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Le queda mucho camino por recorrer a la Iglesia católica para superar las dificultades actuales a la hora de afrontar la crisis de la pederastia eclesial. Lo deja claro el primer 'Informe anual sobre las políticas y procedimientos de tutela en la Iglesia', elaborado por ... la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores. Este documento, elaborado por petición expresa del Papa Francisco y publicado este martes, aboga por actuar con mayor transparencia y agilizar los procesos civiles y canónicos en los casos de abusos, al tiempo que propone la creación de una suerte de representante de las víctimas para facilitar las comunicaciones con la Curia romana, que suelen ser lentas y farragosas.
Se pide asimismo en el texto un procedimiento más claro para cesar a los obispos que encubran los casos de pederastia y se subraya la importancia de que las víctimas reciban un resarcimiento como «compromiso concreto para su camino de curación». La indemnización no sólo debe ser económica, ya que «el reconocimiento de los errores, la petición pública de perdón y otras formas de verdadera cercanía a menudo son más importantes». También propone el citado documento al Papa que escriba una encíclica sobre la protección de los niños y los adultos vulnerables en la vida de la Iglesia.
Este significativo informe llega diez años después de la creación de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores por iniciativa de Jorge Mario Bergoglio. Este organismo que incluye a víctimas entre sus miembros está presidido por el cardenal capuchino Seán Patrick O'Malley, arzobispo emérito de Boston y que no tuvo reparos en vender la residencia episcopal de esta ciudad estadounidense e irse a vivir al seminario para pagar las indemnizaciones a los supervivientes de abusos. Esta larga experiencia le llevó a reconocer este martes que la Iglesia ha vivido durante décadas un «período oscuro» y «falto de profesionalidad» a la hora de afrontar esta lacra. Hoy, aseguró, se están en cambio dando pasos para actuar con «responsabilidad, cuidado y preocupación por las víctimas». Se hace con «sistemas de denuncia», «protocolos de gestión del riesgo», «promoción de ambientes seguros» y «formación de profesionales en el acompañamiento».
El 'Informe anual sobre las políticas y procedimientos de tutela en la Iglesia' destapa el diferente nivel de colaboración de las diversas instituciones eclesiales. Mientras que algunos episcopados y congregaciones religiosas han dado grandes pasos adelante en este ámbito, en Latinoamérica y el Caribe, África y Asia cuentan con «escasos e inadecuados recursos». También se puede hacer mucho más en la propia Curia romana, que está llamada a ser «un referente» pero que se ve lastrada por la «fragmentación de las responsabilidades» entre los distintos 'ministerios' vaticanos que lidian con esta lacra, como el dicasterio para la Doctrina de la Fe, el del Clero, el que se encarga de la vida religiosa y el de los obispos. La Pontificia Comisión para la Protección de los Menores invita a elaborar un «protocolo inequívoco y compartido» para la gestión de los abusos en la Curia romana, de manera que se eviten «retrasos» en el servicio que se presta a las Iglesias locales.
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