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Que los microplásticos han llegado a colonizar el organismo de animales y humanos no es una novedad. Este residuo, omnipresente en el entorno derivado de la fragmentación de productos plásticos no reciclados, ha sido detectado por los científicos que se dedican a su estudio ... en el torrente sanguíneo de las personas, en sus sistemas digestivos e, incluso, en los testículos. Con la consiguiente alteración que provoca en las funciones fisiológicas que tienen esos órganos.
En algunos ha sido demostrada la proliferación de 'bacterias malas' cuando hay restos plásticos en el intestino humano; en otros se sugirió la necesidad de estudiar cómo afectaba a la fertilidad masculina el hecho de que hubiesen atravesado las barreras físicas de los órganos sexuales masculinos e instalarse en ellos.
Ahora, un nuevo trabajo científico publicado en la revista Science ha tenido como objeto el análisis de estos polímeros de menos de 5 milímetros y el cerebro, pero con otro enfoque. No se trata ahora de demostrar si atraviesan la barrera tisular y penetran en este órgano, sino cómo reacciona cuando, de facto, este se encuentra con una de estas partículas de polímeros.
Para observarlo, un equipo de científicos multidisciplinar de la Universidad de Beijing (China), ha empleado técnicas de imágenes de alta profundidad en ratones para investigar el comportamiento de los microplásticos in vivo y con los animales despiertos. Así, han podido demostrar que las partículas son «fagocitadas» por las céculas inmunes del tejido del cerebro, lo que posteriormente conduce a una «obstrucción en los capilares de la corteza cerebral».
Este bloqueo en forma de coágulos causan «una reducción del flujo sanguíneo y anomalías neurológicas» en los animales que han sido documentadas por el citado equipo. «Esta revelación ofrece una lente a través de la cual comprender las implicaciones toxicológicas de los microplástico que invaden el torrente sanguíneo», advierten en la publicación de sus conclusiones. Una realidad que califican de «desafío sustancial» para la salud global.
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Así, es la propia sangre en circulación puede transportar a cualquier órgano las nanopartículas de plástico. Recuerdan los autores del trabajo que ya existen estudios donde se han detectado microplásticos en pacientes con placas en la arteria carótida, con lo que aumentaba su riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o infarto de miocardio.
Ahora, el equipo abre la puerta a estudiar cómo estos residuos también pueden causar «disfunción cerebral». «Observamos microplásticos en los vasos sanguíneos de la corteza cerebral del ratón y rastreamos el movimiento a alta velocidad de las partículas plásticas en los vasos sanguíneos, revelando un mecanismo por el cual estas pueden inducir disfunción cerebral y deterioro neurológico», detallan en su trabajo.
La interacción entre las nanopartículas y las proteínas neuronales puede desencadenar o empeorar las condiciones en enfermedades como el Parkinson y otras enfermedades neurológicas, advierten.
Con este hallazgo, piden que se amplíen los estudios en este sentido, con el fin de ampliar la evidencia científica de los efectos en el organismo, especialmente en el sistema cardiovascular y la capacidad de estos residuos de provocar coágulos en el cerebro.
Plantean por ello la necesidad de trasladar la experiencia vista en ratones a otros animales con más similitudes a los humanos, ya que el comportamiento del organismo de uno y otro puede distar, al tener sistemas inmunes y circulatorios con diferentes características.
Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), valora en SMC que también sería interesante estudiar el efecto de los químicos que componen estos polímeros.
«Sabemos que varios de los aditivos químicos utilizados como retardantes de llama o plastificantes son capaces de atravesar la membrana hematoencefálica y llegar al cerebro. Y varios de estos compuestos se sabe que producen efectos neurotóxicos, por lo que es necesario no limitar únicamente las futuras investigaciones en los posibles efectos físicos que puede causar la presencia de microplásticos en el cerebro, sino también centrarse en los efectos químicos de los aditivos asociados a los microplásticos», concluye.
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