La pandemia dispara un 57% las demandas de ayuda a Cáritas

El Informe 2020 de la Fundación FOESSA certifica que la depresión económica se produce en un contexto donde un alto número de hogares ya vivían al día, al tiempo que tenían grandes problemas o directamente no podían hacer frente a gastos imprevistos. Para los expertos, existe una seria amenaza de que la salida a la crisis actual no se produzca en forma de V, sino sea más bien un proceso que adopte el perfil de una L. Si a esto se añaden las grandes dificultades para afrontar los gastos de vivienda, el panorama es desolador.

Los autores de informe advierten de la grave crisis de vivienda que va tomando cuerpo. Así, muchos hogares no pueden satisfacer pagos de hipoteca o alquiler de la vivienda (49,2%) y no disponen de dinero suficiente para asumir los costes de suministros (51,2%). No en balde, el 19,5% de las familias se han visto obligadas (o se lo plantean como opción futura) a mudarse a una vivienda más barata. Mientras, un 13,2% viven con una inminente amenaza de expulsión o desahucio. «Si a esto le sumamos las elevadas tasas de desempleo y la fuerte caída de ingresos, podemos estar a las puertas de una crisis de emergencia habitacional muy relevante», dice el informe.

Con el fin de que la situación no refleje estos negros augurios, los autores del informe proponen consolidar el ingreso mínimo vital y que esta prestación se desvincule del derecho a recibir apoyo para la inclusión social. Propugnan además una reforma fiscal con independencia de cuán abundantes sean los fondos que España reciba de la UE para su reconstrucción. Además, los expertos invitan a las autoridades a que se regule un doble derecho, el derecho a la supervivencia material y el derecho a la inclusión social. Por añadidura, se demanda que a las medidas de combate contra la pobreza se añada un complemento para el acceso a la vivienda.

La investigación también alerta de que buena parte de la infancia se está quedando atrás en su progreso estudiantil. No pertenecer a la comunidad virtual está socavando la igualdad de oportunidades, tanto en la infancia como en los hogares más golpeados por la penuria. Para uno de cada tres hogares (34%) está disminuyendo el rendimiento escolar de sus hijos al no poder seguir el ritmo marcado (cuando este ha existido) por el centro de enseñanza. Esta circuntancia obedece a que no todas las familias disponen en la vivienda de conexión a internet o carece de los dispositivos adecuados (17%).

No todas las personas han tenido oportunidad de teletrabajar. En los hogares monoparentales y en las familias con pocos apoyos la conciliación ha sido muy compleja. Si a todo se une la necesidad de cuidar a un dependiente, las dificultades resultan asfixiantes. Un 18% de los hogares con menores de edad a cargo admite haber tenido que renunciar a una ocupación o puesto de trabajo para hacerse cargo de los niños.