Mucho 'brillibrilli', abanicos por doquier, ropa ligera contra los 32 grados y un sinfín de banderas multicolor con ganas de reivindicar el arcoíris frente al blanco y negro. La gran marcha del Orgullo discurrió bajo el tradicional tono festivo y una afluencia multitudiaria que han ... convertido la manifestación de Madrid en un referente mundial. Más de un millón de personas (millón y medio, según los organizadores) asistieron este sábado al acto central que pone fin a la Semana del Orgullo, una cifra muy superior a la de la edición de 2022, entre 600.000 y 700.000.
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Pero la de esta jornada no fue una marcha más. Era la primera vez que se celebra a las puertas de unas elecciones generales, y el 23-J y los recientes pactos entre PP y Vox estuvieron muy presentes a lo largo de un desfile que combinó fiesta y reivindicación.
«He traído a mis hijos porque igual es el último Orgullo que celebramos con las libertades que tenemos ahora». Lo decía Silvia, una abogada madrileña de 42 años, heterosexual, madre soltera de Gorka y Andrea y preocupada («se me ponen los pelos de punta») por el auge homófobo que está detectando en aquellos gobiernos municipales y autonómicos en los que ha entrado Vox.
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«Hoy tenemos más ganas que nunca de estar aquí por todo lo que está pasando», añadía Eloy, un profesor de 32 años que se había venido de Tarragona con sus amigos. «A mí me empieza a dar miedo», apuntaba, en alusión a las retiradas de las banderas LGTBI en aquellas instituciones en las que Vox se ha convertido en socio de gobierno del PP y en la llamada 'lona del odio' de Vox, que arrojaba a la basura la bandera LGTBI.
Por eso tanto Silvia como Eloy se sintieron este sábado muy arropados. «Esto es un dique de contención frente a la cruzada de la ultraderecha», valoraban.
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La manifestación, en la que participaron 96 entidades y 46 carrozas, contó con una abultada presencia de políticos de todos los partidos, excepto Vox, y con ministros que despojados de sus serias corbatas lucían llamativas camisetas, como la de Félix Bolaños, que decía 'Love is universal'. Él era uno de los políticos que abrían la marcha, acompañado de otros colegas socialistas como la vicepresidenta tercera Teresa Ribera y los ministros Fernando Grande Marlaska y Diana Morant. También estaba allí la líder de Sumar, Yolanda Díaz, mientras que Irene Montero declinó la invitación de encabezar el desfile y optó por participar desde la carroza de Podemos.
En sus declaraciones, los políticos de los partidos del Gobierno insistieron en la idea de no dar «ni un paso atrás» en la conquista de derechos, y en afear al PP por «meter a los ultras en los gobiernos», en lo que denominaron «los pactos de la vergüenza que restringen libertades».
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En esta misma línea se pronunciaron los responsables de las organizaciones convocantes de la marcha, Ronny de la Cruz (Cogam) y Uge Sangil (FELGTBI+), que pidieron que en las elecciones del próximo 23 de julio se vote a partidos que defiendan los derechos del colectivo. «Es importante saber lo mucho que nos jugamos el 23-J. Vamos a movilizarnos para defender nuestros derechos, para no retroceder, para no volver a tener miedo y para que no nos vuelvan a insultar, y el día 24 saldremos con una batucada a celebrar que ha ganado un gobierno de progreso».
El PP no se dio por aludido. El diputado de la Asamblea de Madrid, Jaime de los Santos y la vicesecretaria de Políticas Sociales, Carmen Funes, que se encontraban entre los asistentes, subrayaron su compromiso «para erradicar la LGTBIfobia de España». En este sentido se comprometieron a no hacer «ningún pacto con ningún partido político que ponga en duda los derechos de todos los ciudadanos».
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La marcha comenzó sobre las siete de la tarde en la estación de Atocha y discurrió bajo el lema 'Por nuestros derechos, por nuestras vidas y con Orgullo' hasta concluir en la Plaza de Colón. Allí se leyó un manifiesto que reivindicó la ley trans que el PP y Vox quieren derogar, así como «la creación urgente» de un pacto de Estado contra los delitos de odio, que desde 2019 han aumentado un 70% en España.
Vistosas plumas gigantes, pareos y capas multicolor, banderas y alas arcoíris coloreando los rostros como si fueran pinturas de guerra, tambores, bailes, gritos, abrazos, besos y buen rollo presidieron la marcha, que en ningún momento perdió su tono festivo y reivindicativo.
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Entre las pancartas muchos mensajes pidiendo que el 23-J se vote «con orgullo», y lemas como 'Somos familias, no delincuentes', 'Vuestro odio no cabe en nuestras calles', 'Tú nos persigues, nosotros respetamos', 'Homofobia es machismo', 'Vive y deja vivir' o en su versión más acorde con el ambiente 'Folla y no jodas'.
«La ultraderecha nos está señalando por nuestra orientación sexual, y hoy estamos aquí para decirles que no vamos a dar ni un paso atrás», decía Isabel, a la que acompañaba su novia Anna. Ni un paso atrás: lo más repetido en el Orgullo 2023 y con acentos de toda España... y del mundo.
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