Celebración del Día Internacional del Cannabis en un parque de Nueva York. EFE

Nueva York huele a marihuana

Barra libre tras la legalización ·

A la espera de que este Estado norteamericano dé las primeras licencias de venta, proliferan las tiendas, furgonetas y particulares que venden porros preliados

Caroline conejero

Domingo, 25 de septiembre 2022, 00:35

El aire de Nueva York ha cambiado. En una ciudad plagada de inagotables aromas culinarios e idiosincrasias culturales, el olor a marihuana se ha apropiado del oxígeno y parece habitar en las calles, en los parques públicos, en las recreaciones al aire libre, e incluso, ... acariciar la nariz al asomarse por la ventana del apartamento. Toda la ciudad huele a marihuana. Desde la legalización del cannabis con fines recreativos que tuvo lugar en marzo de 2021 para mayores de 21 años en todo el estado de Nueva York, la ciudad parece envuelta en una especie de 'verano de las flores' permanente que flota en el aire indiferente al tiempo y al efecto.

Publicidad

«Lo que más huelo es marihuana», comentó el alcalde Eric Adams recientemente en una rueda de prensa sobre el incremento de olores en la ciudad. «Es como si todo el mundo estuviera fumando un porro ahora, ¿sabes? Todo el mundo tiene un porro», agregó el alcalde.

En el horizonte, un mercado potencial de hasta 4.200 millones de dólares. De la noche a la mañana un boom de venta asequible de hierba prolifera por todas partes para abastecer un incremento en la demanda como si no hubiera un mañana. Un sinnúmero de tiendas de tabaco, camionetas, autobuses y hasta improvisadas mesas plegables en los parques compiten en número con los puestos ambulantes de comida.

Una mesa con productos relacionados con la marihuana, en una calle del centro. EFE

La legalización implica que los neoyorquinos pueden llevar encima tres onzas (85 gramos) de cannabis y fumarlo o tomarlo libremente en cualquier lugar donde se pueda fumar tabaco, incluyendo los hoteles, quedando excluidas zonas como colegios, puestos de trabajo o interiores de vehículos. En el caso del cannabis concentrado la posesión queda limitada a 0,85 onzas (unos 25 gramos). Y también está permitido poseer en el domicilio tres libras (casi un kilo y medio). El olor a marihuana no puede ser usado como justificación para detener y registrar a un peatón.

Publicidad

Los turistas buscan la hierba o se quedan pasmados ante la oferta descarada de venta en llamativas furgonetas y autobuses pintados con grandes hojas de marihuana al estilo grafiti, estacionados en los distritos céntricos como Times Square, Broadway y Harlem, y en Queens y Brooklyn. En un momento se pueden comprar fácilmente porros preliados, bolsitas de colores, gominolas de cánnabis, y toda la parafernalia necesaria para unirse a la nube de humo general del ambiente.

Ya no hace falta esconderse. Una mujer policía municipal en Times Square halaga al perrito de un joven. Éste se fuma un porro de gran tamaño y le explica que la mascota tiene su propia cuenta en Instagram.

Publicidad

Gente molesta

Pero no todo el mundo está contento, lo que entretiene a unos molesta a otros, y son muchos los que piensan que la ciudad de Nueva York apesta a marihuana. El consumo abierto de hierba ha generado un incremento de llamadas de quejas al 311 por parte de muchos neoyorquinos descontentos por el olor rampante en las calles de los cinco condados.

Incluso, el ya de por sí quejoso tenista Nick Kyrgios, encontró un nuevo motivo para su extensa lista de agravios durante el último US Open, y muy irritado, transmitió sus quejas al juez de silla por el olor a marihuana proveniente de las gradas durante su partido en el estadio Louis Armstrong. La estrella del tenis australiano se quejó del olor y del murmullo entre los espectadores y recriminó al juez que no llamara la atención y prohibiera encender porros durante el partido. Luego aclaró que padece de asma.

Publicidad

El fácil acceso y la despenalización han creado un momento muy particular en el que muchos vendedores dicen estar aprovechando las lagunas legales de la ley.

Michael McQueeny, un abogado especializado en leyes de cannabis, señala que lo que está ocurriendo en Nueva York en este momento no es muy diferente de lo que ha ocurrido en los otros 14 estados americanos después de la legalización. «Normalmente cuando un estado legaliza por medio de una ley o un referéndum hay un periodo 'interino' entre la legalización y la emisión de licencias», señala McQueeny en una entrevista con este periódico. Lo que está pasando es que hay ciertos vendedores que aprovechan este periodo entre medias, añade. «Pero para dejarlo claro, la Oficina de Gestión del Cánnabis (OCM) del Estado no ha expedido todavía un solo permiso de venta de cannabis», explica McQueeny.

