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Los obispos no deben admitir a personas abiertamente homosexuales como aspirantes al sacerdocio porque ya existe «demasiado mariconeo» en algunos seminarios. La llamativa expresión es del Papa Francisco y la utilizó el pasado 20 de mayo en la reunión a puerta cerrada que mantuvo en ... el Vaticano con los miembros de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). Diversos participantes en esta cita, convocada con motivo de la asamblea general del episcopado transalpino, revelaron manteniendo el anonimato a los medios locales el espontáneo comentario que hizo el Pontífice al rechazar la admisión a los seminarios de los candidatos que manifiesten de manera clara que son gais.
Las palabras del Pontífice provocaron las risas de algunos prelados, sorprendidos ante el término utilizado por Jorge Mario Bergoglio: 'frociaggine'. Esa palabra tiene connotaciones despectivas en italiano, una lengua que el Papa domina por el origen de sus abuelos, emigrados a su Argentina natal desde la región italiana de Piamonte, al norte del país. No es la primera vez que el Pontífice, al que le gusta hablar con libertad y que se siente incómodo con los discursos encorsetados, se ve en una situación comprometida por utilizar un lenguaje excesivamente coloquial o incluso vulgar. Es lo que habría ocurrió en diciembre de 2022 en el encuentro que mantuvo con los seminaristas de Barcelona: improvisó con ellos una conversación en tono coloquial en la que se coló alguna expresión malsonante, aunque no fue recogida luego en el discurso oficial publicado por la Santa Sede.
Más allá de la polémica abierta por las palabras del obispo de Roma, la posición de la Iglesia católica sobre esta cuestión es clara. Un documento oficial del Vaticano de 2005 señala que no pueden ser admitidos al seminario «quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay». Bergoglio ya mantuvo la misma posición, aunque con palabras menos gruesas, en el encuentro que mantuvo con la CEI en 2018, cuando comentó: «Si hay dudas sobre la homosexualidad, es mejor que no ingresen en el seminario». Les pidió entonces a los obispos italianos que no se dejaran llevar por la falta de vocaciones y desarrollaran un «cuidadoso discernimiento» sobre este tema, ya que «la práctica de actos homosexuales» puede acabar generando «escándalos» que sacuden la vida de los seminarios y de toda la comunidad católica.
La firme posición del Pontífice supone una advertencia para la CEI, que estaba trabajando en un nuevo documento para regular el acceso a los seminarios que hace una distinción entre la simple orientación gay, que según los obispos no supondría una amenaza para cumplir con el celibato sacerdotal, y las «tendencias profundas radicadas» homosexuales. El episcopado italiano reconocería así la realidad existente ya en muchos seminarios, donde es habitual encontrar a personas gais aspirantes al sacerdocio.
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