Lo único que faltó fue vaciar el lago Ness para tratar de localizar al mítico monstruo que supuestamente habita sus aguas. El pasado fin de semana más de doscientos voluntarios, coordinados por el Centro Loch Ness y el Equipo de Exploración de Loch Ness, escudriñaron ... con las últimas tecnologías todos los rincones y vericuetos del lago escocés en busca de la bestia.
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Pese a que fue el mayor dispositivo de búsqueda puesto en marcha durante el último medio siglo, los rastreadores no se toparon con Nessie, como cariñosamente se conoce a esta criatura que supuestamente habita las Tierras Altas. Las negras aguas de este lago -loch en escocés- de 35 kilómetros de largo y hasta 230 metros de profundidad siguen guardando su secreto milenario.
Y es que a diarios son decenas los viajes que realizan las motoras cargadas de turistas ávidos por 'cazar' al monstruo en una instantánea. Los barcos, dotados con sonares comerciales, tampoco han visto nada reseñable en los últimos años.
Los voluntarios que participaron en el operativo, denominado 'The Quest', emplearon equipos de topografía submarina de última generación, sistemas infrarrojos y drones térmicos capaces de detectar hasta minúsculos pececillos a profundidades respetables.
También se utilizó un hidrófono para detectar señales acústicas bajo el agua. Este aparato sí recogió varios registros que alimentaron la imaginación de los voluntarios implicados en esta empresa.
Los especialistas dedicarán las próximas semanas a estudiar los datos recogidos, por muy pequeños que sean. Aunque, como apuntaban algunos de los participantes en el rastreo, la búsqueda submarina estuvo condicionada por la «multitud» de embarcaciones que surcan el lago a diario.
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Hay que remontarse hasta el siglo VI para encontrar el primer vestigio del monstruo. Fue el monje irlandés san Columa quien aseguró haber desterrado a una «bestia acuática» a las profundidades del lago Ness.
Hubo que esperar nada menos que catorce siglos para ver a la criatura en cuestión. Corría 1933 cuando Aldie Mackay, gerente del hotel Drumnadrochit -hoy sede del Centro Loch Ness- dijo haber visto al mostruo. Al año siguiente R. K. Wilson tomaba la instantánea más famosa de Nessie. Aquello fue el acabose. El negocio del monstruo escocés se lanzaba al estrellato y ordas de turistas acudían hasta el lago.
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Para desilusión de muchos, 60 años después se supo que aquella foto fue lo que hoy se llamaria un 'fake'. Aquel mostruo del que solo se veía un largo cuello y su cabeza resultó ser un montaje. Para ello utilizó un submarino de juguete.
Sin embargo, nada frena la ilusión de ver a la bestia, sobre la que hay teorías que dicen que es una anguila gigante. De vez en cuando trasciende un supuesto avistamiento, lo que enciende de nuevo el interés que de por sí ya suscita el misterioso lago.
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