Por novena semana consecutiva, los embalses españoles han vuelto a perder agua, aunque en esta última ocasión se han dejado por el camino nada menos que 892 hectómetros cúbicos, la mayor cantidad desde hace casi tres años. Habría que remontarse a la semana del 27 ... de julio de 2021 para ver un retroceso mayor. En aquella ocasión, los pantanos perdieron en siete días 919 Hm3. El dato pulveriza los últimos registros. La semana pasada, por ejemplo, la reserva cayó en 755 Hm3 y la anterior, en 555.
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Por eso se nota que la reciente ola de calor (este martes hemos entrado en una nueva) ha pasado factura a la reserva hídrica nacional, que ha perdido cerca de 900.000 millones de litros del preciado elemento, lo que supone un descenso de 1,6 puntos porcentuales en solo una semana. Según el boletín hidrológico que cada martes publica el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco), el nivel de los embalses se sitúa en el 58,8% de su capacidad (almacenan 32.960 hectómetros cúbicos), aún muy por encima del verano de 2023, cuando estaban al 43,4% de su capacidad (quince puntos menos) y guardaban solo 24.300 Hm3.
Es la primera vez en cuatro meses que los embalses caen por debajo del 60% de su capacidad. Aun así, la situación actual también es mejor que la media de los últimos diez años (56,5% de su capacidad, algo más de dos puntos por debajo), lo que permite afrontar con garantías la época del año en la que menos agua entra en los embalses y más sale, tanto por un aumento del consumo relacionado con las altísimas temperaturas propias de la época y la masiva llegada de turistas, como por los riegos agrícolas necesarios en estas semanas del año y una mayor evaporación por la ola de calor.
Desde el pasado 21 de mayo, los embalses nacionales no han dejado de perder agua sumando nueve semanas consecutivas de pérdidas. En concreto han perdido 4.198 hectómetros cúbicos, una cantidad más que suficiente como para llenar el pantano de La Serena, en Badajoz, el mayor de España con capacidad para albergar 3.220 hectómetros cúbicos de agua, y el de Iznájar, el más grande de Andalucía, con sus 920 Hm3.
Tal y como recoge el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), las precipitaciones de los últimos siete días han afectado a la vertiente Atlántica y han sido escasas en la vertiente Mediterránea. La máxima se ha producido en San Sebastián con 19,9 litros por metro cuadrado.
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128 Litros por habitante y día
El consumo medio de agua de los hogares españoles fue de 128 litros por habitante y día en 2022, según la última estadística oficial sobre el suministro de agua publicada por el INE este martes y que hace referencia a 2022. Representa un descenso del 3,9% respecto a 2020 (la anterior encuesta realizada por el INE).
Por vertientes, el Cantábrico Oriental se encuentra al 82,2%; Cantábrico Occidental al 90%; Miño-Sil al 83%; Galicia Costa al 70,5%; las Cuencas internas del País Vasco al 90,5%; Duero al 81,7%; Tajo al 69,4%; Tinto, Odiel y Piedras al 82,1% y Ebro al 68,2%.
Por debajo del 50% se encuentran Júcar al 48,2%; Guadiana al 45%; Guadalquivir al 39,1%; Cuencas internas de Cataluña al 35,9%; Cuenca Mediterránea Andaluza al 28,5%; Guadalete-Barbate al 25,4% y Segura al 21%.
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En una semana todas las cuencas han experimentado un descenso en su volumen de agua almacenado, salvo la del Miño-Sil y las internas del País Vasco, que se mantienen igual.
Para el climatólogo Jorge Olcinas, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y experto en gestión del agua, es normal que en estas semanas centrales de julio y en las venideras de agosto la reservas vayan bajando en el entorno de los 500-700 hectómetros cubicos cada semana. «Hay que pensar que ahora se eleva el consumo por el turismo, pero también se necesita más agua para el riego agrícola, como por ejemplo los cultivos de cítricos, y hay una mayor evaporización por las altas temperaturas».
Olcina recuerda que «estamos en el momento del año de mayor gasto del agua. En verano apenas hay aportaciones y sí continuos descensos. Afortunadamente», prosigue el profesor, «las lluvias de primavera permitieron incrementar recursos y garantizar el suministro de agua urbana en España. Otra cosa es el suministro agrario, donde hay puntos en Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía o Región de Murcia con restricciones para los cultivos de regadío, aunque es verdad que en estas zonas entraban dentro de la lógica al estar más afectadas por la sequía».
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