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IÑIGO FERNÁNDEZ DE LUCIO
Jueves, 19 de enero 2023, 09:14
Ségolène Royal (Senegal, 1953) es una figura clave en la política francesa contemporánea. Ha sido diputada en la Asamblea Nacional y formado parte de diversos gobiernos socialistas. Desde la atalaya que le otorga su amplia trayectoria, en los últimos años ha centrado su labor en ... el feminismo y la lucha contra el cambio climático. Atiende a EL CORREO en el Palacio Euskalduna, donde ha participado en el congreso 'Emakumeak' sobre feminismo e igualdad que organiza el área de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación. Admite avances en la lucha contra la «lacra» de los asesinatos machistas, pero advierte de que falla la prevención. «Muchas de las asesinadas habían denunciado pero no se las tuvo en cuenta».
- Hizo historia al ser la primera mujer en llegar a la segunda vuelta de las presidenciales francesas (en 2007, contra Sarkozy). Sufrió muchos ataques, incluso desde dentro de su partido, por su condición. ¿Cree que la situación ha cambiado?
- Sí, porque esos ataques ya no serían posibles hoy. Lo que no ha cambiado es el número bajo de mujeres líderes en el mundo. Si vemos la foto de los mandatarios europeos hay muy pocas mujeres, el G7 son casi todo hombres… Si las mujeres hubieran estado más implicadas en altos cargos, las guerras y conflictos actuales no habrían llegado a los niveles de violencia actuales.
- Ha habido graves regresiones en los derechos de las mujeres en Afganistán, Irán, continúan los crímenes machistas en Europa…
- La ventaja es que ahora se habla de ello. Los feminicidios siempre han existido pero no salían en los periódicos, eran un crimen de 'propiedad'. Cuanto más se hable, mejor combatiremos esta lacra. Y la educación es muy importante. Que se aprenda desde la escuela que los hombres y mujeres son diferentes pero iguales en derechos.
- ¿Qué medidas concretas se implementan en Francia para evitar los feminicidios?
- Pues no muchas. Se denuncian los crímenes cuando suceden, pero no es suficiente. Y luego hay talleres de formación a la Policía, sobre todo para saber cómo recoger los testimonios de las mujeres maltratadas.
- ¿Por qué?
- Hay muchas asesinadas que antes habían ido a denunciar y no se las había tenido en cuenta. Porque a menudo los hombres van después de ellas a comisaría y montan un numerito, lloran, se lamentan... La mujer, en cambio, está acostumbrada a sufrir en silencio. Si tenemos a gente no formada tomando estas declaraciones, al final son engañados. Y esto lo vi mucho durante mi etapa como ministra de enseñanza escolar.
- ¿A qué se refiere?
- Llevé el primer combate contra la pedofilia en las escuelas y vi bien de cerca a los depredadores de niños. Es el mismo mecanismo: el niño cuenta objetivamente lo que ha ocurrido; en cambio, el profesor actúa, monta un teatro. Y lo atroz es que el que al final se suicida es el niño porque nadie le cree, muchas veces ni siquiera los padres. Hay que creer los testimonios, y no creer que una mujer es una confabuladora. Es un mecanismo mental por el cual la institución se pone del lado del depredador.
- Ahora en Francia el debate está en la reforma de las pensiones (hoy hay convocada una huelga general). ¿Perjudica más a las mujeres?
- Por supuesto. Como se les paga salarios inferiores, tienen perfiles profesionales inferiores y carreras que se interrumpen en ciertos momentos (trabajan a tiempo parcial o cogen bajas para cuidar a los niños), tienen una mayor penalización. Y cada vez que se hace una reforma se perjudica a los mayores. Entre las personas mayores, las más pobres son mujeres.
- ¿Teme un estallido social?
- Creo que hay mucho enfado. Hay mucha rabia. La inflación, los aberrantes precios de la energía, la crisis sanitaria… La gente ha sufrido mucho. Las personas no entienden por qué se lleva a cabo una reforma ideológica cuando el sistema no es deficitario. Los grandes servicios públicos franceses están entrando en una lógica de liberalización. Los ricos se enriquecen y los pobres se empobrecen. No hemos votado Europa para esto y además es una vía libre para la extrema derecha.
- ¿Cree que las democracias europeas están a salvo de ataques como los de Brasil o EE UU?
- No lo sé. Si seguimos destruyendo el sistema social europeo creo que va a ser peligroso porque aumentará la pobreza. Y además creo que la guerra en Ucrania ha decepcionado a muchas personas.
- ¿En qué sentido?
- Nos decían que había que votar Europa porque se encargaba de la paz y no hemos sido capaces ni de detener una guerra. ¿Y qué les dejamos a las jóvenes generaciones? La crisis climática, la crisis sanitaria, y encima no conseguimos mantener la paz en Europa. Ni siquiera podemos ayudar en la mediación. No va bien, no está equilibrada la cosa.
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