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AINHOA DE LAS HERAS
Martes, 28 de junio 2022, 11:28
«Se ha oído un gran estruendo. El ruido era estremecedor. Y cuando me he asomado al balcón he visto que se habían venido abajo el patio y las dos garitas del aire acondicionado», explica Marian, una de las vecinas de los portales 59 y ... 61 de la calle Licenciado Poza, en pleno centro de Bilbao, que han sido desalojados de manera preventiva esta noche a causa del desplome. «Mi hijo ha visto cómo se caía para adentro», afirmaba Tensi, otra afectada. «Nunca sabes dónde va a estar el peligro. Estás sentada en el sofá del salón con tu hijo y mira...», suspiraba con el susto aún metido en el cuerpo. «Se ha sentido como un terremoto», confirmaba Fernando mientras esperaba con los suyos al taxi que le trasladaría al hotel en el que iban a ser realojados.
Una veintena de familias residen en los dos bloques. Solo siete personas han tenido que ser trasladadas a un hotel del Casco Viejo por el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS) al verse afectadas las estructuras, según informa una portavoz del Ayuntamiento de Bilbao. La mayoría se han acomodado con allegados y otras se encontraban de vacaciones. Policía Municipal y Bomberos decidieron paralizar la obra y evacuar los números 59 y 61. El desalojo, que probablemente será solo por esta noche, se produjo de manera ordenada, ya que no había riesgo de colapso. «¿Cuánto tiempo tenemos para recoger las cosas?», le pregunta una de las vecinas a una de las trabajadoras sociales desplazadas al lugar. «El que necesiten, en cuanto bajen con ellas nos vamos».
El suceso se registró alrededor de las siete menos cuarto de la tarde. Según los Bomberos, el motivo del derrumbe fue «el uso de maquinaria neumática» -vecinos vieron unas horas antes cómo «una excavadora» accedía al interior del local con grandes dificultades, dada su altura- que habría tocado una estructura que hacía las veces de muro de carga, apuntan las mismas fuentes. Esta misma explicación le han trasladado uno de los afectados, que justo antes de abandonar el lugar camino del alojamiento en el que ha sido reubicado, fotografía con el móvil el contenedor de obra ubicado junto a su portal con restos del desescombro de la lonja. «Me han dicho los bomberos que algunos de los ladrillos que se ven son de tabiques, pero otros son del muro de carga» . Tras el ruido que se escuchó al colapsar el techo, se generó una nube de polvo. Al principio, «pensábamos que podía haber muertos porque había obreros trabajando dentro». El primer objetivo de los servicios de emergencia pasaba por descartar que hubiera personas atrapadas.
Justo por la mañana habían comenzado unas obras en los bajos de la manzana, donde se va a ubicar un McDonalds y que anteriormente había acogido un supermercado. Uno de los trabajadores que se encontraba en el interior ha sido alcanzado por los cascotes y ha tenido que ser evacuado al hospital de Basurto para ser atendido de las lesiones, que en principio no revestían gravedad. Según los testigos, el operario «llevaba casco. Eso le ha salvado la vida». Al desplomarse el techo de la lonja, que coincide con el suelo del patio de manzana del edificio, un compañero corrió a ayudarle. «¿Estás bien?», le preguntaba. El obrero contestó afirmativamente y salió por su propio pie.
Como en el inmueble olía a gas, las primeras patrullas de Ertzaintza y Policía Municipal desplazadas al lugar y una dotación de los Bomberos del parque municipal, decidieron desalojar los dos portales afectados de manera preventiva mientras se revisaba la estructura. Alrededor de las ocho de la tarde han permitido a los residentes regresar a sus casas. Algunos confesaban que tenían «miedo» y que preferían esperar a que se aclararan las cosas antes de volver a sus hogares.
Posteriormente, se ha optado por evacuar definitivamente los dos portales ante la posibilidad de que la estructura se hubiera visto afectada. «A mí me han dicho que era solo por una noche, igual por no asustarme», explicaba con la preocupación aún reflejada en el rostro Eloísa mientras esperaba junto al portal para irse a pasar la noche a la casa de una hija, que vive en las inmediaciones. A Eloísa el hundimiento le había sorprendido en la cocina. Ella misma avisó a otros residentes del edificio de lo ocurrido. «Lo que me preocupa es qué va a pasar si siguen con las obras en los próximos días. Estaban previstas para tres meses y nadie nos ha dicho nada, ni pedir disculpas por las molestias. No se ha convocado ni una reunión de la comunidad», se quejaba otra vecina.
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