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Utilizaban un método novedoso. En lugar del gas acetileno, que se insufla por la rendija de los cajeros para provocar una detonación controlada, empleaban una técnica propia de la pirotecnia: una petaca de fabricación casera cargada con pólvora extraída de petardos para causar explosiones en ... sucursales bancarias con el objetivo de apoderarse del dinero que almacenaban.
La actividad de estos delincuentes, que se repartían entre dos bandas que operaban en paralelo, había mantenido en jaque a las Fuerzas de Seguridad del Estado desde mediados del año pasado, cuando actuaron -la misma noche- en dos cajeros de Málaga situados además en zonas muy concurridas de la capital: La Malagueta y Teatinos. En esos dos golpes se apoderaron de 82.000 euros en efectivo.
En apenas nueve meses, la Guardia Civil, la Policía Nacional y Mossos d'Esquadra han desmantelado estas dos organizaciones, integradas por 14 miembros afincados en Madrid y Málaga, a las que se atribuyen 15 robos en bancos por todo el país. En total, habrían amasado un botín superior a los 600.000 euros.
Los arrestados empleaban dos modus operandi diferentes. En unos casos, utilizaban la petaca cargada con pólvora para provocar la explosión y apoderarse del dinero del cajero, causando múltiples daños -y una gran alarma social- pero sin usar la violencia. Otras veces sí hacían gala de una enorme agresividad: fingían ser agentes de las Fuerzas de Seguridad para cometer atracos en los que no dudaban en retener a las víctimas si era necesario.
La operación, denominada 'Mozarella', se inició tras los dos robos cometidos la madrugada del 8 de agosto en Málaga. Meses después, en octubre, habrían cometido otro asalto similar en Valencia, en el que sustrajeron 40.000 euros. Y el pasado febrero, varios de los investigados habrían realizado un robo en grado de tentativa con explosivos en una entidad bancaria de Pinto (Madrid), si bien no lograron sustraer dinero.
Los investigadores identificaron a otros miembros del entramado. Entre ellos se encontraba la persona supuestamente encargada de fabricar los artefactos explosivos, elaborados con pólvora negra procedente de petardos y otros artefactos pirotécnicos que era prensada en una cápsula metálica a la que denominaban «petaca».
Los agentes detectaron otro grupo criminal cuyos miembros –asentados en Madrid- también cometían robos en cajeros automáticos utilizando explosivos. Los investigados, que utilizaban un modus operandi similar y contaban con el mismo proveedor de explosivos caseros, eran responsables de siete ataques a cajeros automáticos en el año 2022 en Barcelona, Madrid, Alcalá de Henares y Alcobendas, donde lograron obtener un botín de cerca de 550.000 euros.
Los investigados evolucionaron la técnica en el robo de cajeros automáticos -haciendo uso de medios y equipamientos especiales- y extremaban las medidas de seguridad antes, durante y después de la ejecución de los robos, lo que dificultaba aún más su esclarecimiento.
Por un lado, utilizaban vehículos sustraídos de gran potencia. De esta forma, una vez consumado el robo, y lejos del lugar del mismo, les prendían fuego o rociaban con extintores para volver a desplazarse en otros turismos sustraídos que habían ocultado pero no utilizado. Por otro, cuando ejecutaban los robos apagaban sus teléfonos móviles y se desprendían de las ropas que empleaban.
La labor de inteligencia policial entre los tres cuerpos de seguridad que participaron en la operación se descubrió que se producía un intercambio de miembros entre ambos grupos criminales. Asimismo, comprobaron que su actividad delictiva no consistía únicamente en el robo a entidades bancarias mediante el uso de explosivos, sino que algunos de ellos habían participado en dos hechos delictivos de carácter violento ocurridos en Málaga.
El primero de ellos tuvo lugar a principios de marzo en Vélez-Málaga, a las puertas del domicilio de la víctima. Los investigados utilizaron vehículos que habían sustraído previamente y se hicieron pasar por policías -armados con pistolas y exhibiendo chalecos y placas policiales- para introducirla a la fuerza en uno de ellos. La ataron con bridas y la trasladaron a un descampado. Allí la golpearon, al tiempo que le reclamaban la ubicación del lugar donde tenía guardado el dinero en su domicilio, y le sustrajeron su documentación, 1.270 euros, y llaves de su vivienda, de su local de trabajo y de su vehículo. Posteriormente, lo liberaron y quemaron los coches utilizados en el golpe.
A mediados de abril, los arrestados asaltaron a otra víctima en un polígono de Málaga. Como en el caso anterior, disponían de informaciones privilegiadas y utilizaron dos vehículos sustraídos con las placas de matrícula dobladas. Tras vigilar a la víctima, decidieron asaltarla cuando iba conduciendo y portaba en el interior del vehículo 30.000 euros en efectivo y un pagaré de 3.430 euros. En esta ocasión, le cerraron el paso por delante y por detrás con dos vehículos, rompiendo los cristales de su coche y sacándolo por la fuerza del interior para quitarle el vehículo y marcharse con él y su dinero, según han informado las Fuerzas de Seguridad participantes en la operación.
El modus operandi utilizado constata la ejecución de los robos en tres fases. La primera consistía en seleccionar a los objetivos o víctimas; para ello disponían de informaciones privilegiadas (en el argot policial se conoce como «santos») sobre la capacidad económica de las posibles víctimas o su relación con negocios ilícitos, tales como el tráfico de drogas o la tenencia de importantes cantidades de dinero de difícil justificación.
La segunda fase se basaba en vigilar a las víctimas, controlando sus rutinas y movimientos, lo que requería un alto grado de profesionalidad e infraestructura, así como el uso de medios especiales como cámaras de vigilancia o balizas GPS.
A finales del pasado mes de abril, se realizó la explotación de la operación que finalizó con la detención de todos los investigados -14 en total- a excepción de uno que escapó al detectar el dispositivo policial. Además, los agentes realizaron 23 registros simultáneos en las provincias de Málaga (4), Toledo (3) y Madrid (16). Fruto de los mismos, intervinieron gran cantidad de billetes impregnados de tintas de seguridad de los bancos, numerosas armas de fuego y munición, balizas GPS, material de cerrajería para apertura de puertas, inhibidores de alarmas, material y ropa de Policía Nacional y Guardia Civil, dinero en efectivo, siete vehículos, ocho relojes de lujo y placas de matrícula falsas, entre otros efectos. Asimismo, desmantelaron una plantación de marihuana e incautaron 112 plantas.
Las pesquisas han acreditado que los hechos delictivos descritos conformaban la única fuente de ingresos de los arrestados. Por otra parte, la dificultad de la investigación ha radicado en que éstos tenían un amplio historial delictivo. De hecho, casi todos sus antecedentes policiales eran por delitos contra el patrimonio, lo que además los convertía en conocedores de las técnicas policiales en base a su dilatada experiencia. Cometían los robos por todo el territorio nacional -desplazándose de una comunidad autónoma a otra- y eran especialistas en el uso de medios, equipamientos y técnicas policiales.
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