Así serán las matrículas del futuro

Puede que hasta en el recuerdo de los conductores más veteranos aún resuenen aquellos bocinazos a modo de orgulloso saludo que tejían las complicidades en territorios alejados de la patria chica. Unos códigos de la carretera que afloraban, por ejemplo, cuando uno de Bilbao adelantaba a un BI subiendo a pleno sol Despeñaperros o un malagueño se encontraba con un MA cruzando bajo la lluvia el Paso de Subijana. 

Las matrículas siempre han dado mucho juego y lo seguirán dando. Incluso dentro de 30 años. Para entonces todos los vehículos serán ya eléctricos, pero deberán seguir llevando a cuestas su 'dni' y, aunque aún quedan decenios, la Dirección General de Tráfico (DGT) ya ha arrancado los motores para empezar trabajar sin prisa pero sin pausa en las futuras placas de matrícula. Un adelantamiento al tiempo por delante y por detrás.

El actual modelo de matrícula europeo de 4 números y 3 letras comenzó en el año 2000 y dio al traste con los distintivos provinciales que llevaban presentes en las placas de los coches españoles desde el inicio de la motorización. Este sistema de codificación estaba vigente desde 1971 (1 o 2 letras de la provincia + 4 números + 1 o 2 letras), y a su vez había sustituido al anterior (1 o 2 letras de la provincia + 6 números). 

El pasado 2 de septiembre pasamos de la matrícula 9999-LZZ a la 0000-MBB. Hemos tardado justo 22 años en alcanzar el ecuador de la actual configuración, que incluye la franja azul de la UE y la letra E de España, y que se estrenó en septiembre de 2000 curiosamente con un Mercedes importado desde Alemania.

 Lo previsible es que la letra M 'aguante' al menos un par de años como lo ha hecho la L, que 'debutó' en septiembre de 2019. Teniendo en cuenta la asignación anual de las nuevas letras, Tráfico vislumbra que el actual modelo de placas se agotará en 2053, dentro de 31 años. Para llegar a esa fecha han tenido en cuenta el promedio anual de matriculaciones del último decenio: cerca de 1,4 millones de vehículos, sin incluir los llamados vehículos especiales (tractores o remolques) y los ciclomotores.

Y aunque aún quedan unos cuantos lustros para llegar a la definitiva placa  9999-ZZZ, la DGT ya se sitúa en la tesitura de «¿Qué haremos entonces?». De un modo aún muy embrionario, sus técnicos han comenzado a planificar ese momento bajo una serie de premisas, la más importante que el nuevo sistema permita un elevado número de combinaciones de letras y números para que, como mínimo, tarde otro medio siglo (lo que va a durar el actual) en agotarse. Para ello no podrá confundirse con el sistema actual, es decir tendrá que reconocerse a simple vista que la estructura de códigos es distinta a la de 4 números y 3 letras.

Tráfico tiene claro que las futuras placas seguirán prescindiendo de las referencias geográficas internas para evitar que los distintivos provinciales causen problemas entre ciertas comunidades autónomas o ciudades a la hora de la compra-venta de automóviles usados. Esta fue la razón por la que los códigos territoriales desaparecieron de las chapas en la última revisión. Aún así países como Francia, Alemania o Italia no han renunciado a sus símbolos o identificadores regionales.

También se cerrará la puerta a la introducción de combinaciones con vocales para evitar palabras malsonantes tipo ANO, PEO, MEA o PIS y gracietas como REY, PUF, FEO o ZOO. Tampoco está previsto la irrupción en las matrículas de la Ñ, la letra que más nos identifica como país. Su rayita ondulada (que recibe el nombre de virgulilla) «no está contemplada en la normativa europea», argumentan desde la DGT.

En cambio Tráfico sí contempla la posibilidad de incluir información adicional, como la fecha de matriculación, la tipología europea del vehículo e incluso el distintivo ambiental, que ahora se lleva en una pegatina en la parte superior derecha del parabrisas.

Los técnicos de la DGT están analizando los sistemas empleados en otros países, en especial aquellos que han cambiado los modelos recientemente al agotar los anteriores o porque han decidido modernizarlos. Y se han fijado en las placas de los estados europeos con un mayor parque móvil, como Alemania (53 millones de vehículos), Francia o Italia (45 millones).

En ellas, junto a los códigos regionales, hay espacio para una combinación de letras y números prácticamente inagotable. Por ejemplo en Francia, donde cambiaron las matrículas en 2009, establecieron una secuencia de letras y cifras conforme al modelo AA-123-AA, e introdujeron la novedad de reservar en el extremo derecho un espacio para el distintivo territorial formado por el número del departamento (hay 96 provincias francesas) y el logotipo de la región correspondiente.

La DGT incluso se ha interesado por sistemas de fuera de la UE y ha reparado en el modelo de EE UU (276 millones de vehículos) e incluso en el chino (el mayor parque móvil del planeta con 294 millones de vehículos, nueve veces más que los 32,5 millones de España), que combina cinco números o letras de forma aleatoria además de los códigos provinciales.

Tráfico no descarta establecer en 2053 lo que serían dos grandes novedades: las matrículas electrónicas y las personalizadas, que ya operan en algunos países. Sobre el papel, las primeras serían una chapa física pero con un código QR o un microchip incorporado que contendría todo tipo de información sobre el vehículo: la fecha de matriculación, la clasificación ambiental, si ha pasado la ITV, si está corriente del seguro o si ha tenido algún siniestro, entre otros datos.

Las personalizadas, por su parte, tendrían un nombre o una palabra de libre elección, pero incluyendo siempre la información básica y obligatoria que establezca en su momento la DGT. Eso sí, costarían un pico, como ocurre en Estados Unidos, Hong Kong, Andorra o Dubái, donde existe la posibilidad de jugar a conveniencia con las letras y números a cambio de un desembolso que puede superar los seis mil euros.