Vídeo: Línea Directa

La mitad de los conductores ha sufrido actos vandálicos en sus coches

La venganza contra un conocido es el móvil principal de rayones en la pintura, destrozos de retrovisores, roturas de lunas o ruedas rajadas

Martes, 28 de febrero 2023, 14:26

Usar los vehículos ajenos para ajustar cuentas personales parece que se ha convertido en un deporte nacional en España. Así lo demuestra un estudio realizado por la aseguradora Línea Directa, una encuesta nacional que pone números a dos fenómenos sociales responsables de nada menos que ... cuatro de cada diez partes sin contrario: el vandalismo sobre coches o motos y el darse a la fuga tras causar daños accidentales en otro vehículo.

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Las cifras obtenidas son sorprendentes. Prácticamente la mitad de los conductores españoles, unos doce millones, asegura haber sufrido actos vandálicos en su vehículo. El 90% tuvieron como escenario la calle y el anonimato, aunque un 5% son atribuibles a vecinos y convivientes, pues ocurren en el garaje propio o comunitario. Los daños más comunes son los rayones en la pintura, los destrozos de retrovisores y la rotura de lunas, sin olvidar, en cuarto lugar, el clásico rajado de ruedas.

Pero lo más sorprendente son las causas que alegan los hasta 850.000 españoles que confiesan haber protagonizado ataques de este tipo. Casi la mitad, el 44%, defiende que es su forma de vengarse de un familiar o un conocido y para otro tercio es la manera de ajustar cuentas con un conductor con el que se han enfado por aparcar mal su coche. El segundo móvil no es más saludable. Se podría resumir en la envidia. El 15% causa daños en el coche porque «es nuevo» y el 11% porque «es de gama alta». El tercer motivo, el que anima al 9%, es tan incívico como sincero, «porque me gusta hacerlo».

Los vándalos son a partes iguales hombres y mujeres, pero abundan los más jóvenes, ya que la mayoría tiene entre 18 y 44 años. Las zonas donde más se repiten estas 'vendettas' automovilísticas son Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana y las tasas más bajas las tienen los vehículos de la Rioja, Cantabria y Asturias.

El segundo fenómeno, el conductor a la fuga, es casi tan común como el vandalismo. Cuatro de cada diez propietarios de coches o motocicletas se han encontrado alguna vez daños en su vehículo causados por algún tipo de accidente, normalmente una maniobra fallida de aparcamiento o de puesta en marcha, sin que nadie les notificase su culpa ni les dejase papel o dato alguno para poder localizarle.

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Esto, que le ha pasado alguna vez a casi doce millones de españoles, ocurre siete de cada diez veces que el golpe se produce sin testigos ajenos al conductor responsable o sus acompañantes. Hasta tres millones de españoles admiten haberse marchado alguna vez sin dejar los datos por los daños causados y lo justifican por un momento de pánico o por no pagar el arreglo o encarecer con penalizaciones su seguro, pero también casi un 30% dice que se dio a la fuga porque a él ya le habían hecho lo mismo.

El perfil de los autores está algo más definido que en el vandalismo. Son más los hombres que no dejan datos que las mujeres, abundan igualmente los más jóvenes (de 18 a 44 años), pero hay otro elemento que los define: la reincidencia. Cuatro de cada diez no lo hacían por primera vez. Los territorios con más conductores a la fuga son Castilla-La Mancha, Murcia y Cantabria y los más cívicos Baleares, la Comunidad de Madrid y, de nuevo, Asturias.

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Casi 1.000 millones de destrozos

El estudio demuestra que ambos cúmulos de daños injustificados representan un grave problema social. Suponen el 40% de los partes sin culpable y los arreglos les cuestan unos 930 millones anuales a las aseguradoras. Pero esa cantidad probablemente se quede corta si se mira el coste para los particulares, porque el 54% de los daños vandálicos y el 41% de los de autor fugado los termina abonando directamente los dueños, bien porque no tienen seguro a todo riesgo o bien porque deben pagar la franquicia. De hecho, uno de cada diez deja el coche sin arreglar al no poder sufragar los destrozos.

No solo es un problema moral o económico. Si les pillan, y a bastantes les ocurre, se encuentran en un problema notable, ya que ambos actos incívicos tienen consecuencias legales. El vandalismo se castiga con multas -que oscilan entre 6 y 24 meses (el precio día lo pone el juez) en los daños superiores a 400 euros- y la fuga tras un accidente leve, con unos 200 euros. Pero en el segundo caso, si la fuga se produce tras causar daños personales al conductor o a los ocupantes, es un delito castigado con de tres a seis meses de cárcel si el siniestro es fortuito y con entre seis meses y cuatro años de prisión si es fruto de una imprudencia.

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Una variante de ambos tipos de supuesto parte de víctima sin contrario son los daños simulados por el propietario, que normalmente tienen como objetivo que la compañía le repinte o repare sin coste alguna parte del vehículo. Hasta 900.000 conductores confesaron haber cometido este fraude alguna vez, en su gran mayoría de jóvenes de 18 a 29 años.

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