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El 22% de las madres trabajadoras por cuenta ajena se han visto obligadas a renunciar en todo o en parte a su trabajo durante el último año para cuidar de sus hijos. Así se desprende de una encuesta de la Asociación Yo No Renuncio, del ... Club de Malasmadres, la organización que da la batalla por mejorar la conciliación en España. Esta presión se está traduciendo en un deterioro de la salud mental femenina.
La entidad ha recabado datos de más de 7.500 mujeres, entre los pasados 12 y 14 de febrero, con el fin de reunir cifras sobre cómo se conjuga vida personal y las relaciones laborales. De estos datos se concluye que son las madres las que están costeando, con sus sueldos, las cuarentenas preventivas de su descendencia. Para la asociación, es preciso arbitrar medidas de apoyo a las familias como teletrabajo obligatorio o las bajas laborales con el propósito de que no sean las madres que asuman en soledad el coste de la pandemia.
«Desde que comenzó el confinamiento vimos en nuestra comunidad que las madres estaban absolutamente desbordadas y sin apoyo», dijo Laura Baena, presidenta de la asociación y fundadora del Club de Malasmadres. « En el plazo de un año, hemos detectado que el coste de la pandemia lo están sufragando las madres, que están renunciando a su jornada completa, cogiendo días y excedencias sin sueldo o incluso vacaciones, todo con tal de no dejar a los niños solos», adujo.
Según Maite Egoscozabal, responsable de Investigación Social de la organización, el informe constata una vez más graves carencias, como falta de flexibilidad en las empresas y de corresponsabilidad en el hogar, así como una flagrante ausencia de medidas de apoyo a las familias. Son las madres las que pagan los platos rotos. Un 74% ha recurrido a cogerse parte de sus vacaciones anuales durante esos días, el 21% ha solicitado una excedencia y el 11% ha pedido una reducción de jornada.
La encuesta refleja que a un 37% de madres se les ha denegado la opción de teletrabajar, a pesar de realizar tareas compatibles con el trabajo a distancia. La asociación considera que el teletrabajo no es una medida de conciliación en sí misma si no va a acompañado de una flexibilidad horaria. Con todo, la fórmula al menos ha representado un gran apoyo para muchas familias que no han tenido colegio, actividades extraescolares o el respaldo de abuelos o personal contratado.
Todo se confabulaba para que la situación derivara hacia una mayor corresponsabilidad, pero no ha ocurrido tal cosa. Así, para el 73% de las mujeres que conviven con su pareja las cosas se han mantenido igual, otro 11% dice que ha empeorado y solo el 14% constata que, en su caso, el reparto de obligaciones ha ido a mejor.
En esta tesitura, la Asociación Yo No Renuncio, que ya durante la pandemia logró alcanzar las casi 300.000 formas en demanda de medidas para la conciliación, reclama un Pacto de Estado basado en el consenso entre partidos, sindicatos y familias, a partir del cual se articule un plan con medidas concretas.
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