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Los obispos creen que la postura de las 16 monjas clarisas de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya), que reniegan del Concilio Vaticano II y abominan del magisterio de todos los papas posteriores a Pío XII, «es una declaración de ruptura con la Iglesia». «Lamentamos profundamente ... la declaración de ruptura de la comunión con la Iglesia católica contenida en la carta de la abadesa del Monasterio de Belorado», dice una nota publicada por la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Los prelados, que hasta ahora habían evitado pronunciarse sobre el cisma, amonestan a las religiosas, a las que advierten que se están alineando con una secta.
Los mitrados observan en la declaración de las clarisas rebeldes la sombra de Pablo de Rojas, el 'obispo' que se ha encerrado en el convento con las monjas amotinadas y que puede estar detrás del benefactor que se ofrece a solucionar sus problemas económicos. «El texto parece inspirarse en los principios básicos de esta corriente y, concretamente, entronca con un grupo que es considerado una secta por varios expertos».
La nota deplora «el tono ofensivo y recriminatorio» del manifiesto de 70 páginas en el que las clarisas expresaban su desacuerdo con el Papa Francisco, dado que abunda «en expresiones confusas que parecen fruto de engaños». «Consideramos que los motivos de descontento aducidos en la mencionada carta tienen vías de solución distintas de la determinación que en ella se expresa y no encontramos relación proporcionada entre las causas expuestas y la conclusión a la que se llega», alegan los obispos, que demandan que «cada hermana del Monasterio de Belorado y Orduña, en el ejercicio de su libertad de conciencia, pueda expresar su postura ante la decisión que comunica la abadesa».
La Conferencia Episcopal insta al diálogo y pide a las monjas que depongan su actitud de desobediencia. «Pedimos la apertura de todas las hermanas de la comunidad al diálogo con obispos, sacerdotes, personas consagradas, hermanos y hermanas de la Iglesia católica que, fieles a la verdad y en comunión con el Papa Francisco, buscan el bien para este monasterio y para cada hermana clarisa».
«En virtud de nuestra misión de velar y acompañar a la vida consagrada en España, nos comprometemos a seguir esforzándonos en trabajar por la comunión fraterna en la Iglesia; evitar posturas extremas y polarizaciones; incrementar el discernimiento espiritual en la vida cotidiana, personal y comunitariamente; crecer en la escucha a los hermanos a la luz del Espíritu Santo, como el camino sinodal indica, y cuidar las relaciones fraternas entre todos los miembros de la Iglesia», reza el escrito.
Con la decisión de desligarse de Roma y adherirse a la Pía Unión de San Pablo Apóstol, las monjas se exponen a la excomunión por incurrir en el «delito de cisma», según los especialistas consultados.
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