards Inn', construido por dos hermanos españoles en el año 1585.

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Los 'public house' forman parte de la cultura inglesa, sostienen las relaciones sociales y atraen al turista

Charles Dickens menciona la posada en su primera novela, 'Los Papeles Póstumos del Club Pickwick', crónica divertida y cómica de los viajes de un grupo de amigos que frecuentan todos los pubs de su itinerario. Muchos años después, Martin Amis creó en Keith Tenant un gran personaje de pub oscuro. Un mentiroso, delincuente y aficionado a los dardos.

El pub es un aprendizaje distendido de la variedad humana. Cuando el exprimer ministro británico David Cameron quiso agasajar al presidente chino Xi Jinping le llevó a pasar una velada en su pub local, 'The Plough at Cadsden'. Aunque le podría haber llevado a cualquiera de los 468 que tienen el nombre de 'Red Lion', copiado del escudo heráldico de un rey del siglo XIV.

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Sacudidos ahora por los impuestos, la competencia de los supermercados y el descenso del consumo de bebidas alcohólicas, ¿están los pubs ingleses en peligro de extinción?

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