La nueva vida de la 'viuda negra de Patraix' en la cárcel

La Policía Nacional detuvo a Maje y a Salva tras una ardua investigación. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) confirmó las condenas de 22 y 17 años de prisión, respectivamente, contra la 'viuda negra de Patraix' y su amante.

Cinco años después de ingresar en la cárcel de Picassent, el amor surgió entre rejas y Maje se quedó embarazada de un recluso que cumple pena por otro macabro asesinato que, como en su caso, fue cometido junto con un cómplice. En mayo de 2008 un joven apareció cosido a puñaladas en el río Júcar con una bombona de butano atada a los pies. El suceso conmocionó a la comarca de la Ribera. El reo, David M.R, ya ha alcanzado la condición de tercer grado penitenciario y presumiblemente dejará la prisión valenciana este mismo año.

Maje dará a luz en la prisión de Fontcalent, donde podrá permanecer hasta que su hijo cumpla tres años, según recoge el artículo 38 de la Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP), que regula la estancia de los niños menores en el interior de los centros penitenciarios, para que las madres que tengan que cumplir pena de cárcel puedan estar al cuidado de sus hijos hasta que alcancen dicha edad.

La Unidad de Madres de la cárcel de Fontcalent lleva el nombre de Irene Villa, la víctima de ETA que en 1991 perdió las piernas y tres dedos de una mano cuando solo tenía 12 años. La actividad de este módulo comenzó en 2020, aunque llevaba construida desde 2011. Hasta el año de inauguración, que se atrasó debido a la falta de presupuesto, las madres cumplían pena en la cárcel de Picassent, en Valencia.

La 'viuda de Patraix' tenía 26 años cuando se casó con Antonio -de 37- en septiembre de 2016, a quien había conocido a través de uno de los cuatro hermanos de ella. La joven, que venía de una familia muy religiosa de Novelda, había estudiado en un colegio de monjas. Al finalizar, cursó sus estudios de Enfermería en Barcelona.

Durante la investigación quedó al descubierto que había mantenido relaciones sexuales con otros cuatro hombres durante el noviazgo y el matrimonio con Antonio. Uno de ellos era Salvador, un celador del hospital Casa de la Salud de Valencia, donde trabajaba.

Según recogió la Fiscalía durante el juicio ambos se escribían cartas apasionadas, se llamaban por teléfono y se veían a escondidas. «Me gusta, me atrae, lo deseo», manifestaba Maje en un escrito intervenido por la Policía.

El escrito del Ministerio Fiscal también recoge que el hombre sentía «una profunda dependencia emocional hacia la acusada» y que esta le relataba «los problemas que decía tener con su esposo, incluyendo episodios de violencia», aunque nunca había denunciado ser víctima de malos tratos.

No fue hasta el 16 de agosto cuando se cometió el crimen. Según relata la sentencia, Salva, gracias a una llave que le habría proporcionado su amante, esperó a Antonio escondido entre los coches y lo abordó por sorpresa, asestándole ocho puñaladas en el pecho que le causaron la muerte. El cuerpo sin vida del ingeniero lo encontraron unos vecinos de la urbanización.

Cuando Salva cometió el crimen se reunió con Maje para contarle lo sucedido. Entre los dos habían planeado el macabro asesinato desde hacía tiempo. De hecho, tenían intención de ejecutarlo un mes antes, pero tuvieron que esperar porque Antonio no estaba usando la plaza de garaje.

El autor del apuñalamiento mortal había comprado en una ferretería de la calle Lérida de Valencia en julio el arma del crimen -un cuchillo de cocina-, según la investigación de la Guardia Civil. Días después del homicidio, los agentes intervinieron varias conversaciones telefónicas entre Maje y Salva. En una de ellas, los sospechosos preparaban sus declaraciones en el caso de que los interrogaran o detuvieran por el suceso.

Maje fue detenida un mes después del crimen por la Policía cuando salía de la casa de otro de sus amantes, un publicista de Valencia. A Salva lo apresaron en el hospital de Manises, donde trabajaba junto a Maje tras dejar el centro. Los dos fueron acusados de asesinato. Tres años más tarde un jurado los declaró culpables del crimen de Patraix.