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Josu García
Jueves, 17 de abril 2025, 18:46
«Que desgracia más grande. Estaba la familia reunida con varios amigos y han oído gritos desde la calle y cuándo se han asomado no ... se podían creer que su hija se hubiera caído por la ventana. Ha sido un accidente horrible». Una niña de corta edad ha fallecido en la tarde de este jueves en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga al precipitarse desde un sexto piso por causas que se desconocen. La Ertzaintza, que cifra la edad de la menor en 2 años aunque fuentes cercanas a la familia insisten en que la pequeña tenía alrededor de 4, ha abierto una investigación. Las declaraciones tomadas a varios testigos que estaban en la vivienda apuntarían, en principio, a una circunstancia accidental, según ha podido saber este diario.
Los hechos han tenido lugar sobre las cinco de la tarde en el número 18 de la calle Irumineta de Otxarkoaga, a unos 200 metros de distancia de la salida de metro de la avenida Langaran. Se trata de un bloque de viviendas humildes, donde la comunidad africana tiene una fuerte presencia. El padre de la niña fallecida es originario de Nigeria mientras que la madre procede de Guinea Ecuatorial.
Tras recibir una llamada de socorro, los servicios sanitarios de emergencia han acudido al lugar y han tratado de reanimar a la pequeña. Pero ha sido en vano. Su madre también ha recibido asistencia por el fuerte impacto emocional sufrido. Ha sido trasladada en ambulancia al hospital de Basurto. «No entendemos cómo ha podido pasar», se lamentaba una amiga de la mujer, entre lágrimas. «Es mi paisana y ha sufrido mucho porque la niña tenía una gemela que también murió durante el parto». La pareja tiene otro par de gemelos. «Son una familia muy trabajadora», contaba Mati Expósito, vecina de la misma calle. «Precisamente aprovechan los días festivos para estar con sus allegados porque hay veces que el padre ha estado trabajando los fines de semana. Que yo sepa ha hecho de todo: construcción, hostelería, venta ambulante...».
Ndeu, otro persona cercana a la familia, no se explica la sucedido. «No lo entiendo. Igual estaba jugando con sus hermanos y han hecho algo... Estos niños son muy despiertos y no es tan difícil abrir una ventana porque aquí no hay rejas como en mi país (Nigeria), donde todas las casas tienen protecciones para que nadie pueda acceder», se decía mientras trataba de buscar una explicación. «El padre tenía papeles desde hace bastante tiempo». La pareja llevaba «tres años» residiendo en el barrio. «Es un buen hombre y ahora le pasa esto, cuando se estaba asentando y las cosas le empezaban a ir bien... Qué pena más grande».
La calle Irumineta rezuma dolor. Varios ciudadanos de origen del África subsahariana se consolaban en corrillos. Algunos lloraban. Otros se echaban las manos a la cabeza. Nadie podía creerse la noticia. «Lo que más le gustaba a la niña era ir al parque a jugar con otros niños en los columpios».
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