La presa que siempre está llena
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En el mapa del agua embalsada, la provincia puede presumir de tener al completo sus reservas hídricas, una rareza en la España seca que tiene su explicaciónEn la cartografía del agua, Valladolid bien podría ser la envidia de España. Y eso que allí los agricultores también sufren restricciones para sus riegos por la sequía. En el mapa que plasma la situación de las reservas hídricas por provincias, la tierra de Delibes ... aparece bendecida por un azul tormenta, el indicador de que sus embalses rebosan agua frente al claro que refleja los magros registros de los sureños. Aunque para ser exactos, habría que decir su embalse, en singular, porque la provincia solo tiene uno de cierto calado y de titularidad pública, el de San José. Con sus 6 hectómetros cúbicos, es uno de los benjamines del país, y llueva, nieve o haga un calor de mil demonios, permanece lleno. Su nivel de agua es fijo. Así ha sido desde que Franco lo inauguró en 1946 y también en la era de internet. Cada vez que el portal especializado Embalses.net publica su informe semanal con la situación de los pantanos peninsulares, ahí emerge Valladolid brillando en el mapa patrio con su exultante 100%.
El viejo embalse presume de su oro líquido rodeado de pinos y cipreses en un entorno privilegiado, donde es posible observar garzas, zampullines, y hasta jabalíes y lobos.
Situado en el término municipal de Castronuño, a unos 70 kilómetros de la capital pucelana, San José figura con el nombre oficial de 'gran presa', conforme a la normativa, pero en realidad es de los más modestos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), 450 veces menor que el de La Almendra, en Zamora, el grandullón de Castilla y León.
Que San José siempre esté colmado obedece a su estratégico emplazamiento sobre el generoso cauce del Duero. No se trata, además, de los llamados embalses de regulación (los que almacenan el agua para soltarla para los hogares, el campo o la industria), que son la mayoría de los situados en la parte alta de las cuencas.
San José es un embalse de derivación y su fin no es guardar agua para cuando se necesite, sino elevar la altura del agua que discurre por el Duero y conducirla hacia los dos canales de riego que salen por sus extremos: por la margen derecha el canal de la zona regable de Toro-Zamora, y por la izquierda, el canal de San José para el área con ese mismo nombre. «La presa permite mantener una cota elevada para poder derivar el agua a esos canales. Dado que se encuentra sobre el río Duero en su cauce medio mantiene un nivel permanente. No se puede vaciar. Si ocurriera eso significaría que el cauce se ha secado», explican desde la CHD.
Por su configuración geográfica (una gran meseta sin casi montañas), Valladolid, atravesada por ríos como el Duero, el Pisuerga, el Cega, el Adaja o el Esgueva, carece de embalses de regulación, salvo uno pequeñito (no llega a un hectómetro cúbico) en Encinas de Esgueva, que pertenece a una comunidad de regantes y tiene también uso recreativo. Por eso la capital se abastece desde los embalses de Carrión, en Palencia, y Cuerda del Pozo, en Soria.
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