Mike Tyson fue un gran boxeador y un mal perdedor. Antes de caer en la lona durante un campeonato de peso pesado, mordió la oreja de su rival, Evander Holyfield. Le arrancó la punta del cartílago. Una dentellada que no se permite ni en las ... marismas de las sangrientas artes marciales mixtas.
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Tatuado en un rostro presente en la gran pantalla por sus cameos en películas taquilleras como 'Resacón en Las Vegas', hace unos años se ha entregado a pelear, de otro modo, por los beneficios del cannabis. Tanto que ha rescatado su ominoso episodio de alocado caníbal, en 1997, para una nueva marca de caramelos de marihuana.
A través de su empresa Tyson 2.0, este hombre nacido en Nueva York en 1966 se ha convertido en un empresario del cannabis. Tiene un rancho de unas 150 hectáreas y comercializa varios productos de cannabis con distintos precios, según portales especializados en el negocio de los cannabinoides. Para su expansión, se ha asociado con la compañía Columbia Care.
Dicen sus publicistas y ejecutivos que él prueba cada novedad, y que sus flores 'knock out' y sus magdalenas 'pound for pound', entre otros artículos, están hechos con las mismas cepas que él consume.
Con una infancia desestructurada y un descomunal esfuerzo para llegar a ser uno de los grandes boxeadores de la historia, Tyson asegura ahora que es consumidor de cannabis por razones de salud mental. «Fuma a diario», según uno de los directivos de su empresa.
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Ahora presenta sus gominolas, llamadas 'Mike Bites' (mordeduras de Mike), que tienen forma de oreja incompleta en la punta. Una marca de dientes algo hiperbólica de la mutilación sucedida en el cuadrilátero, que le valió a Tyson su descalificación en la Asociación Mundial del Boxeo.
Hace unos días, la compañía hizo el anuncio en Twitter, aunque en su web todavía no está entre las referencias de productos disponibles y sólo se venderá en tiendas legales de distribución de cannabis en los estados norteamericanos de California, Massachusetts y Nevada. «¡Estas orejas realmente saben bien!», escribió Tyson en su cuenta. Quién sabe si el negocio le permita recuperar los tres millones de dólares que le costó la multa por su comportamiento antideportivo en aquella ocasión. La idea de endulzar la mordedura ya venía de lejos. Hace un par de años, ambos excombatientes se juntaron para un programa y Tyson le obsequió un caramelo con forma de oreja. Holyfield le había perdonado, dijo entonces.
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