Secciones
Servicios
Destacamos
JAVIER MARTÍNEZ
Valencia
Martes, 6 de septiembre 2022, 10:00
Dos hermanos de Antonio Anglés Martins, el presunto asesino de las tres niñas de Alcàsser, fallecieron este verano en Valencia y Albal por sendas enfermedades tras un período de hospitalización y deterioro físico. Enrique y Roberto, que se cambiaron su primer apellido hace años, murieron ... el 15 de julio y 15 de agosto, respectivamente, en un hospital y el domicilio de un familiar.
La Guardia Civil investigó en la década de los 90 la posible participación de ambos en las violaciones y asesinatos de Míriam, Toñi y Desirée, pero descartó esta hipótesis al no hallar ninguna prueba ni indicio que sustentara una acusación contra ellos.
Tras encontrar en la escena del crimen trozos de un volante médico con el nombre y los apellidos de Enrique Anglés Martins, la Guardia Civil detuvo a este hermano del fugitivo y a Miguel Ricart, el único condenado por el triple asesinato, horas después del hallazgo de los cadáveres de las niñas en un paraje de Tous.
Sin embargo, los investigadores constataron al día siguiente que Enrique no había participado en los hechos y que Antonio utilizaba la identidad de su hermano para eludir los controles policiales, ya que tenía una orden de búsqueda y captura por no regresar al centro penitenciario de Picassent tras disfrutar de un permiso penitenciario.
Además, Ricart exculpó a Enrique cuando confesó su participación en el triple crimen e incriminó a Antonio Anglés, que logró escapar y continúa en paradero desconocido 30 años después de los asesinatos de las menores.
Durante las investigaciones, la Guardia Civil también interrogó a Roberto y Mauricio Anglés, pero ambos negaron su implicación en los hechos. Los dos declararon que comieron juntos el 13 de noviembre de 1992, horas antes del rapto de las tres niñas, en el domicilio familiar con sus hermanos Carlos y Kelly, su madre y Luis R., otro delincuente que en 1992 vivía con la familia Anglés en Catarroja.
Además, Roberto señaló que el día que asesinaron a la niñas él estuvo con un amigo en el 'barrio chino' de Valencia y que vivió una temporada en la caseta de La Romana, el lugar donde violaron a las menores, unos cinco o seis meses antes del triple crimen. Esto explicaría el posible hallazgo de algún pelo de Roberto en la casa en ruinas.
A pesar de que el juez instructor de la causa resaltó en un auto «la absoluta inexistencia del más elemental indicio» de que Roberto hubiese podido participar en los hechos investigados, la magistrada que recibió el traspaso del sumario ordenó cotejar el ADN de cinco sospechosos, entre los que se encuentra este hermano fallecido de Antonio Anglés, con los perfiles genéticos que los biólogos tratan de obtener de medio centenar de pelos hallados en la escena del triple crimen.
Los otros cuatro hombres investigados son tres amigos y otro hermano (Mauricio) del fugitivo buscado como autor material de los asesinatos. Aunque la Guardia Civil descartó la implicación de Mauricio A. M., Roberto A. M., Luis R. G., José Miguel M. C. y Ramón Antonio L. R. en las violaciones y asesinatos de las tres niñas, sus códigos genéticos figuran en el sumario tras ser investigados durante la instrucción del caso.
Según la primera declaración de Ricart, solo él y Antonio Anglés participaron en el triple crimen, aunque un año después inculpó a Mauricio Anglés, uno de los hermanos del fugitivo, y a José Miguel M., un delincuente apodado 'El Nano'.
Luis R., uno de los investigados, fue interrogado en la cárcel por dos guardias civiles el 2 de febrero de 1993. El delincuente declaró que vivía en la casa de la familia Anglés cuando desaparecieron las niñas el 13 de noviembre de 1992, aunque no recordaba dónde había estado aquel día. El recluso colaboró con los investigadores y les entregó varios pelos de su cabeza y pubis para que los analizaran y descartaran su implicación en el crimen.
Ramón Antonio L., otro de los sospechosos, iba casi todos los días a la casa de Anglés en Catarroja para comprar la heroína que se inyectaba. El toxicómano confesó que entregó una pistola a Mauricio a cambio de medio gramo de droga un día que tenía un síndrome de abstinencia muy fuerte. Según su declaración, el delincuente sustrajo el arma en una tienda de pollos asados en Benetússer, un establecimiento que regentaba la mujer de un policía local, y se enteró por la televisión de que la pistola había sido utilizada en el triple crimen.
También manifestó que Antonio Anglés o su hermano Mauricio le vendían la droga y que solían esconder la heroína en el tejado. El delincuente aseguró que vio cómo Antonio propinaba una brutal paliza a una toxicómana, sin ninguna compasión, y que obligaba a algunas jóvenes a mantener relaciones sexuales con sus hermanos antes de venderles la heroína.
Dos semanas después de que Ricart volviera a declarar ante el juez para inculpar a Mauricio Anglés y José Miguel M., la Guardia Civil detuvo el 14 de octubre de 1994 al segundo delincuente para interrogarlo. Como los otros dos sospechosos, José Miguel negó su participación en los asesinatos de las niñas y accedió de forma voluntaria a que analizaran sus pelos, tanto del pubis como de la cabeza, porque estaba «totalmente seguro» de que los resultados de las pruebas demostrarían su inocencia. El delincuente afirmó que conocía a Antonio Anglés, pero no a Miguel Ricart, por lo que no sabía si le odiaba por algún motivo y por eso le habría inculpado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.