MIKEL AYESTARAN
Domingo, 28 de marzo 2021, 01:07
Diez años después de la llamada 'Primavera árabe' Libia quiere dejar atrás el tiempo convulso de guerra, divisiones internas y extrema violencia abierto tras el derrocamiento y asesinato de Muamar Gadafi en 2011. Después de un largo proceso de negociación auspiciado por la ONU, el ... país cuenta desde mediados de mes con un gobierno de unidad nacional interino apadrinado por la ONU, encabezado por el primer ministro Abdul Hamid Dbeibeh y cuya cara al exterior es Najla el-Mangoush. Nada más jurar su cargo, esta abogada de 49 años compareció ante los medios de su país y declaró que su nombramiento «es una victoria para todas las mujeres de Libia. Espero que sea solo el primer paso hasta llegar a lo más alto: ver a una mujer como cabeza de gobierno». Si todo marcha según lo previsto por Naciones Unidas, este Ejecutivo interino tendrá un mandato de ocho meses y en diciembre se celebrarán elecciones generales.
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No es la primera mujer en ocupar este cargo en el mundo árabe, pero sí en Libia. Sigue los pasos de las mauritanas Nahat Mint Mouknass y Vatma Vall Mint Soueina y de la sudanesa Asma Mohamed Abdalla, y tiene ante sí el reto de reconstruir las relaciones exteriores de un país roto tras una década de guerra y 42 años de dictadura en los que Muamar Gadafi tenía el poder absoluto.
El-Mangoush era un rostro desconocido para la mayoría de libios hasta su nombramiento, pero desde 2011 ha estado vinculada a la política nacional. Natural de Bengasi, ciudad del este que fue la cuna de la revuelta contra Gadafi, no dudó en formar parte del primer Consejo Nacional de Transición, órgano político creado por los revolucionarios para llenar el vacío dejado tras el colapso del antiguo régimen, donde se encargó de dirigir la unidad que se ocupaba de las relaciones con las organizaciones sociales.
Licenciada en Derecho en la universidad de su ciudad, donde trabajó también como profesora asistente, aparcó durante un tiempo su actividad política para completar su formación en Estados Unidos, donde participó en el programa Fullbright y se especializó en resolución de conflictos y construcción de paz en la Universidad de Harrisburg, en el estado nortamericano de Pensilvania. Esto le permitió regresar a su país años más tarde como representante del United States Institute of Peace (USIP).
El papel de las mujeres en Libia ha sido muy complicado en esta década y han pagado un precio muy caro cada vez que han cobrado relevancia social. El año pasado se produjo el asesinato en Bengasi de la activista de los derechos de la mujer Hanan Al-Barassi, y en 2019 desapareció en esta misma ciudad la abogada Siham Sergewa. La repentina ausencia se produjo después de conceder una entrevista a la televisión en la que criticó al general Jalifa Haftar, hombre fuerte en esta parte del país, por su operación militar contra Trípoli. Nunca más se ha sabido de ella.
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De las 31 carteras del nuevo gobierno libio, cinco las ocupan mujeres. Dos de los ministerios en manos femeninas son Justicia, donde desempeñará su labor la abogada Halima Ibrahim Abderrahmane, y Exteriores, claves para la reconstrucción del país. El proceso apadrinado por la ONU se marcó el objetivo de establecer un sistema con una cuota del 30 por ciento de los ministerios para mujeres, pero en este primer intento ese porcentaje se redujo a la mitad. «Estamos orgullosas de ver mujeres en puestos importantes, pero hay que seguir presionando para que el primer ministro cumpla con la cuota», declaró a la agencia AFP la activista Ghalia Sassi, presidenta de la asociación Maaha, al conocer la formación del gobierno. Para Sassi se trata de un primer paso y advierte que «queda un largo camino por delante».
El analista libio Abdulkader Assad piensa que «el nombramiento de mujeres para puestos ministeriales es importante para el país» y sobre El-Mangoush considera que «tendrá un gran apoyo y acceso porque se ha educado en Occidente y es prácticamente ciudadana estadounidense. Seguro que le apoyan, pero también es cierto que es nueva en un puesto así y que carece de la experiencia de su predecesor Mohamed Saial».
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La experiencia la tendrá que ganar día a día y este mismo jueves tuvo una prueba importante ya que recibió en Trípoli, junto al primer ministro, a los responsables de Exteriores de Italia, Alemania y Francia. A la ministra le tocará también lidiar con un conflicto en el que actores internacionales como Turquía, Rusia o Emiratos Árabes Unidos (EAU) tienen una participación directa, lo que ha convertido a Libia en un tablero, rico en petróleo, en el que las agendas externas tienen un papel decisivo.
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