LAS CLAVES

Quejas del alcalde

«Lo que más huelo es a marihuana. Es como si todo el mundo estuviera fumando un porro ahora»

Primeras redadas

La Policía ha comenzado a perseguir a las furgonetas de venta de hierba que había en Times Square

Muchos vendedores afirman tener permisos de venta y otros señalan que no venden, sino que aceptan donaciones. Se trata de un proceso de intercambio, dicen, con el propósito de educar al público sobre el cannabis y sus diversos beneficios, ya sean recreacionales o medicinales. Otros insisten en que las lagunas de la ley permiten vender porque la posesión y el consumo están despenalizados y aprovechan el momento para hacer dinero rápido. Aunque teóricamente la venta de marihuana para uso recreativo entre adultos sigue siendo ilegal en Nueva York, a la espera de que el estado emita los primeros permisos.

Publicidad

Aunque la situación puede cambiar en cualquier momento. Si hasta ahora se había hecho la vista gorda por falta de regulación, en las últimas semanas la Policía ha venido realizando redadas de vehículos ambulantes de marihuana, incluidos doce furgonetas de colores en la zona de Times Square. Aun así, la incautación no se hizo por razones de venta ilícita, sino por no tener permisos de venta de alimentación o por sostener enormes deudas de multas de estacionamiento sin pagar.

El propio jefe de patrulla Jeffrey Maddrey describió como 'ilegales' los 19 vehículos incautados hasta el momento que distribuían marihuana a los transeúntes en el centro de Manhattan. Maddrey aprovechó también para enviar un mensaje claro y contundente a los vendedores de que el 'periodo de gracia' de ventas sin regulación llega a su fin. El 16 de agosto tuiteó expeditivo: «Hasta arriba de humo. Mientras otros siguen las reglas, estas furgonetas y sus vendedores no tienen permisos, ¡así que hemos tomado medidas!».

Noticia Patrocinada

Una furgoneta de venta de hierba, aparcada en Manhattan. efe

El alcalde Eric Adams, que ganó las elecciones con una plataforma de defensa de la ley y el orden, estaba de acuerdo: la presencia en las calles de los camiones delincuentes «no es aceptable», señaló. «Ésta no va a ser una ciudad en la que se pasa de la ley. Las furgonetas ilegales no pueden estar en nuestras calles vendiendo marihuana», agregó. El aviso es oficial: la barra libre de ventas se ha terminado y a partir de ahora se pueden esperar medidas enérgicas muy visibles y de consecuencias tangibles para los transgresores.

De momento las entretenidas furgonetas y autobuses han desparecido virtualmente de Times Square y otros distritos, aunque las tiendas de tabaco siguen aun abiertas y continúan vendiendo marihuana.

Según el abogado McQueeny, muchos vendedores no parecen haber 'recibido el memo' de las acciones policiales, y de las cartas de aviso del Estado, algo que, explica, podría perjudicar sus posibilidades de obtener un permiso en el futuro al negarse a esperar a que se abra el periodo de solicitudes.

Publicidad

«Que no esté adulterada»

Para McQueeny, no se trata sólo de que el Estado esté intentando poner trabas a los vendedores por el mero hecho de no estar cobrando impuestos, explica. «Una de las razones por la que se hizo la legalización fue para asegurarse de que el producto para el consumo no sólo provenga de fuentes legales autorizadas por el Estado, sino de que no esté adulterado o contenga sustancias nocivas para la salud como se ha visto en ocasiones», señala McQueeny.

Se trata de regular, en definitiva, una industria que tenga los controles de calidad que tiene cualquier otro producto de consumo alimenticio, que pase unos niveles de inspección y de supervisión desde su origen en las granjas, pasando por el procesamiento y la distribución y hasta la venta minorista al consumidor.

Publicidad

La regularización del mercado está de camino, se trata de tener paciencia, asegura el abogado.

La Oficina de Gestión del Cánnabis del Estado de Nueva York acaba de abrir la primera ventana de solicitudes de permisos de venta que, como forma de 'reparación', da prioridad a personas de minorías, las más castigadas por la injusta ley antidrogas Rockefeller, derogada en sus aspectos más duros. Para finales de año y principios del próximo, con la apertura del plazo de solicitudes de los permisos de venta de marihuana, el Estado podría contemplar un mercado más normalizado y regularizado.

Mientras tanto en Times Square, un joven deambula entre los grupos de turistas con una pequeña caja ofreciendo bolsitas de hierba y porros pre-liados. «Prefiero atenerme a la ley», dice, «pero no tengo otro trabajo».

Publicidad

Y como humo, se va.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad