Fue la mejor foto de Nessie hasta que uno de los autores confesó en 1993 que se trata de una figura modelada puesta sobre un submarino de juguete. Marmaduke Wetherell

El monstruoso origen de Nessie

El gran gancho turístico de las Tierras Altas escocesas esquiva a la ciencia desde hace noventa años

Domingo, 3 de septiembre 2023, 19:05

La primera vez que se vio a Nessie fue en tierra firme. George Spicer, un hombre de negocios de Londres, y su esposa circulaban en coche el 22 de julio de 1933 por la carretera del lago Ness cuando pasó delante ellos una rara criatura. « ... Vi lo más parecido a un dragón o animal prehistórico que he visto en mi vida. Cruzó mi camino unos cincuenta metros adelante y parecía llevar un pequeño cordero o animal de algún tipo. Parecía tener un cuello largo que se movía arriba y abajo», contó el hombre en una carta en 'The Inverness Courier' el 4 de agosto. El animal medía entre 1,8 y 2,4 metros de largo –con el paso de los días creció hasta los 10 metros– «y era horrible». Para cuando quisieron fijarse en él, lo habían perdido de vista. «Probablemente desapareció en el lago», aventuró el testigo, para quien, fuera lo que fuera, había que matar a aquella criatura. Han pasado noventa años y nadie ha dado caza a Nessie. Y no porque no lo hayan intentado.

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Fotograma de la escena del dinosaurio de 'King Kong' cazando a un humano subido a un árbol.

Varios cientos de personas participaron el pasado fin de semana en lo que se vendió como la operación de búsqueda del monstruo más importante en cincuenta años. La montó el Centro del Lago Ness, una empresa local que vive del turismo. Durante dos días, un barco con sonar e hidrófono y varios drones con cámaras térmicas exploraron la masa de agua dulce. Los visitantes que participaron en la aventura pagaron 45 libras por un crucero de 90 minutos y otras 30 por ver una exposición y asistir a una charla. «Hay algo grande en el lago Ness. He visto escáneres de sonar de objetos del tamaño de furgonetas moviéndose bajo el agua», aseguró Paul Nixon, director de la entidad organizadora, en una de las entrevistas promocionales.

Nessie es una importante fuente de ingresos para las Tierras Altas escocesas. Ya en octubre de 1933, la Asociación de Viajes de Escocia tuvo que salir al paso del rumor de que se habían inventado el monstruo como gancho turístico. Dos meses después, el 'Daily Mail' afirmaba que la criatura era la respuesta escocesa a atracciones como el Taj Mahal y el Empire State. «Es una industria», sentenciaba el diario. Las apariciones del monstruo en la prensa han sido el anzuelo en el que han picado millones de curiosos que han viajado a la región con la esperanza de verlo. Sin embargo, desde hace unos años apenas se deja ver, quizá porque es tímido y el lago está vigilado por 'webcams'.

Muchas criaturas en una

El hogar de Nessie tiene 37 kilómetros de longitud y hasta 2,6 kilómetros de anchura. Con una profundidad máxima de 230 metros, toma el nombre del Ness, un río salmonero que nace en su extremo septentrional y desemboca en el mar del Norte. En las aguas del lago, oscuras y frías, nadan anguilas, lucios, salmones, focas, lampreas… Pero hasta hace noventa años nadie había oído hablar de que viviera en ellas una extraña criatura. «La ausencia de una tradición de monstruos o de avistamientos anteriores a su ascenso a la fama en la década de 1930 avala la idea de que Nessie se 'inventó' en esa época», constata el paleontólogo Darren Naish en su libro 'Hunting monsters' (2017).

Cinco meses antes que los Spicer, un matrimonio propietario de un hotel cercano vio desde el coche turbulencias en la superficie del lago. Según la mujer, fue «una conmoción violenta en el agua como de dos patos peleando». Se lo contaron a un amigo, corresponsal de 'The Inverness Courier', que convirtió la anécdota en una aparición de un monstruo «con un cuerpo parecido al de una ballena» que «desapareció en una masa hirviente de espuma», aunque los testigos no habían visto nada parecido. Aún así, la cosa acabó ahí, mientras que a partir de la observación de los Spicer, la primera protagonizada por un ser con apariencia de dinosaurio, se multiplicaron los avistamientos.

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En el lago Ness no hay alimento suficiente para mantener a un plesiosaurio

El 'Daily Mail' publicó el 21 abril de 1934 la imagen más famosa de Nessie. Se conoce como 'la foto del cirujano'. En blanco y negro, se ve en ella un largo cuello, coronado por una cabeza de serpiente, que emerge de las aguas. Fue considerada una de las mejores pruebas de la existencia de la criatura hasta que en 1993 Chris Spurling confesó que, a petición de su padrastro, él y su hermano modelaron la figura y la pusieron sobre un submarino de juguete para que el conjunto fuera fotografiado en el agua. Su padrastro quería vengarse de sus antiguos jefes del 'Daily Mail', que le habían despedido tras intentar colarles como del monstruo unas huellas hechas con una pata disecada de hipopótamo. Mandó la foto a un médico para que la reenviara al periódico como si la hubiera hecho él, y dotarla así de credibilidad.

A día de hoy, existen tantas imágenes auténticas del monstruo del lago Ness como de platillos volantes y espíritus. Las hay que corresponden a troncos, nutrias, focas, patos, figuras de fibra de vidrio, floraciones de algas y zooplancton, estelas de barcos… La variedad es equiparable a la de sus descripciones. «Esta diversidad supone que o bien un gran número de animales gigantes desconocidos está esperando a ser descubierto en esta región bien explorada, densamente poblada y muy estudiada, o bien todo el fenómeno es 'humano', el resultado de las ideas preconcebidas de las personas, de su tendencia a cometer errores al observar animales y hechos, y de la forma en que se interpretan las experiencias dentro de un contexto cultural», argumenta Naish.

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Tras los pasos de King Kong

El montaje mediático del 26 y 27 de agosto no fue la operación de búsqueda de la criatura más importante en medio siglo. El abogado Robert Rines, un apasionado cazador de Nessie, organizó en 1972, 1975, 2001 y 2008 sendas iniciativas con los sistemas de detección y fotográficos más avanzados. En 1987 veinticuatro embarcaciones con equipos de sonar y radar exploraron el lago de un extremo a otro. Y en 2003 la BBC patrocinó un rastreo con 600 equipos de sonar capaces de detectar una pequeña boya sumergida. «Hemos recorrido este lago de orilla a orilla, de arriba a abajo, lo hemos cubierto todo y no hemos visto señales de ningún animal vivo de gran tamaño», declaró entonces Ian Florence, uno de los especialistas que participaron en la misión.

Hace cuatro años, el biólogo Neil Gemmell, de la universidad neozelandesa de Otago, tomó 250 muestras de agua en una cincuentena de puntos y a diferentes profundidades para hacer el primer catálogo de biodiversidad del lago. Obtuvo unos 500 millones de secuencias de ADN de unas 3.000 especies: humanos, perros, ciervos, patos, anguilas… No encontró ni rastro de algo desconocido y sí mucho ADN de anguila, animal al que se han achacado algunas apariciones del monstruo.

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Dibujo de George Spicer del monstruo que cruzó la carretera delante de su coche en julio de 1933.

Aunque en el lago Ness no hay alimento suficiente para mantener a un plesiosaurio, que el monstruo sea un gran reptil prehistórico tiene su lógica. Autores como Ronald Binns, en 'The loch Ness mystery solved' (1983), y Daniel Loxton, en 'Abominable science!' (2013), han destacado la importancia que tuvo en el origen del mito una impactante película de 1933. «'King Kong' inspiró directamente al monstruo del lago Ness», afirma el Loxton. Y recuerda cómo en la cinta, que los Spicer habían visto antes de su encuentro con la criatura, un dinosaurio de cuello largo ataca de noche en un lago a la partida que intenta rescatar a la protagonista secuestrada por el simio.

«En su descripción y su dibujo, Spicer casi recreó exactamente esa escena de 'King Kong'», sostiene Loxton en referencia a un momento en el que el reptil, ya en tierra, cruza la pantalla de izquierda derecha a la caza de un humano. «El dinosaurio de la película se mueve como el monstruo de los Spicer, es del mismo color y textura, tiene también las extremidades y los pies ocultos a la vista, su cola está curvada alrededor de un lado de su cuerpo y se comporta como un depredador feroz que ataca y se lleva a su presa», resume el paleontólogo Darren Naish. ¿Pero qué fue lo que vieron los Spicer aquella tarde de julio de 1933? El consenso entre los expertos es que se trató de una manada de ciervos saltando que reinterpretaron como el monstruo que les había impresionado en la oscuridad del cine.

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Recreación del aspecto de Nessie publicada en la revista 'Nature' en diciembre de 1975. Nature

Una criatura bautizada en 'Nature'

Nessie fue bautizado oficialmente en la revista 'Nature' el 11 de diciembre de 1975. En un artículo titulado «Dando nombre al monstruo del lago Ness», el naturalista sir Peter Scott y el abogado Robert Rines propusieron que recibiera el nombre científico de 'Nessiteras rhombopteryx' (el monstruo de Ness con aleta en forma de diamante). Se basaban para ello en dos fotos tomadas por una cámara subacuática en 1972 en las que se veía una especie de aleta de 2 metros con forma de diamante.

Creyentes en la existencia del monstruo, reconocían que la existencia de la criatura no había sido demostrada y admitían que resultaba «claramente insatisfactorio, desde el punto de vista zoológico, basar un nombre en fotografías en vez de en restos de un animal o en alguna parte de él. Esto significa que, por el momento, no hay holotipo o espécimen tipo. Pero –añadían– el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica permite la descripción a partir de una ilustración, y el procedimiento parece justificado por la urgencia de las medidas de conservación».

Tan apresurado bautizo se debía a que en agosto de 1975 el Parlamento británico había dado luz verde a la 'Ley de conservación de criaturas y plantas salvajes'. Ellos querían que Nessie gozara de protección, pero, «para ser incluido un animal debe tener un nombre común y otro científico», explicaban en 'Nature'. Le dieron el nombre que de existir le protegería basándose en dos fotos que, según luego se supo, habían sido retocadas por empleados de Rines.

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