Junto a la rueda del avión no se viaja con placidez. Las condiciones pueden ser mortales. La temperatura puede llegar a estar bajo cero, hay escaso oxígeno y baja presión atmosférica. Además el peligro de caer en algún momento, como en el despegue o el ... aterrizaje, cuando se abre el compartimento, es muy alto.
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A un hombre de 22 años y nacionalidad keniata le encontraron en este espacio no presurizados cuando el avión, que procedía de Sudáfrica, aterrizó en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam. La noticia no era que alguien intentara colarse como fuera en un vuelo hacia Europa, sino que el polizón estaba vivo. Y en «condición estable», según un portavoz de las autoridades aeroportuarias de los Países Bajos, que se encargaron de trasladarle al hospital. Los medios locales informaron que el pasajero ilegal se recuperó tan pronto pisó tierra e incluso respondió a las preguntas de sus rescatadores.
Desde el punto de partida, el itinerario demora once horas, en este aparato de carga de la empresa Cargolux, que confirmó la existencia de este viajero furtivo. La primera hipótesis se centraba en que el pasajero clandestino subió al Boeing 747 por debajo, escalando varios metros y burlando la seguridad del aeropuerto, cuando estaba parado en Johannesburgo. La segunda teoría, que es la que por la nacionalidad del joven parece confirmarse, es que embarcó en Nairobi, Kenia, donde el avión hizo una escala para cargar y descargar mercancías. «El hombre está bien», confirmó la policía militar que custodia las fronteras holandesas. «Es muy inusual que haya logrado sobrevivir». El migrante, cuyo nombre no ha trascendido, estuvo, por tanto, algo más de ocho horas junto a las ruedas delanteras del avión.
De África a Europa
Aunque no es frecuente, debido a las férreas medidas de control que existen en las pistas de aterrizaje, la desesperación hace que cada año se encuentren cuerpos sin vida en lugares de los aviones no aptos para transportar a personas. Al menos dos el año pasado. En esta ruta africana con destino a Europa los que intentan cruzarla son, en su mayoría, hombres procedentes de Kenia y Nigeria, como en este caso. Pero en el mundo cada año mueren 4.000 emigrantes en transportes ilegales, por tierra, mar y aire, según Migration Data, un cálculo que «representa solo una estimación mínima, ya que la mayoría de muertes de migrantes en el mundo no se registran».
Las últimas estadísticas de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) indican que este año 2022, Europa y Asia acogen casi 180 millones de migrantes (legales e irregulares) entre los dos continentes, un 61% del total, lo que da una idea de los desplazamientos anuales y los países receptores.
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La ruta más mortal, a juicio de la OIM, es la del Mediterráneo. El cruce de África a Europa, esta vez en la panza de un avión, tiene ahora a un nuevo sobreviviente.
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